Facebook volvió la burbuja tecnológica
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 18 abril, 2011
Facebook volvió la burbuja tecnológica
Los inversores saben que se puede ganar muchísimo dinero con la tecnología. También saben que se puede perder otro tanto cuando la burbuja estalla
Ofertas públicas iniciales. Grandes adquisiciones. Fanáticos de la informática no mucho mayores de 20 años que se hacen ricos velozmente. Retomando la expresión de una vieja canción de Prince, los mercados de golpe están nuevamente de juerga como en 1999.
Volvió la burbuja tecnológica. Facebook Inc. encabeza una enorme valuación. Igual que Groupon Inc., Twitter Inc. y LivingSocial.com. Parece que hasta Rovio Mobile Oy, la pequeña empresa finlandesa detrás de la exitosa aplicación Angry Birds (Pájaros Furiosos), muy pronto valdrá una fortuna.
El problema es que todo el mundo todavía recuerda cómo estalló la burbuja la última vez. Los inversores saben que se puede ganar muchísimo dinero con la tecnología. También saben que se puede perder otro tanto cuando la burbuja estalla.
Para abrirse paso en medio de esto —respaldar a los ganadores y evitar las calamidades obvias— hay unas cuantas reglas simples que deberíamos extraer del último auge de la tecnología: no preocuparse demasiado por los modelos empresarios; buscar los monopolios emergentes, apoyar a los emprendedores más codiciosos y comprar cuando el gran bombo publicitario cede.
De esa forma, todavía debería ser posible ganar dinero con lo que quede del sector de crecimiento más lucrativo del mundo.
Es indiscutible que ha vuelto cierto brío y excitación a los mercados de tecnología. No serán los mismos niveles de locura que rodearon el auge de las punto.com, pero se están acercando.
Facebook está valuada en $50 mil millones, sobre la base de sus últimas ventas de acciones. Groupon, el sitio de transacciones diarias con sede en Chicago, entró en negociaciones para una OPI que la valuaría en $25 mil millones, según personas al tanto del tema. Su competidor LivingSocial podría seguirlo al mercado. Twitter se valuó a sí mismo en $3.700 millones a fines del año pasado, y podría valer mucho más en este momento.
AOL Inc., una empresa que sabe bastante de burbujas en Internet, ha inyectado cierta excitación en una industria de medios moribunda con su compra del sitio del Huffington Post en Internet por $315 millones.
Hasta humildes diseñadores de aplicaciones son ahora bienes codiciados. Rovio Mobile se prepara para una OPI, y el mes pasado recibió financiación por $42 millones. A este ritmo, podría algún día superar a la estrella caída del sector tecnológico finlandés: Nokia Oyj.
“Están en su mayoría sobrevaluadas”, dijo Warren Buffett, presidente y responsable máximo ejecutivo de Berkshire Hathaway Inc., hablando sobre las valuaciones de las redes sociales el mes pasado.
Es verdad. Entre los inversores con una memoria que se estire más de una década, la simple combinación de palabras “tecnología” y “OPI” conjura visiones de valuaciones descontroladas y de fortunas perdidas en un montón de empresas que, mirando hacia atrás, eran tan sólidas como un bol de caldo de pollo. Ciertamente es posible que este auge termine con accionistas furiosos más que con Pájaros Furiosos.
En contra de eso, empresas como Google Inc., Amazon.com Inc. y Apple Inc. se cuentan actualmente entre las más grandes del mundo. La economía de Internet crece todo el tiempo. Si la vez anterior se invertía en las empresas indicadas, se ganaba un montón de dinero.
O sea que el truco está en apoyar a los caballos indicados y para hacerlo es necesario aprender las lecciones de la última burbuja tecnológica para abrirse paso en medio de esta.
Veamos cuatro buenos lugares para tener como punto de partida.
Primero, no se preocupe por los modelos empresarios. Google no tuvo ninguno por empezar. Tampoco Facebook. La publicidad llegó mucho después. Ambos se concentraron en hacer un buen producto que tuviera mucho público y pensaron que en tanto lo tuvieran los ingresos vendrían. De modo que no dedique mucho tiempo a preocuparse por cómo la empresa no gana dinero todavía. En tanto el público esté, estará bien.
Dos, busque monopolios. Internet tiene una tendencia adosada a crear empresas con una participación de mercado enorme. La razón es simple: el efecto red. Todos usamos los sistemas operativos Microsoft porque los demás lo hacen. Del mismo modo, entramos en Facebook porque es donde están nuestros amigos. Por eso conviene buscar sitios o sistemas de software a los que se dirijan todos, no porque sean necesariamente fantásticos sino porque todos lo hacen.
Tres, pase por alto a las empresas que venden acciones demasiado pronto. Los mejores emprendedores de Internet son codiciosos. Saben que están en algo bueno y no lo reparten hasta que tienen que hacerlo. Busque empresas donde los fundadores vendan acciones cuando realmente necesiten hacerlo y pase por alto a aquellas que las hacen efectivo demasiado pronto.
Cuatro, compre después de la OPI. Hay un ciclo inevitable de bombo publicitario y de decepción antes de que emerjan empresas verdaderamente fuertes. La empresa pasa a cotizar en bolsa en una ola de excitación, después llega la noticia decepcionante y las acciones se desploman. Asegúrese de comprar durante la decepción antes que durante el bombo publicitario.
Sigue siendo cierto que es en la tecnología donde se amasarán las verdaderas fortunas de la próxima década. Los inversores solo deben asegurarse de andar con cuidado, porque habrá inversiones que no rendirán lo esperado y también grandes negocios.
Matthew Lynn
Bloomberg News
Los inversores saben que se puede ganar muchísimo dinero con la tecnología. También saben que se puede perder otro tanto cuando la burbuja estalla
Volvió la burbuja tecnológica. Facebook Inc. encabeza una enorme valuación. Igual que Groupon Inc., Twitter Inc. y LivingSocial.com. Parece que hasta Rovio Mobile Oy, la pequeña empresa finlandesa detrás de la exitosa aplicación Angry Birds (Pájaros Furiosos), muy pronto valdrá una fortuna.
El problema es que todo el mundo todavía recuerda cómo estalló la burbuja la última vez. Los inversores saben que se puede ganar muchísimo dinero con la tecnología. También saben que se puede perder otro tanto cuando la burbuja estalla.
Para abrirse paso en medio de esto —respaldar a los ganadores y evitar las calamidades obvias— hay unas cuantas reglas simples que deberíamos extraer del último auge de la tecnología: no preocuparse demasiado por los modelos empresarios; buscar los monopolios emergentes, apoyar a los emprendedores más codiciosos y comprar cuando el gran bombo publicitario cede.
De esa forma, todavía debería ser posible ganar dinero con lo que quede del sector de crecimiento más lucrativo del mundo.
Es indiscutible que ha vuelto cierto brío y excitación a los mercados de tecnología. No serán los mismos niveles de locura que rodearon el auge de las punto.com, pero se están acercando.
Facebook está valuada en $50 mil millones, sobre la base de sus últimas ventas de acciones. Groupon, el sitio de transacciones diarias con sede en Chicago, entró en negociaciones para una OPI que la valuaría en $25 mil millones, según personas al tanto del tema. Su competidor LivingSocial podría seguirlo al mercado. Twitter se valuó a sí mismo en $3.700 millones a fines del año pasado, y podría valer mucho más en este momento.
AOL Inc., una empresa que sabe bastante de burbujas en Internet, ha inyectado cierta excitación en una industria de medios moribunda con su compra del sitio del Huffington Post en Internet por $315 millones.
Hasta humildes diseñadores de aplicaciones son ahora bienes codiciados. Rovio Mobile se prepara para una OPI, y el mes pasado recibió financiación por $42 millones. A este ritmo, podría algún día superar a la estrella caída del sector tecnológico finlandés: Nokia Oyj.
“Están en su mayoría sobrevaluadas”, dijo Warren Buffett, presidente y responsable máximo ejecutivo de Berkshire Hathaway Inc., hablando sobre las valuaciones de las redes sociales el mes pasado.
Es verdad. Entre los inversores con una memoria que se estire más de una década, la simple combinación de palabras “tecnología” y “OPI” conjura visiones de valuaciones descontroladas y de fortunas perdidas en un montón de empresas que, mirando hacia atrás, eran tan sólidas como un bol de caldo de pollo. Ciertamente es posible que este auge termine con accionistas furiosos más que con Pájaros Furiosos.
En contra de eso, empresas como Google Inc., Amazon.com Inc. y Apple Inc. se cuentan actualmente entre las más grandes del mundo. La economía de Internet crece todo el tiempo. Si la vez anterior se invertía en las empresas indicadas, se ganaba un montón de dinero.
O sea que el truco está en apoyar a los caballos indicados y para hacerlo es necesario aprender las lecciones de la última burbuja tecnológica para abrirse paso en medio de esta.
Veamos cuatro buenos lugares para tener como punto de partida.
Primero, no se preocupe por los modelos empresarios. Google no tuvo ninguno por empezar. Tampoco Facebook. La publicidad llegó mucho después. Ambos se concentraron en hacer un buen producto que tuviera mucho público y pensaron que en tanto lo tuvieran los ingresos vendrían. De modo que no dedique mucho tiempo a preocuparse por cómo la empresa no gana dinero todavía. En tanto el público esté, estará bien.
Dos, busque monopolios. Internet tiene una tendencia adosada a crear empresas con una participación de mercado enorme. La razón es simple: el efecto red. Todos usamos los sistemas operativos Microsoft porque los demás lo hacen. Del mismo modo, entramos en Facebook porque es donde están nuestros amigos. Por eso conviene buscar sitios o sistemas de software a los que se dirijan todos, no porque sean necesariamente fantásticos sino porque todos lo hacen.
Tres, pase por alto a las empresas que venden acciones demasiado pronto. Los mejores emprendedores de Internet son codiciosos. Saben que están en algo bueno y no lo reparten hasta que tienen que hacerlo. Busque empresas donde los fundadores vendan acciones cuando realmente necesiten hacerlo y pase por alto a aquellas que las hacen efectivo demasiado pronto.
Cuatro, compre después de la OPI. Hay un ciclo inevitable de bombo publicitario y de decepción antes de que emerjan empresas verdaderamente fuertes. La empresa pasa a cotizar en bolsa en una ola de excitación, después llega la noticia decepcionante y las acciones se desploman. Asegúrese de comprar durante la decepción antes que durante el bombo publicitario.
Sigue siendo cierto que es en la tecnología donde se amasarán las verdaderas fortunas de la próxima década. Los inversores solo deben asegurarse de andar con cuidado, porque habrá inversiones que no rendirán lo esperado y también grandes negocios.
Matthew Lynn
Bloomberg News