Eso que llaman “neoliberalismo”
| Miércoles 10 junio, 2015
Eso que llaman “neoliberalismo”
El epíteto “neoliberal” es moneda común en nuestro lenguaje político. Desde inicios de los ochenta, el país vendría sumido en una especie de “pesadilla neoliberal” de la que algunos ungidos quieren despertarnos.
La “pesadilla” habría comenzado en 1985, cuando la Administración Monge Álvarez firma el famoso PAE I. El país venía de implementar, décadas atrás, el llamado modelo sustitutivo de importaciones, que apostaba al desarrollo intermedio de su parque industrial.
Las cuatro quintas partes de las exportaciones se destinaban al mercado centroamericano, pequeño y altamente proteccionista, lo que abrió a Costa Rica al resto de la región mientras la cerraba frente a mercados internacionales más competitivos.
El país debía importar la mayor parte de las materias primas, insumos intermedios y bienes de capital necesarios en la manufactura. La aventura del Estado Empresario, impulsada sobre todo por el PLN, propició el surgimiento de una élite empresarial mercantilista que medró al alero del poder político para proteger industrias poco competitivas.
La banca nacionalizada funcionó, además, como caja chica de las ocurrencias de los gobiernos de turno, lo que tuvo como corolario el desfinanciamiento continuo de sectores de la economía que no contaban con acceso privilegiado a estas carteras.
Esta estrategia, sobra decir, se llevó a cabo en detrimento de todos los consumidores.
La Administración Carazo Odio no fue un giro en esta política, sino su perniciosa radicalización. El gobierno continuó endeudándose y desestimulando el ahorro interno con tal de mantener un modelo fracasado.
A ello se aunó la segunda crisis del petróleo en 1978, que vino a complicar la situación. Además, el sector público costarricense crecía aceleradamente desde los 60, lo que representa hoy día una significativa carga al presupuesto nacional y un innegable obstáculo para el despegue económico.
Alto proteccionismo y un sector público grande resultan fatales para una economía pequeña y vulnerable que le apostó a un mercado regional escasamente competitivo y altamente subsidiado.
Es así como a partir de los 80 Costa Rica migra hacia otro modelo de desarrollo, basado en la diversificación de sus exportaciones y en la búsqueda de mercados allende el centroamericano. Dicho modelo, todavía con un alto grado de proteccionismo en detrimento de los consumidores, le ha permitido a Costa Rica —de forma más o menos exitosa— insertarse en mercados internacionales, generar empleo y ser menos vulnerable a las crisis económicas.
La aventura estatista, que hace definitivamente aguas durante el gobierno de Rodrigo Carazo, cosechó un empobrecimiento generalizado de la población, reflejado en la caída abrupta del ingreso, lo que, entre otras cosas, obligó a una generación de costarricenses a dejar las aulas, hecho que todavía pesa en los índices de pobreza del país.
En esta “larga noche neoliberal” Costa Rica cuenta innegables logros en materia económica y social. Se han emprendido, además, reformas fundamentales como la apertura bancaria de 1995.
Restan todavía tareas urgentes en lo referente a la reorganización y reducción del Estado que vengan a ordenar y poner en cintura la desbocada estructura del gasto en el empleo público, además de la apertura de monopolios injustificables como el del alcohol, la electricidad y el de hidrocarburos.
Como decía Santayana, los que no recuerdan el pasado están condenados a repetirlo.
Iván Villalobos Alpízar
Profesor UCR
villalpi@gmail.com