Franquicias sin legislación en el país
El negocio de franquicias merece una legislación que defina los derechos y deberes de quienes se dedican a esta actividad
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 20 febrero, 2010
Este medio nos informa hoy sobre un tema de mucho interés para la buena marcha de algunos negocios en el país. Se trata de lo relacionado con franquiciadores y compradores de franquicias y los problemas a los que estos pueden verse enfrentados a causa del vacío legal existente en esta materia. Actualmente es lo que intenta paliar, al menos en alguna medida, la Asociación Costarricense de Franquicias (Acofra) con la creación de un Código Etico que autorregule aunque sea un poco al sector. No obstante, lo que urge es desempolvar un proyecto de ley que supuestamente “duerme” en algún lugar de la corriente legislativa, para que existan reglas del juego claras al respecto. La franquicia es venderle a un tercero un negocio de éxito probado, garantizado. Son productos y marcas bien posicionados en el mercado. Es por esto por lo que paga quien compra la concesión. Sin embargo, sin legislación que proteja, ¿cómo se asegura o prueba la condición real de la franquicia? Cuando la legislación existe, entre otras cosas, para poder hacer oferta pública de una franquicia, su dueño o franquiciante deberá estar inscrito en un registro y para lograrlo deberá entregar la información financiera y económica de su empresa. Esto garantiza mucho a quien va a adquirir esa concesión. Produce transparencia. Al no contarse con legislación en este país, quien compra una franquicia no solo paga por algo que no puede comprobar sino que, en caso de que esta fracase, o cierre, es probable que se quede también con muchos insumos, comprados al mismo franquiciante ya que generalmente es el único fabricante de ellos y no le servirán para ninguna otra cosa o negocio. Esto es solo un ejemplo de problemas a los que se enfrenta el sector que pareciera en franco crecimiento en el ámbito nacional y al cual se busca apoyar. Los pasos hoy iniciados por Acofra para establecer un Código Etico, constituyen efectivamente un esfuerzo de autorregulación. No obstante, el sector requiere que se atiendan sus necesidades. Si han crecido, merecen una legislación que defina los derechos y deberes de quienes se dedican a esta actividad.