Expectativas Económicas para 2023: examinando las principales variables macroeconómicas en 2022
Justo López redaccion@larepublica.bet | Miércoles 11 enero, 2023
Justo López
Consultor
Grant Thornton
La conclusión del 2022 deja entrever que para Costa Rica fue un año de recuperación, en que las variables importantes para el desarrollo económico del país sufrieron variaciones abruptas como entre ellas destacan: la inflación, tasas de interés, tipo de cambio y deuda del gobierno. Cada uno de los movimientos de estas variables está entrelazada entre sí y al mismo tiempo se relacionan con otras variables tales como el desempleo y desigualdad social.
La inflación fue quizá una de las variables más comentadas en 2022, ya que la misma afectó a los bolsillos de los costarricenses de una manera abrupta. Esta variable se mide a través de la variación del Índice de Precios al Consumidor (IPC); dicho índice aumentó sobre todo en el segundo y tercer trimestre del año, ya para el cuarto trimestre se registra una caída y estabilización al 7% según el INEC.
Este año se puede explicar la inflación por varios factores; muy por encima se puede mencionar la existencia de una sobredemanda de los bienes, los incrementos en los precios de los costos de transporte y almacenamiento de bienes en otras palabras la crisis de los contenedores además de los los aumentos en los precios del petróleo a causa de la guerra en Ucrania.
Sin embargo, para 2023 se espera que se mantenga la tendencia del último trimestre del 2022 donde la inflación sea menos agresiva y siga cayendo poco a poco o manteniéndose al mismo nivel, actualmente no se espera que los cambios en los precios sufran cambios tan abruptos como en los primeros tres trimestres del 2022.
Una de las variables que se había mantenido más estable en los últimos 12 años este año a nivel mundial se disparó y son las tasas de interés. Las tasas de interés durante 2022 fueron disparadas como medida para contrarrestar la inflación esto producto del exceso de liquidez en las economías alrededor del mundo, producto de los planes de estímulo fiscal que se dieron a lo largo de la pandemia.
Esta medida contractiva de la política monetaria ha sido muy útil razón por la cual se cree que se mantendrán las tasas de interés a un cierto nivel, la misma no se prevé que aumente mucho en 2023 en relación con el nivel actual pero tampoco que disminuya a niveles similares a los últimos dos años, esto mientras la inflación se mantenga controlada, ya que cualquier perturbación en la misma traería modificaciones en las tasas de interés.
El tipo de cambio siempre es una variable que posee mucha atención pública, ya que poseemos una economía bimonetaria en la cual casi el 40% de los activos de los bancos son en dólares. Se deben tomar en cuenta que el tipo de cambio es sumamente cambiante y está afectada por muchos factores externos como internos, entre los que se pueden mencionar políticas emitidas por organismos nacionales como internacionales, conflictos entre naciones y la disponibilidad momentánea causada por la oferta y demanda de las divisas (estacionalidad del mercado).
En diciembre 2022 se alivian las presiones tan altas que se sufrieron alrededor de todo el año primero que todo por la emisión de los eurobonos, así como el pago de aguinaldos y la recuperación del sector turismo. Los eurobonos son un tema sumamente amplio, pero su relación con el tipo de cambio es que al colocar la deuda en el exterior y hacerlo en dólares el mercado recibe esta divisa y se alivia la presión, en el más reciente caso 5 mil millones de dólares. Otro punto a destacar ha sido la recuperación del sector turismo con la apertura comercial que se ha tenido en 2022, uno de los ejemplos puede ser la aprobación de la ley de nómadas digitales; esta recuperación en los ingresos ha aportado a la atracción de divisas especialmente en el cuarto trimestre del año, debido a que existe una migración de estadounidenses y europeos por los inviernos en estas zonas.
El tipo de cambio para 2023 se espera que se encuentre más estable que en el año anterior rondando los precios que se han visto en este último tramo del 2022, ya en el segundo año posterior a la pandemia se espera que los pilares de la atracción de divisas como lo son la inversión extranjera y el turismo sigan creciendo, situación que puede favorecer a una apreciación del tipo de cambio.
Por último, la deuda pública costarricense, siempre es tema de debate ya que se ha triplicado su valor de 2008 a 2020; para 2022 posee un valor del 68% del Producto Interno Bruto (PIB), esto corresponde a 26 415 657 millones de colones aproximadamente en deuda. Para cubrir este déficit de fondos que existen en el gobierno nacional se colocan bonos ya sea localmente o en el extranjero; debido a que el mercado financiero local se encuentra inundado de deuda, una medida muy utilizada ha sido colocar deuda en el extranjero o en otras palabras emitir los famosos “Eurobonos”. El año 2023 es el primero de un periodo corto de tres años (2023-2026), donde se vencerán 5,5 mil millones de dólares; sin embargo, desde noviembre 2022 se aprobó la emisión de la deuda externa para cubrir el vencimiento de los préstamos originales. Esta medida resulta ser de gran acierto por parte del poder ejecutivo ya que abre la posibilidad de pagar en plazos mayores y con tasas de interés mucho más bajas que las que ofrecen los diversos organismos internacionales así como el mercado nacional (deuda interna), lo que se traduce en un mejoramiento del saldo primario debido al diferencial cambiario provocado por tasas de interés menores y además una reducción de la incertidumbre por parte de los diversos agentes económicos ante la situación de Costa Rica. Entonces en líneas muy generales, para 2023 se puede esperar en el apartado de la deuda que siga disminuyendo y que esto ayude a tener mejores calificaciones.
El 2023 en todos los aspectos quizá más controversiales de la economía costarricense se ve más “estable”. Sin embargo, las expectativas de JP Morgan para 2023 a nivel mundial son de la consolidación de una recesión, pero no afectará a todas las regiones por igual, ni siquiera a todos los países de una región por igual. JP Morgan prevé un des aceleramiento de la economía mundial, lo que significa que las presiones inflacionarias podrían bajar, por lo que se debería relajar la política monetaria, estos serían factores positivos ante una desaceleración. Por su parte la desaceleración económica en Latinoamérica se vería golpeada principalmente en la inversión extranjera directa ya que la externalización cercana de las empresas estadounidenses podría verse desacelerada producto del golpe que se prevé que la economía estadounidense reciba en el segundo trimestre de 2023 en el cual se consolide la recesión por lo menos en este país.
Contextualizando lo anterior al caso de Costa Rica, es claro que el ritmo en el crecimiento de la inversión extranjera directa irá bajando, afectando principalmente a la oferta de nuevos empleos en empresas transnacionales, no obstante Costa Rica sigue siendo un lugar sumamente atractivo para los inversores internacionales.
Cabe mencionar que la inversión con capitales extranjeros que se realiza en el país es que son inversiones a largo plazo, garantizando una mayor estabilidad a la economía en ámbitos de empleo, así como ingreso de divisas al mercado cambiario nacional, situación que difiere de las economías más grandes de Latinoamérica como lo son México y Brasil dónde la tendencia de ingreso de capitales extranjeros es de tipo especulativo.
Otro punto por destacar es que Costa Rica recientemente ha mejorado su rating financiero en los últimos meses, situación que en la mayoría de los países latinos ha sido contraria, lo que provoca un mejor posicionamiento ante los inversionistas y si bien es cierto los flujos de dinero por inversión extranjera directa hacia Latinoamérica puedan disminuir no significa que precisamente en todos los países de la región sea el mismo caso.
En conclusión, el año 2023 se espera un declive en los niveles de crecimiento mundial dónde se espera un lento crecimiento de la economía mundial de tan solo un 1%, pero al mismo tiempo se espera que sea mucho más estable que el convulso 2022. Costa Rica no es la excepción a la regla y se espera tan solo un crecimiento del 2,7%, para lograr esta meta será indispensable continuar con las labores del ordenamiento de las finanzas públicas para el crecimiento del PIB, ya que como se ha mencionado anteriormente el mejoramiento de las calificaciones de riesgo proporciona una imagen de mayor solidez, incidiendo de manera positiva en las expectativas de los inversores, lo que creará más empleos y dinamizará la economía costarricense.