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Hacen falta las amistades del trabajo

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 27 enero, 2021


¿Cuántos artículos y reseñas en las redes hemos visto todos donde un futurólogo u otro “experto” predice el fin de la oficina física? Argumentan que el futuro es el teletrabajo; durante la pandemia las empresas y los gerentes de recursos humanos han descubierto que “sí se puede.” Pronto desaparecerán las presas, dicen, no porque el MOPT construyó al fin carreteras decentes, pero porque ya todos se quedarán en casa.

Los más aventurados de los que predicen el futuro manifiestan que ya no hay que invertir en bienes inmuebles comerciales; hablan de miles de metros de construcción desocupados ahora que los profesionales trabajan desde sus hogares. Ya no hay que invertir en calles y carreteras, en sistemas de transporte público eficiente y rápido como el tren eléctrico porque muy pocos los van a usar.

Es interesante todo este argumento porque directamente antes de la pandemia la gran discusión era sobre la empresa We Work y todas sus implicaciones; creaba dentro de uno o más pisos de un edificio todo un mundo para micro y pequeñas empresas. Ofrecía lindos espacios compartidos donde había café recién hecho sin límite, donde quizás había una mesa de pingpong y donde todos los jueves celebraban con un happy hour de cerveza artesanal. La magia, argumentaban los de We Work está en la sinergia, la “comunidad” compartiendo y descubriendo. Los seres humanos son “sociales” por su naturaleza y más contactos con otros en un ambiente positivo, mejor su bienestar.

Es probable que la gran mayoría de los trabajadores añoran regresar a la rutina que vivían antes de la llegada de Covid 19. Es para ellos un placer levantarse el lunes, bañarse, vestirse e ir a su lugar de trabajo. Hay presas – no importa, siempre hay de que pensar. En la oficina están los “amigos/amigas del trabajo.” Comparten el día, repasan el partido del día anterior, cuentan chismes. Es un mundo positivo generalmente y las amistades son fuertes. Eso sí, normalmente los amigos/amigas del trabajo no son de fin de semana.

El día de teletrabajo es el que se viste con ropa vieja, se baña tarde, no se arregla (¿para qué?) y se pasa viendo correos, escribiendo y quizás hablando por teléfono. Generalmente implica estar solo en el hogar propio trabajando, pero sin los contactos personales con las mejores amistades de la oficina. En la casa se almuerza solo comiendo una sopita y un sándwich mientras en el trabajo está la soda cercana de siempre para un casado o un restaurante con menú ejecutivo del día; la mesera lo conoce de nombre y los compañeros son amenos.

Las reuniones de Zoom son buenas. Pero no hay como ver a la persona cara a cara y de compartir un café y conversar detalles. El problema es que una reunión en Zoom hay que organizarla y poner un tiempo de comienzo y de conclusión. En la oficina es posible encontrar alguien en algún pasillo y conversar unos minutos espontáneamente. Ideas y soluciones importantes aparecen en un encuentro no planeado.

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