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EDITORIAL


Estado y reformas

Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 24 enero, 2008


Editorial


Uno de los desafíos cruciales es mejorar la eficacia y capacidad de respuesta de los gobiernos.

El Estado debe ser reestructurado para realizar las grandes tareas que se requieren, modernizar la economía y lograr equidad social.

En los últimos años, Costa Rica ha logrado un fuerte dinamismo exportador y un mejor acceso a los mercados mundiales. Pero los avances en competitividad siguen siendo limitados y el desempeño nacional está muy por debajo de su potencial.

Costa Rica tiene aún un amplio campo por desarrollar para revitalizar sus exportaciones de recursos naturales con la incorporación de conocimiento, de innovación y de valor.

Pero a menudo se asume que un Estado reestructurado debe tener menor envergadura.

En Costa Rica este no parece ser necesariamente el caso. De hecho, en muchos países latinoamericanos, el Estado es tan reducido que no puede garantizar un acceso generalizado a la salud y a la educación. En algunos casos ni siquiera puede garantizar la seguridad de sus ciudadanos o el imperio del derecho.

Una cuestión prioritaria de la retirada estatal de ciertos sectores económicos es la eficiencia de las empresas. Costa Rica ha logrado avances en este campo al liquidar una serie de empresas estatales, muchas de las cuales fueron creadas a través de la Corporación Costarricense de Desarrollo, de ingrata memoria.

Todavía hay, sin embargo, empresas que han presentado dificultades en mantener precios que tengan en cuenta los costos. Es más, a menudo el patronazgo político las ha llevado a contratar demasiado personal y a pagar sueldos excesivos.

La cuestión de tarifas de los servicios públicos es un aspecto relevante a considerar, pues con frecuencia las inversiones no se pueden financiar con ganancias y deben cubrirse con los aportes gubernamentales.

La reforma al Estado demanda una tenaz voluntad política. El público no se opondrá a medidas que reduzcan el número de empleados estatales. Ciertamente, el modelo económico que practica Costa Rica produjo excelentes resultados en épocas pretéritas; hoy por hoy, se encuentra fuera del contexto del mundo desarrollado y más aún, de continuar por su ruta, el país puede perder en el corto plazo la oportunidad de crecer como Estado libre y autónomo.

No dudamos en afirmar que con una mejor infraestructura física y con un sector financiero más libre y dinámico, Costa Rica, colateralmente a su desarrollo turístico, podría constituirse en punto focal del comercio internacional y consecuentemente de servicios financieros, entre muchos otros.

De allí que una reforma del Estado es esencial para lograr la eficiencia del gasto público y la prestación de servicios básicos a los más pobres. Para ello no se requiere un Estado ni más grande, ni más pequeño. Simplemente uno mejor.







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