HARVARD: Sepa cuándo renunciar a sus metas
| Miércoles 30 mayo, 2012
HARVARD: Sepa cuándo reunciar a sus metas
Fijar metas y respetarlas es importante. Pero ocasionalmente también debería reevaluarlas. Renunciar no es algo divertido, pero a veces es necesario. A continuación dos señales de advertencia de que tal vez sea tiempo de abandonar su meta:
1 Sus metas tienen consecuencias adversas
Si está comprometido con ir al gimnasio todas las mañanas pero descubre que se siente tan cansado el resto del día que no puede ser productivo, debe ceder en algo. En estos casos, ajuste la propia meta o al menos cómo intenta alcanzarla.
2 Sus metas impiden otros objetivos
La mayoría de la gente tiene varias metas: salud, pasar tiempo con la familia, hacer más llamadas de ventas, etc. Si alguna de sus metas le impide alcanzar otra, decida cuál es más importante.
Acérquese a su enemigo
Tener enemigos en el trabajo es destructivo. Idealmente, debería intentar trabajar con su rival y no en su contra. Pero si sus esfuerzos fallan, pruebe estas estrategias:
1 Encuentre un aliado común
Busque un tercero a quien su enemigo le tenga confianza. Este aliado podría convencer a su rival de los beneficios de trabajar con usted.
2 Espere el momento oportuno
A veces la gente necesita tiempo y espacio antes de entender a los demás. Posponga la comunicación hasta que se presente la oportunidad por sí sola.
3 Reconozca cuándo apartarse
El esfuerzo de convertir a un rival a veces es tan grande que le conviene más enfocar su energía en otra relación.
Use el poder de la pausa cuando hable
Cada vez que los oradores eficaces finalizan una frase o una oración, normalmente hacen una pausa. Esto permite que los escuchas tengan tiempo para absorber sus palabras. Los presentadores nerviosos a menudo hacen lo contrario: el estrés de estar frente a una audiencia los hace hablar cada vez más rápido. Cree una pausa bajando la voz al final de cada frase en lugar de elevarla, para evitar el temido efecto “de voz aniñada”. Concéntrese en bajar el volumen de la voz y no solo sonará más autoritario, sino que incorporará esas pausas esenciales.
Temas de conversación
Profesionales con más estándares éticos ganan menos
Aunque las compañías se han enfocado más en la necesidad de prácticas éticas, los profesionales que dicen tener un elevado carácter ético ganan un 3,4% menos, en promedio, que sus compañeros que no informan de tener esos estándares, según un análisis de la Universidad de Memphis. Además, los hombres que dijeron que sus programas de MBA intensificaron sus estándares éticos recibieron un 6,5% menos salario que los que afirmaron no haber tenido esa mejoría.
Para que los clientes coman menos: porciones más chicas
Hasta un 33% de la gente que come en un restaurante de comida rápida china en Estados Unidos aceptó una oferta explícita de recibir porciones más chicas de guarniciones ricas en almidón, de acuerdo con un equipo de la Universidad de Tulane. Es más, los que aceptaron las porciones más chicas no compensaron ordenando entradas de muchas calorías. Activar de esta forma el autocontrol de los clientes fue mucho más eficaz para reducir el consumo de los comensales que la etiquetación obligatoria del contenido calórico, informan los investigadores.
Fijar metas y respetarlas es importante. Pero ocasionalmente también debería reevaluarlas. Renunciar no es algo divertido, pero a veces es necesario. A continuación dos señales de advertencia de que tal vez sea tiempo de abandonar su meta:
1 Sus metas tienen consecuencias adversas
Si está comprometido con ir al gimnasio todas las mañanas pero descubre que se siente tan cansado el resto del día que no puede ser productivo, debe ceder en algo. En estos casos, ajuste la propia meta o al menos cómo intenta alcanzarla.
2 Sus metas impiden otros objetivos
La mayoría de la gente tiene varias metas: salud, pasar tiempo con la familia, hacer más llamadas de ventas, etc. Si alguna de sus metas le impide alcanzar otra, decida cuál es más importante.
Acérquese a su enemigo
Tener enemigos en el trabajo es destructivo. Idealmente, debería intentar trabajar con su rival y no en su contra. Pero si sus esfuerzos fallan, pruebe estas estrategias:
1 Encuentre un aliado común
Busque un tercero a quien su enemigo le tenga confianza. Este aliado podría convencer a su rival de los beneficios de trabajar con usted.
2 Espere el momento oportuno
A veces la gente necesita tiempo y espacio antes de entender a los demás. Posponga la comunicación hasta que se presente la oportunidad por sí sola.
3 Reconozca cuándo apartarse
El esfuerzo de convertir a un rival a veces es tan grande que le conviene más enfocar su energía en otra relación.
Use el poder de la pausa cuando hable
Cada vez que los oradores eficaces finalizan una frase o una oración, normalmente hacen una pausa. Esto permite que los escuchas tengan tiempo para absorber sus palabras. Los presentadores nerviosos a menudo hacen lo contrario: el estrés de estar frente a una audiencia los hace hablar cada vez más rápido. Cree una pausa bajando la voz al final de cada frase en lugar de elevarla, para evitar el temido efecto “de voz aniñada”. Concéntrese en bajar el volumen de la voz y no solo sonará más autoritario, sino que incorporará esas pausas esenciales.
Temas de conversación
Profesionales con más estándares éticos ganan menos
Aunque las compañías se han enfocado más en la necesidad de prácticas éticas, los profesionales que dicen tener un elevado carácter ético ganan un 3,4% menos, en promedio, que sus compañeros que no informan de tener esos estándares, según un análisis de la Universidad de Memphis. Además, los hombres que dijeron que sus programas de MBA intensificaron sus estándares éticos recibieron un 6,5% menos salario que los que afirmaron no haber tenido esa mejoría.
Para que los clientes coman menos: porciones más chicas
Hasta un 33% de la gente que come en un restaurante de comida rápida china en Estados Unidos aceptó una oferta explícita de recibir porciones más chicas de guarniciones ricas en almidón, de acuerdo con un equipo de la Universidad de Tulane. Es más, los que aceptaron las porciones más chicas no compensaron ordenando entradas de muchas calorías. Activar de esta forma el autocontrol de los clientes fue mucho más eficaz para reducir el consumo de los comensales que la etiquetación obligatoria del contenido calórico, informan los investigadores.