Es hora de recaudar bien
La actual coyuntura mundial no da para seguir con la mala recaudación que en general impera
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 09 agosto, 2011
Son múltiples y muy efectivas las medidas que el gobierno puede tomar si quiere hacerle frente a un déficit fiscal que no permite sufragar las necesidades del país y que podría agravarse peligrosamente por la negativa situación económica mundial y por la desbordada delincuencia que golpea a los costarricenses cada día y amenaza con desalentar a turistas e inversionistas.
Esto puede enfrentarse sin descuidar en absoluto sectores vitales como el de salud y educación, que posibilitan una población en condiciones de producir con éxito.
Las medidas a que nos referimos son las destinadas al eficiente cobro de los impuestos actuales.
Acabar con la doble facturación, con la porosidad de nuestras fronteras que ya más que poros tiene monumentales huecos por donde pasa todo tipo de contrabando, con la no declaración sobre ventas hechas al contado y con dinero en efectivo y muchas otras fallas del sistema de cobros tributarios.
Si ya se están tomando ciertas medidas en algunos de estos puntos de evasión de impuestos, las acciones no pueden ser débiles, parciales y, como tantas cosas en este país, “flor de un día”.
Si nunca se debería haber permitido que creciera impunemente la estafa al fisco por la vía de los tributos, mucho menos en las actuales circunstancias mundiales.
Si los países ricos, que cobran puntualmente y con mano dura los impuestos a sus ciudadanos y empresas, se están viendo al borde de la quiebra por otros malos manejos de conocimiento público, las naciones pequeñas y pobres como la nuestra no pueden seguir dándose el lujo de permitir a los inescrupulosos, que no pagan los impuestos que les corresponden, poner así en peligro la economía nacional y las posibilidades de continuar con el desarrollo.
Es inaceptable que el debate, la retórica y todos los esfuerzos se enfoquen hacia la aprobación de más impuestos, con algunas débiles medidas de contención del gasto público que podrían afectar programas sociales importantes, más que reprimir el despilfarro de rubros innecesarios, cuando lo que hace falta por sobre todas las cosas es el adecuado cobro de los impuestos que ya por ley se deben pagar.
La actual coyuntura mundial no da para seguir con la mala recaudación que en general impera. Esta es una hora en que solo la transparencia, el cumplimiento estricto de la función pública y el aporte de todos, por voluntad o por estrictos controles, pueden generar lo necesario para un gasto público muy moderado administrado también bajo rigurosa vigilancia.