¿Estaremos abriendo la puerta de una Tercera República?
Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 23 mayo, 2018
Pizarrón
¿Estaremos abriendo la puerta de una Tercera República?
La historia institucional de Costa Rica tiene periodos que están marcados, en parte, y entre otros elementos, por la forma como se han constituido los órganos del poder político, y sus estructuras, y quienes han ejercido el dominio o el poder de estos.
Desde la llegada de los españoles, podemos partir su presencia en los periodos de la Conquista y de la Colonia.
La Conquista, respondiendo al momento de su llegada, su enfrentamiento a las comunidades autóctonas hasta su dominación, en todos los órdenes, e imposición de sus valores y estructuras de dominación, explotación y opresión, y de asentamiento, especialmente, en el Valle Central. La Colonia, a partir de este momento hasta la independencia, cuando se produce la ruptura de la relación de dominación colonial española, e iniciamos nuestro camino soberano e independiente, resultado de los movimientos y luchas por la independencia en toda la América española y en Centroamérica.
Con la Declaración de Independencia de Guatemala, de 15 de setiembre y la de Costa Rica, el 29 de octubre de 1821, a partir del 12 de noviembre empezamos a integrar nuestras primeras formas de gobiernos independientes y soberanos, la Junta de Legados y las que le siguieron hasta 1824.
A partir de 1824 al formar parte de la República Federal de Centroamérica, declaramos el Estado de Costa Rica, como parte de esta unidad centroamericana. Teníamos en el momento de esta participación las estructuras del Gobierno Federal Centroamericano, con sus tres poderes, Ejecutivo, Judicial y Legislativo, y desarrollamos las mismas estructuras, a partir de 1824, en el plano costarricense.
La forma del Estado duró hasta 1848, cuando ya separados de la República Federal, declaramos, el 31 de agosto de 1848, la República de Costa Rica, con igual estructura institucional, de tres poderes.
Mientras se vivió el Estado de Costa Rica, a quien dirigía el Poder Ejecutivo se le llamó jefe de Estado, y a quienes le acompañaron, vicejefes de Estado.
Con la República de Costa Rica, a quien dirigió el Poder Ejecutivo, se le llamó presidente, y a quienes le acompañaron en el cargo se les llamó designados a la Presidencia. Esta forma duró hasta 1948.
Esta primera forma de organizar la República, con sus tres poderes institucionales, corresponde en la práctica a un primer periodo republicano, o de la República, que viene desde aquel año de 1848 hasta 1948, cuando, con motivo de la Guerra Civil, ocurrida en los meses de marzo y abril, se suspendió la estructura de poderes heredados hasta entonces, se instauró una nueva forma de gobierno, la de la Junta de Gobierno, desde el 8 de mayo de 1948 hasta el 9 de noviembre de 1949, que se autodenominó Junta Fundadora de la Segunda República, proclamándose ipso facto el término o el fin de ese primer periodo republicano, y dando origen, de esta manera, a la llamada Segunda República, periodo que viene institucionalmente desde el 9 de noviembre de 1949 hasta hoy.
El Poder Ejecutivo siguió siendo representado por el presidente de la República y quienes le acompañan en el cargo se les llama, desde 1949, vicepresidentes.
A diferencia del periodo anterior los vicepresidentes son de elección popular, en el mismo acto que se elige el presidente de la República. En el periodo anterior eran electos por el Congreso de la República, Poder Legislativo, que a partir del 9 de noviembre de 1949 se llama Asamblea Legislativa.
Igualmente, los integrantes del Poder Legislativo, desde 1949 hasta hoy se eligen por periodos de cuatro años, pudiendo ser reelectos, pero alternativamente, no como en el periodo anterior que podían ser reelectos consecutivamente y había elecciones de medio periodo para renovar la mitad de sus integrantes.
El periodo de 1940-1948, final de la Primera República, siempre será sujeto de muchas interpretaciones y análisis históricos, no solo por la coyuntura nacional que vivieron los dos gobiernos de este periodo, el del Dr. Rafael Ángel Calderón Guardia y el del Lic. Teodoro Picado Michalski, sino también por la coyuntura internacional que les cubrió, la II Guerra Mundial, la Posguerra, así como por las fuerzas políticas que durante estos años también actuaron en el escenario nacional, los comunistas, del Partido Comunista y de Vanguardia Popular, como empezó a denominarse a partir de 1943, por la coalición del Bloque de la Victoria, en 1943-1944, que genera en la práctica el calderocomunismo que llega hasta la Guerra Civil, y el surgimiento de las clases medias, los nuevos sectores políticos socialdemócratas, y el papel de la Iglesia católica nacional en estas coyunturas.
Es el periodo que marca también el lucimiento de grandes actores y líderes políticos que marcan esa época, pero que la trascienden hasta hoy, tanto en la institucionalidad real y efectiva del país, como en su memoria histórica, y en los valores que alrededor de ellos se forjaron, y siguen teniendo presencia nacional, como son Rafael Ángel Calderón Guardia, Teodoro Picado Michalski, monseñor Víctor Manuel Sanabria Martínez, Otilio Ulate Blanco, José Figueres Ferrer y León Cortés Castro, este último el menos presente en el periodo de la Segunda República.
La crisis política ocasionada por la nulidad de las elecciones presidenciales de Otilio Ulate, de febrero de 1948, por parte del Congreso Nacional, que provocó el alzamiento militar de José Figueres, que venía preparando desde meses atrás, condujo a un mes de intensos combates militares en el territorio nacional.
La fuerzas insurgentes y rebeldes jefeadas por José Figueres y su Ejército de Liberación Nacional, prometiendo garantizar el resultado electoral y entregar el Poder a Otilio Ulate, en cuyo nombre y reconocimiento presidencial se habían alzado en armas.
Las fuerzas del Gobierno apoyadas por los comunistas, y la Iglesia católica, aunque la Iglesia, en la práctica, se hacia representar en las fuerzas de Figueres con el sacerdote Benjamín Núñez Vargas, opositor gobiernista, capellán del Ejército de Liberación Nacional y luego ministro de Trabajo de la Junta Fundadora de la Segunda República.
Los combates militares poco a poco, durante este mes, fueron debilitando al Gobierno y sus fuerzas militares. La llegada de los insurgentes a la ciudad de Cartago, como etapa final del conflicto militar, preparando el combate de la capital, de San José, presagiaba una batalla cruenta, que se evitó, reconociendo la debilidad institucional del gobierno en el campo militar para esta batalla, y posibilitando las fuerzas insurgentes una salida política negociada a la situación de guerra que el país vivía, que el propio presidente Picado, quien el 15 de abril, que ya prácticamente había dimitido y aceptado su rendición, sugirió a Figueres.
Así entre el 15 y el 19 de abril se produjeron dos pactos que le pusieron fin al conflicto político militar. Primero, el Pacto de Ochomogo, donde se encontraron, en las montañas de Tres Ríos, José Figueres y Benjamín Núñez, por el Ejército de Liberación Nacional, y Manuel Mora Valverde y Carlos Luis Fallas, como representantes de las fuerzas militares que combatían por el gobierno, quienes acordaron paralizar los conflictos militares y entregar los comunistas las armas ante el reconocimiento del triunfo de Figueres, y su compromiso allí firmado de respetar vidas y haciendas, las garantías sociales y la legalidad política de las fuerzas que habían estado combatiendo, entre otros asuntos. Segundo, el Pacto de la Embajada de México, donde se reconoció lo pactado en Ochomogo, ante delegaciones diplomáticas, y donde Teodoro Picado firmó el término a la Guerra Civil y su dimisión, entregándole este mismo día, 19 de abril la Presidencia al Ing. Santos León Herrera, quien le entregó la Presidencia a José Figueres, ya nombrado presidente, de la Junta Fundadora de la Segunda República, el 8 de mayo de 1948.
Por su parte Figueres le impuso a Otilio Ulate, el 1° de mayo de 1948, el llamado Pacto Ulate Figueres, con el cual se quedaría Figueres gobernando 18 meses, en lo que llamó La Junta Fundadora de la Segunda República.
Así se terminó el conflicto político militar de marzo y abril de 1948, y se inició ese periodo histórico que llega a nuestros días con el Gobierno de la Junta Fundadora de la Segunda República.
Entre sus cosas esta Junta convocó a la realización de una Asamblea Constituyente que redactó la Constitución Política vigente hoy, y el 9 de noviembre de 1949, cuando terminó sus funciones, se le entregó la Presidencia a Otilio Ulate Blanco, iniciando así hasta hoy las 18 Presidencias de la Segunda República, incluida la de Ulate.
Los Decretos Ley de la Junta Fundadora de la Segunda República los avaló la Asamblea Constituyente el 9 de noviembre de 1949.
Hemos vivido estos 70 años bajo el manto de la Segunda República. Aún no hemos hecho su balance histórico.
Se critica y cuestiona su existencia actual, y hay quienes han hablado de una Tercera y hasta Cuarta República, sin que se haya cerrado este capítulo nacional.
Con el ascenso del Partido Acción Ciudadana al Gobierno de la República, en 2014, y su reelección a cargo del Ejecutivo Nacional, en 2018, ¿estaremos a las puertas de cerrar este periodo histórico, el de la Segunda República? ¿Estaremos abriendo la puerta de una Tercera República?
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