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Hipotecar la confianza

Jonathan Prendas jonathan.prendas@gmail.com | Lunes 07 septiembre, 2020

prendas

Los estudios demuestran que la esperanza de los costarricenses en el futuro está muy deteriorada, que nos estamos convirtiendo en una sociedad angustiada y frustrada.

Eso se evidencia en el más reciente, el Índice de Confianza de los Consumidores, el cual señala que el pesimismo se acentuó en el último trimestre y llegó a uno de sus peores números desde el 2002. La caída es generalizada en todos los sectores y en todos los estratos del país, según lo indica esta investigación de la Escuela de Estadística de la Universidad de Costa Rica que fue dada a conocer la semana pasada.

Los tres momentos más críticos en esta medición se han reflejado a partir de noviembre del 2018, con Carlos Alvarado asentado en la Presidencia de la República tras los “actos heroicos” de Luis Guillermo Solís. La herencia del PAC es justamente esa: desconfianza en el trabajo de las autoridades, temor sobre el impacto de sus decisiones, escepticismo.

La confianza se refiere a la seguridad ciudadana de que los proyectos e ideas del Ejecutivo se ajustan a las necesidades de la población y se llevarán a cabo; está relacionada con la credibilidad que tienen los gobernantes en cuanto a sus intenciones y planteamientos. En nuestro país, la gente percibe que no hay rumbo, no ve planes de reactivación económica y nota que el gobierno procura más defender su ideología que los intereses de la mayoría.

La administración Alvarado ni siquiera se ha ganado la confianza de la ciudadanía en el manejo de la pandemia porque no ha sido coherente, equilibrada y transparente. No ha brindado información oportuna, creíble, basada en evidencia y en tiempo real, se estancó en el show mediático de la conferencia del mediodía, se contradijo, se fue más por el martillo que por la danza.

Este tema no debe ser tratado con liviandad. El capital social del gobierno, entendido como la confianza ciudadana en sus instituciones, se agota cada vez más porque los costarricenses saben que la economía se hunde y que la falta de acción del Ejecutivo no está contribuyendo a su pleno desarrollo.

Nueva República ha sido clara en que la ausencia de confianza afecta severamente la facilidad con la que se pueden lograr acuerdos políticos y se implementan las políticas públicas. Además, la confianza de los ciudadanos determina su demanda de bienes e impacta en la conducta de los inversionistas locales y extranjeros; las inversiones son recursos para que la economía crezca, genere empleos y mantenga una estabilidad que beneficie a la gente.

La desconfianza generalizada le resta credibilidad a un gobierno que en estos momentos le está pidiendo a su pueblo sacrificios, pero que no ha sabido explicar la gravedad de la situación en la que ha sumido al país ni ha ofrecido una hoja de ruta que le traiga un poco de esperanza.

La gente estaría más dispuesta a aceptar pérdidas temporales si visualizara la oportunidad de recibir beneficios en el futuro, es decir, de obtener una mejor calidad de vida, mayor empleo, mejores ingresos y estabilidad económica. Acá, no hay nada de eso.

Para reforzar la confianza es necesario tener un sólido liderazgo para dirigir a la nación en tiempos turbulentos y, por supuesto, se necesitan de acciones concretas y resultados. ¿Cuánto más tendremos que esperar para que el gobierno reaccione?

Jonathan Prendas

Diputado

Nueva República








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