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Falsedad emocional

| Jueves 24 abril, 2008




Falsedad emocional

• Pese a sus carismáticos intérpretes, la nueva película de Rob Reiner carece de sinceridad

Antes de partir
(The Bucket List)
Dirección: Rob Reiner. Reparto: Jack Nicholson, Morgan Freeman, Sean Hayes, Rob Morrow. Duración: 1:37. Origen: EE.UU. 2007. Calificación: 5.

No es despreciable la idea de realizar una tragicomedia alentadora, que ofrezca alegría y consuelo, a partir de un argumento tristemente universal: la inevitabilidad de la muerte. No hay nada malo en ello; ya se sabe que el cine se presta también para fines terapéuticos.
En este sentido, “Antes de partir” debería servir para plasmar en pantalla una fantasía que todos tenemos: hacer realidad nuestras aspiraciones más íntimas, antes de que se acabe el tiempo a nuestra disposición en este mundo.
La nueva película del director Rob Reiner pretende materializar esta fantasía, pero lo hace desde una perspectiva totalmente errónea. Con el afán de secundar las expectativas del público masivo desarrolla una trama forzada y contradictoria, que carece de sinceridad. Por ello, resulta poco convincente, pese a sus carismáticos intérpretes.
Jack Nicholson y Morgan Freeman encarnan al magnate Edward Cole y al mecánico Carter Chambers, quienes se conocen en una circunstancia dramática. Ambos padecen cáncer y comparten una habitación de hospital. Como si fuera poco, reciben el mismo diagnóstico: su enfermedad no tiene cura y les quedan pocos meses de vida.
Tomando inspiración de una lista de deseos, redactada por su compañero, Cole financia unas espléndidas vacaciones alrededor del globo. Los dos hombres visitan metas turísticas como el Taj Mahal, las pirámides de Egipto y la Gran Muralla China. Además, practican deportes extremos y se conceden toda clase de lujos, como cenar con caviar y champaña en la Riviera francesa.
Cada vez más exageradas, las aventuras de los protagonistas son inverosímiles desde su mismo planteamiento. Un multimillonario cínico como Cole jamás compartiría su cuarto con un desconocido, y menos estando en una clínica de su propiedad. Obviamente, se trata de un truco de guion para facilitar el encuentro entre los dos personajes: de otra forma, no habría película.
Vicios como este abundan, haciendo que la narración, en su totalidad, resulte poco auténtica. Más grave aún es la falsedad emocional que transpira de cada encuadre, y que se ve reflejada en la desarmante superficialidad de ciertas conversaciones acerca de Dios, el universo y el significado de la existencia.
La única razón por la cual “Antes de partir” no se torna insoportable es por la presencia de Nicholson y Freeman. Ellos son dos histriones fabulosos y siempre es un gusto verlos en acción, incluso en una cinta fútil y sensiblera como esta.






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