Fallo sobre el San Juan y el fin de la discordia
| Martes 21 julio, 2009
Fallo sobre el San Juan y el fin de la discordia
La resolución de la Corte Internacional de Justicia sobre el río San Juan puso fin a una disputa que jamás debió haber existido entre dos naciones que han sido hermanas y que comparten no solo los límites geográficos, sino igual destino en la historia del istmo centroamericano.
El fallo nos ha alegrado a nicas y ticos que voluntariamente aceptamos someternos a lo que resolviera el alto Tribunal internacional, sobre todo a los dos pueblos que amamos la paz y que comprendemos que solo en paz podremos aprovechar las enormes potencialidades de nuestras dos fronteras y ese gran río sobre el cual Nicaragua tiene la soberanía indiscutible y Costa Rica el derecho de libre navegación, para los fines de comercio, transporte de turistas y la pesca de subsistencia.
La Corte de La Haya ha declarado nuevamente los derechos que sobre el río San Juan tienen las dos naciones. Pero tan importante como esos derechos, son los deberes de ambas naciones de desarrollar a las comunidades ribereñas para que de manera sostenible garanticen ese recurso a las nuevas generaciones, algo que solamente unidos en grandes proyectos y acuerdos binacionales podríamos lograr.
Que nos haya costado ¢812 millones no es importante, aun cuando en momentos de crisis todos los recursos hacen falta, porque la paz, el bien más preciado junto a la vida, no tiene precio y este era un factor de preocupación y perturbación para ambos países. No puede ser aconsejable mantener indefinida un foco de perturbación en las fronteras donde cualquier imprudencia podría ser mal interpretada por intereses adversos a la paz.
La sentencia es inapelable, histórica y de obligatorio cumplimiento. La Corte Internacional de Justicia reconoció a Costa Rica la mayoría de los derechos reclamados y de modo contundente reafirmó la soberanía de Nicaragua sobre el curso inferior del río en la medida que no afecte la sustancia del derecho de Costa Rica a la libre navegación.
El fallo es positivo porque les permite a los gobiernos de Nicaragua y Costa Rica dar vuelta a la página y “des-sanjuanizar” la agenda política bilateral. Esto significa la necesidad de normalizar y profundizar las relaciones transfronterizas y la oportunidad para que ambos países den paso al desarrollo sostenible, integral, de esa cuenca hidrográfica.
Ticos y nicas somos hermanos. Familias nicaragüenses y costarricenses se cruzan en ambos lados sin permiso y muchos nicaragüenses vienen a estudiar y a recibir atención médica a Costa Rica. Esa hermandad debe ser indestructible.
Federico Tinoco Carmona
Diputado
La resolución de la Corte Internacional de Justicia sobre el río San Juan puso fin a una disputa que jamás debió haber existido entre dos naciones que han sido hermanas y que comparten no solo los límites geográficos, sino igual destino en la historia del istmo centroamericano.
El fallo nos ha alegrado a nicas y ticos que voluntariamente aceptamos someternos a lo que resolviera el alto Tribunal internacional, sobre todo a los dos pueblos que amamos la paz y que comprendemos que solo en paz podremos aprovechar las enormes potencialidades de nuestras dos fronteras y ese gran río sobre el cual Nicaragua tiene la soberanía indiscutible y Costa Rica el derecho de libre navegación, para los fines de comercio, transporte de turistas y la pesca de subsistencia.
La Corte de La Haya ha declarado nuevamente los derechos que sobre el río San Juan tienen las dos naciones. Pero tan importante como esos derechos, son los deberes de ambas naciones de desarrollar a las comunidades ribereñas para que de manera sostenible garanticen ese recurso a las nuevas generaciones, algo que solamente unidos en grandes proyectos y acuerdos binacionales podríamos lograr.
Que nos haya costado ¢812 millones no es importante, aun cuando en momentos de crisis todos los recursos hacen falta, porque la paz, el bien más preciado junto a la vida, no tiene precio y este era un factor de preocupación y perturbación para ambos países. No puede ser aconsejable mantener indefinida un foco de perturbación en las fronteras donde cualquier imprudencia podría ser mal interpretada por intereses adversos a la paz.
La sentencia es inapelable, histórica y de obligatorio cumplimiento. La Corte Internacional de Justicia reconoció a Costa Rica la mayoría de los derechos reclamados y de modo contundente reafirmó la soberanía de Nicaragua sobre el curso inferior del río en la medida que no afecte la sustancia del derecho de Costa Rica a la libre navegación.
El fallo es positivo porque les permite a los gobiernos de Nicaragua y Costa Rica dar vuelta a la página y “des-sanjuanizar” la agenda política bilateral. Esto significa la necesidad de normalizar y profundizar las relaciones transfronterizas y la oportunidad para que ambos países den paso al desarrollo sostenible, integral, de esa cuenca hidrográfica.
Ticos y nicas somos hermanos. Familias nicaragüenses y costarricenses se cruzan en ambos lados sin permiso y muchos nicaragüenses vienen a estudiar y a recibir atención médica a Costa Rica. Esa hermandad debe ser indestructible.
Federico Tinoco Carmona
Diputado