Escasez de alimentos socava planes de Chávez
| Sábado 20 marzo, 2010
Escasez de alimentos socava planes de Chávez
Caracas-Son las 10 de la mañana y reina el nerviosismo en el supermercado Cada del vecindario San Bernardino de Caracas. El local acaba de recibir dos cargamentos de sacos de azúcar de dos y cinco kilos.
Rodeado de decenas de compradores, Rigoberto Fernández trata de entregar los sacos uno a uno. El empleado le da uno más pequeño a una mujer canosa que se lo arroja de vuelta y le grita: “¿Cómo se atreve a decirme que no puedo llevarme uno de los más grandes?”. El saco se rompe y el azúcar se cae.
En cuestión de 10 minutos, el cargamento ha desaparecido. “Estoy harto de la escasez de alimentos”, murmura Fernández mientras barre. “La gente se desespera y todos empiezan a comportarse como animales”.
La respuesta del presidente venezolano Hugo Chávez a la escasez de alimentos es buscar un chivo expiatorio, que en este caso son los dueños de los supermercados, informa Bloomberg BusinessWeek en la edición del 22 de marzo. El 17 de enero, el mandatario expropió seis tiendas Éxito de la cadena francesa Groupe Casino. Un mes después hizo lo mismo con Cada, otra cadena de Casino de 35 supermercados y ocho centros de distribución.
Los intentos de Chávez de transformar su país en un estado socialista al estilo de Cuba están en problemas. Venezuela, con su vasta riqueza petrolera, no debería padecer escasez alguna, pero la ineficiente producción rural, la expropiación de supermercados por parte del Gobierno y la devaluación del 50% de la moneda que tuvo lugar en enero han alterado la provisión de alimentos.
Son malas noticias para Chávez, cuyo mensaje anticapitalista y su empeño en socavar la influencia estadounidense en América Latina lo han convertido en el mayor dolor de cabeza de Washington en la región. El nivel de popularidad de Chávez entre los venezolanos ha caído a alrededor del 45%, mientras que era de 70% hace tres años, según dos organizaciones encuestadoras de Caracas, Datanálisis y DATOS.
Proporcionar alimentos baratos a los pobres ha sido una pieza central de la presidencia de Chávez. Ha expropiado procesadoras de alimentos, comercios y más de 2,5 millones de hectáreas de granjas y grandes establecimientos rurales en la convicción de que el Gobierno puede alimentar a los venezolanos mejor que el sector privado.
En manos del estado, sin embargo, la producción se ha visto afectada. De 1999 a 2008, la producción per cápita de caña de azúcar se redujo un 8%, mientras que la de fruta declinó un 25% y la de carne cayó un 38%, según Carlos Machado, especialista en agricultura del Instituto Superior de Estudios Administrativos, una escuela de negocios de Caracas. Dice que las cooperativas han fracasado y la producción ganadera ha quedado diezmada.
Mientras el país nadaba en las ganancias que generaba el petróleo, resultaba fácil comprarle pollos a Brasil, carne a Argentina y leche en polvo a Nueva Zelanda. Las importaciones de alimentos subieron de $1,3 mil millones en 1999, cuando asumió Chávez, a $7,5 mil millones en 2008: aproximadamente el 70% de lo que comen los venezolanos.
La declinación del precio del petróleo y la contracción del 3,3% que experimentó la economía el año pasado hicieron que Chávez contara con menos dinero para importar alimentos o para impulsar las procesadoras de alimentos y establecimientos rurales estatales mal administrados. Los funcionarios del Gobierno “creen que saben cómo administrar empresas, pero lo que hacen es arruinarlas, tal como están arruinando el país”, dice Antonia Rangel, un ama de casa de 47 años, una de las personas que logró obtener un saco de azúcar en el local de Cada.
Chávez quiere transformar los locales de la cadena Éxito en lo que llama “megatiendas socialistas” de venta de alimentos, artefactos y ropa virtualmente sin aumento de precios. Y en su programa “Aló, Presidente”, dijo que la medida era un paso más en la política del estado venezolano de transformar “el capitalismo en socialismo”.
Las expropiaciones de supermercados han alarmado a los comerciantes, si bien son pocos los que se muestran dispuestos a hacer declaraciones. “Es uno de los peores momentos que hemos vivido”, dice el máximo responsable ejecutivo de una importante cadena de supermercados que se negó a dar su nombre por temor a represalias del Gobierno. “Vivimos con el constante temor a que el Gobierno nos clausure o nos expropie”.
En respuesta a un paro nacional de dos meses de grandes productores y distribuidores de alimentos en 2002, Chávez abrió una cadena de tiendas administrada por el Estado donde ahora compra más de la cuarta parte de los venezolanos.
Cuando los escasos productos llegan a los locales, el rumor se extiende con rapidez y se forman largas filas. “Sólo puedo dejar entrar a la gente de a una o dos personas para que las cosas no se descontrolen”, dice Omar Gálvez, gerente de un pequeño local de Mercal -la cadena estatal- ubicado en Petare, un vecindario pobre de Caracas.
Proporcionar alimentos baratos a los venezolanos no es barato. Félix Osorio, el ministro de Alimentación de Chávez, dice que el Gobierno gastará este año $605 millones en subsidiar alimentos, más $1,8 mil millones en la administración del sistema Mercal. Agrega que la comida es una “necesidad básica”, no una simple mercadería. Pero que “los capitalistas no lo ven así”.
Hasta ahora, Chávez se ha ganado la lealtad de los venezolanos pobres con el subsidio de alimentos. A medida que la inflación afecta el poder adquisitivo, ese apoyo flaquea. Luego de aumentar más del 15% anual entre 2004 y 2009, el consumo ha empezado a caer, según surge de datos del Banco Central.
Los dueños de supermercados temen que haya nuevas expropiaciones, y son cada vez más los venezolanos que dicen que el socialismo no es el camino correcto. Según una encuesta de DATOS realizada dos semanas después de la expropiación de Éxito, el 58% de los consultados dijo que no aprobaba la medida de Chávez.
Otra encuesta de DATOS determinó que el 86% no cree que Cuba sea un modelo apropiado para Venezuela. Chávez “avanza en dirección opuesta a lo que la gente dice que quiere para el país”, dice Joseph Saade, el director de DATOS. “La gente observa todo lo que ha expropiado el Gobierno y ve que las compañías se han vuelto disfuncionales”.
Caracas-Son las 10 de la mañana y reina el nerviosismo en el supermercado Cada del vecindario San Bernardino de Caracas. El local acaba de recibir dos cargamentos de sacos de azúcar de dos y cinco kilos.
Rodeado de decenas de compradores, Rigoberto Fernández trata de entregar los sacos uno a uno. El empleado le da uno más pequeño a una mujer canosa que se lo arroja de vuelta y le grita: “¿Cómo se atreve a decirme que no puedo llevarme uno de los más grandes?”. El saco se rompe y el azúcar se cae.
En cuestión de 10 minutos, el cargamento ha desaparecido. “Estoy harto de la escasez de alimentos”, murmura Fernández mientras barre. “La gente se desespera y todos empiezan a comportarse como animales”.
La respuesta del presidente venezolano Hugo Chávez a la escasez de alimentos es buscar un chivo expiatorio, que en este caso son los dueños de los supermercados, informa Bloomberg BusinessWeek en la edición del 22 de marzo. El 17 de enero, el mandatario expropió seis tiendas Éxito de la cadena francesa Groupe Casino. Un mes después hizo lo mismo con Cada, otra cadena de Casino de 35 supermercados y ocho centros de distribución.
Los intentos de Chávez de transformar su país en un estado socialista al estilo de Cuba están en problemas. Venezuela, con su vasta riqueza petrolera, no debería padecer escasez alguna, pero la ineficiente producción rural, la expropiación de supermercados por parte del Gobierno y la devaluación del 50% de la moneda que tuvo lugar en enero han alterado la provisión de alimentos.
Son malas noticias para Chávez, cuyo mensaje anticapitalista y su empeño en socavar la influencia estadounidense en América Latina lo han convertido en el mayor dolor de cabeza de Washington en la región. El nivel de popularidad de Chávez entre los venezolanos ha caído a alrededor del 45%, mientras que era de 70% hace tres años, según dos organizaciones encuestadoras de Caracas, Datanálisis y DATOS.
Proporcionar alimentos baratos a los pobres ha sido una pieza central de la presidencia de Chávez. Ha expropiado procesadoras de alimentos, comercios y más de 2,5 millones de hectáreas de granjas y grandes establecimientos rurales en la convicción de que el Gobierno puede alimentar a los venezolanos mejor que el sector privado.
En manos del estado, sin embargo, la producción se ha visto afectada. De 1999 a 2008, la producción per cápita de caña de azúcar se redujo un 8%, mientras que la de fruta declinó un 25% y la de carne cayó un 38%, según Carlos Machado, especialista en agricultura del Instituto Superior de Estudios Administrativos, una escuela de negocios de Caracas. Dice que las cooperativas han fracasado y la producción ganadera ha quedado diezmada.
Mientras el país nadaba en las ganancias que generaba el petróleo, resultaba fácil comprarle pollos a Brasil, carne a Argentina y leche en polvo a Nueva Zelanda. Las importaciones de alimentos subieron de $1,3 mil millones en 1999, cuando asumió Chávez, a $7,5 mil millones en 2008: aproximadamente el 70% de lo que comen los venezolanos.
La declinación del precio del petróleo y la contracción del 3,3% que experimentó la economía el año pasado hicieron que Chávez contara con menos dinero para importar alimentos o para impulsar las procesadoras de alimentos y establecimientos rurales estatales mal administrados. Los funcionarios del Gobierno “creen que saben cómo administrar empresas, pero lo que hacen es arruinarlas, tal como están arruinando el país”, dice Antonia Rangel, un ama de casa de 47 años, una de las personas que logró obtener un saco de azúcar en el local de Cada.
Chávez quiere transformar los locales de la cadena Éxito en lo que llama “megatiendas socialistas” de venta de alimentos, artefactos y ropa virtualmente sin aumento de precios. Y en su programa “Aló, Presidente”, dijo que la medida era un paso más en la política del estado venezolano de transformar “el capitalismo en socialismo”.
Las expropiaciones de supermercados han alarmado a los comerciantes, si bien son pocos los que se muestran dispuestos a hacer declaraciones. “Es uno de los peores momentos que hemos vivido”, dice el máximo responsable ejecutivo de una importante cadena de supermercados que se negó a dar su nombre por temor a represalias del Gobierno. “Vivimos con el constante temor a que el Gobierno nos clausure o nos expropie”.
En respuesta a un paro nacional de dos meses de grandes productores y distribuidores de alimentos en 2002, Chávez abrió una cadena de tiendas administrada por el Estado donde ahora compra más de la cuarta parte de los venezolanos.
Cuando los escasos productos llegan a los locales, el rumor se extiende con rapidez y se forman largas filas. “Sólo puedo dejar entrar a la gente de a una o dos personas para que las cosas no se descontrolen”, dice Omar Gálvez, gerente de un pequeño local de Mercal -la cadena estatal- ubicado en Petare, un vecindario pobre de Caracas.
Proporcionar alimentos baratos a los venezolanos no es barato. Félix Osorio, el ministro de Alimentación de Chávez, dice que el Gobierno gastará este año $605 millones en subsidiar alimentos, más $1,8 mil millones en la administración del sistema Mercal. Agrega que la comida es una “necesidad básica”, no una simple mercadería. Pero que “los capitalistas no lo ven así”.
Hasta ahora, Chávez se ha ganado la lealtad de los venezolanos pobres con el subsidio de alimentos. A medida que la inflación afecta el poder adquisitivo, ese apoyo flaquea. Luego de aumentar más del 15% anual entre 2004 y 2009, el consumo ha empezado a caer, según surge de datos del Banco Central.
Los dueños de supermercados temen que haya nuevas expropiaciones, y son cada vez más los venezolanos que dicen que el socialismo no es el camino correcto. Según una encuesta de DATOS realizada dos semanas después de la expropiación de Éxito, el 58% de los consultados dijo que no aprobaba la medida de Chávez.
Otra encuesta de DATOS determinó que el 86% no cree que Cuba sea un modelo apropiado para Venezuela. Chávez “avanza en dirección opuesta a lo que la gente dice que quiere para el país”, dice Joseph Saade, el director de DATOS. “La gente observa todo lo que ha expropiado el Gobierno y ve que las compañías se han vuelto disfuncionales”.