¿Es el mejor momento para comprar arte?
Bloomberg | Miércoles 19 junio, 2013
¿Es el mejor momento para comprar arte?
Este es un buen momento para comprar arte contemporáneo, aun cuando los precios nunca estuvieron tan altos, dice el coleccionista Howard Rachofsky de Dallas mientras digiere una salchicha alemana.
El ex administrador de un fondo de alto riesgo y su esposa Cindy están almorzando en Art Basel, la feria más grande del mundo dedicada a las obras de arte del sigo XXI y XX. Los galeristas realizaron numerosas operaciones en la 44ª edición de este año, luego de los $1.100 millones alcanzados por las ventas contemporáneas de Nueva York en mayo.
La firma Landau Fine Art, de Montreal, vendió la tela de 1960 de René Magritte “Un peu de l’ame des bandits” (Un poco del espíritu de los bandidos) por un precio de $12,5 millones.
“El mercado de las obras maestras y los trofeos no podría estar más fuerte”, señala Rachofsky, de 69 años, que lleva una chaqueta azul cobalto y unos pantalones amarillo canario. “Hay mucho a niveles más modestos, en particular de artistas jóvenes. Hay oportunidades”.
Rachofsky compró obras de los artistas italianos de posguerra Mimmo Rotella y Mario Merz por $500.000 y $150.000 cada una.
También se llevó una obra abstracta de 1954 del japonés Kazuo Shiraga del grupo Gutai (“Encarnación”) por unos $300.000, vendida por el marchand de Londres David Juda.
Los Rachofsky son uno de los matrimonios compradores de arte más destacados de los Estados Unidos. Su colección se basa primordialmente en los movimientos estadounidenses y europeos de posguerra como el minimalismo de los 60 y el Arte Povera italiano. Las colecciones están expuestas en su casa modernista de Dallas, diseñada por Richard Meier, así como en un nuevo espacio de depósito de Dallas.
Rachofsky sorteó con destreza la crisis del mercado del arte de 2008-2009. En junio de 2008, vendió la escultura de 1995-2000 de Jeff Koons “Flor de globo (Magenta)” en Christie’s International por un récord de 12,9 millones de libras (entonces$25,8 millones).
“La vendimos específicamente para comprar un conjunto de cuatro pinturas de Sigmar Polke de 1982”, dijo Rachofsky. “En ese momento, el mercado parecía insostenible e inimaginable. Si uno quiere seguir coleccionando, es muy improbable que tenga los recursos para jugar el juego sin vender cosas de vez en cuando”.
Rachofsky atribuye el alza de los precios a lo que denomina concentración de la riqueza.