¡Fuera los latinos!
Arturo Jofré arturojofre@gmail.com | Viernes 27 junio, 2008
![](https://www.larepublica.net/storage/images/authors/20190823105254.arturo-jofre.jpg)
Arturo Jofré
![](/UserFiles/Image/Columnistas2/arturojofre.jpg)
La vida en esas circunstancias es muy dura. Es dura físicamente y emocionalmente, porque además de soportar trabajos pesados, no dejan de extrañar a su familia, a sus amigos, al río y al cerro que los vio crecer. El tico en especial vive añorando regresar, no tiene una razón sino todas las razones.
La condición de ilegalidad hace blanco a los latinoamericanos de muchas injusticias y atropellos. Cuando los hijos crecen se ven impedidos de ingresar a la universidad por los altos costos y por no ser sujetos de beca, lo que crea un círculo vicioso difícil de romper. Pero logran algo importante: tienen trabajo y pueden sostener el hogar y enviar remesas a sus países.
Cuando escucho historias de injusticia, me viene a la memoria un hecho que ocurría en Europa hace casi mil años. Jóvenes extranjeros recorrían cientos de kilómetros para llegar a Bolonia y a otras universidades en búsqueda del conocimiento. Estaba naciendo la universidad en su concepto moderno. Los extranjeros carecían de derechos y cualquier ciudadano podía acusarlos de faltas o delitos y ese solo hecho los hacía culpables. Los jóvenes tuvieron que asociarse y crear la figura de la cessatio, es decir, cuando el abuso se extralimitaba emigraban a otra ciudad y la universidad se iba con ellos.
Por eso recibimos con estupor el acuerdo reciente de la Unión Europea con respecto a los inmigrantes, en que se piensa encarcelar hasta por año y medio a las personas que no tengan sus permisos al día, como antesala a la expulsión. Cada país tiene derecho a controlar el ingreso y la permanencia de personas, pero llegar al extremo de tratarlos como delincuentes, solo por el delito de querer trabajar honestamente, es inconcebible.
La verdad es que los latinos estamos solos. Una serie de hechos hicieron imaginarnos un mundo extraño, propio de la ingenuidad y de la simpleza de los pueblos pobres que solo pueden entregar aprecio. Tal vez en nuestras mentes brotaron esos principios que cambiaron al mundo: los ideales de la revolución que llevó a la creación de los Estados Unidos y poco después la fuerza arrolladora de las ideas de la Revolución Francesa. Esos hechos que rompieron con siglos de creencias y valores, trastocando todo el orden establecido, nos enseñaron que había derecho a luchar por un mundo mejor, donde las banderas de la igualdad y de la fraternidad serían los nuevos monarcas.
Cuando encarcelen y manden de regreso a cientos de miles, tal vez millones, de latinoamericanos a sus respectivos países, habrá dolor en toda América Latina, pero también habrá acabado un sueño que emergió en esas mismas tierras hace más de 200 años.
NOTAS ANTERIORES
![](https://www.larepublica.net/storage/images/authors/20201015161828.emilio-bruce.jpg)
Construyendo nuestra institucionalidad
Viernes 26 julio, 2024
Ninguna ley está escrita por el Altísimo en una tabla de granito
![](https://www.larepublica.net/storage/images/authors/20240607154708.untitled-design-2024-06-07t154637276.png)
Palabras de Óscar Álvarez Araya
Jueves 25 julio, 2024
Presentación del libro “Libertad y democracia, diálogos para el siglo XXI”.
![](https://www.larepublica.net/storage/images/authors/20201020202253.carlos-denton.jpg)
El proteccionismo causa estragos
Miércoles 24 julio, 2024
Faltan enfermeras graduadas no obstante que la carrera se ofrece en varias universidades
![](https://www.larepublica.net/storage/images/authors/20201018223712.miguel-angel-rodriguez.jpg)
La dignidad y la libertad se defienden con amor y solidaridad
Lunes 22 julio, 2024
No es suficiente predicar las bondades de la democracia liberal con su estado de derecho y con una cultura participativa