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Fanal declara guerra a contrabandistas

Ernesto Villalobos evillalobos@larepublica.net | Viernes 18 febrero, 2011




Evasión supera los ¢7 mil millones anuales, solo en presentaciones de 365 mililitros
Fanal declara guerra a contrabandistas
Casos presentados ante fiscalías o tribunales no obtuvieron más que arreglos extrajudiciales

Los recientes esfuerzos de la Fábrica Nacional de Licores por detener la circulación de bebidas contrabandeadas o adulteradas, han dado mejores resultados que nunca.
En 15 días de gestión unas 7 mil botellas de vodka y guaro fueron sacadas de circulación.
Los envases mayoritariamente de 365 mililitros contienen serios excesos en el porcentaje de sustancias tóxicas, que pueden provocar ceguera y daños en el hígado, que terminan acabando con la vida de quien lo ingiere.
A pesar de estos resultados, la realidad del país en materia de mercado negro de licores, ha desmejorado.
En 1998 Fanal vendió un récord de 1,1 millones de cajas de licor, pero esa suma ha decrecido gradualmente, hasta llegar a 255 mil cajas el año pasado.
“El contrabando es muy superior a las capacidades de control que tiene el país, porque el hecho de que tenga presencia en todas las pulperías y supermercados, lo comprueba; eso nos preocupa mucho”, confirmó Eulogio Domínguez, administrador general de la Fábrica.
Para evitar el ingreso de licores ilegales, o bien su adulteración a lo interno, es indispensable el apoyo de los distribuidores mayoristas.
Se trata de 13 empresas que deben negarse a comprar producto que no reúna las condiciones mínimas exigidas por los ministerio de Hacienda o de Salud.
Representantes de los mayoristas han accedido a decir no a vendedores cerca de 25 marcas que ya han sufrido incautaciones.
“Es claro que lo detenido es un porcentaje muy pequeño de todo el licor que entra al país, pero es importante apoyarlo y que continúe”, apreció en su momento María Pía Robles, coordinadora de asuntos corporativos de Ha&Com Bebidas del Mundo.
Marcas como Sacheto, Kosako, Montano, Apache y Malinche, entre otras, han sido encontradas en todos los operativos recientes.
“Eso ya no es coincidencia. Se puede afirmar que hay demasiado atractivo en un negocio de ¢7 mil millones en impuestos evadidos, solo en las presentaciones de 365 mililitros”, añadió Domínguez.
Otra preocupación que se suma a los delitos ya identificados, es lo que sucede una vez que las denuncias pasan al Ministerio Público.
Entre 2000 y 2009, de los 71 casos documentados y elevados a la Fiscalía Tributaria, o a cualquiera de los tribunales del país, ninguno alcanzó las etapas de debate, y mucho menos las de juicio.
La mayoría de los expedientes han sido terminados después de la audiencia preliminar, y aquellos que avanzaron, fueron sobreseídos o desestimados.
“El país padece verdaderas lagunas legales, relacionadas con el impresionante negocio que representa el contrabando de licores. A veces sentimos que el sistema se vuelve en contra de quienes procuramos ordenar la casa”, puntualizó Desiderio Soto, director general de Aduanas.
Aunque no se hubiera hecho antes, la Fábrica está decidida a ofrecer resistencia sustancial a la adulteración de licores y al contrabando.
“En ocasiones, se toman malas decisiones políticas y se nombra en puestos de relevancia a personas que quizá no son las mejor capacitadas para ejercerlos. Durante los últimos diez años, la Fábrica ha tenido malas administraciones”, finalizó Domínguez.

Ernesto Villalobos
evillalobos@larepublica.net






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