¡Equipo y más!
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Martes 20 abril, 2010
¡Equipo y más!
“La amistad termina donde la desconfianza empieza”. Este refrán explica por qué, en ocasiones, pese a que todo parece funcionar bien en un equipo, no se percibe que el fuego por ganar esté encendido, que todos deseen ir por algo más que lo suficiente, que el alma colectiva esté inspirada.
Tanto en el deporte como en las empresas, vemos grupos de profesionales de excelente calidad que se quedan en el camino o apenas llegan a las metas, sin excederlas. Algo frena ese espíritu extra, ese desborde de energía. Las relaciones son sanas, el respeto está presente y cada cual cumple su parte, pero nada más.
En cambio, en esos mismos dos ámbitos también presenciamos equipos que superan sus objetivos. Su fuerza y vigor contagian a sus aficionados o clientes; no parecen estar trabajando sino divirtiéndose, gozan estar unidos en una aventura desafiante y placentera a la vez. La química entre ellos es creciente. ¿Cómo lo logran? Muy simple: son amigos.
Sus miembros han cultivado una amistad real, sincera, de las que duran toda una vida, atienden consejos mutuos, procesan sus roces y siguen adelante. Todos saben que la esencia está en cooperar, construir y ser dignos de la confianza de sus compañeros. Como dice W. Von Eschenbach, no temen a los que discuten sino a los que tiran la piedra y luego se escabullen. Entre ellos son confrontativos, exigentes y respetuosos.
Esos amigos hablan de todo, hasta de trabajo. ¿Quién no desea estar donde es apreciado e importante para los otros? Por supuesto, la competencia está presente; pero, por encima de ella se tiene conciencia de que, como expresa el Rabino Kushner: “Cuando se mira hacia atrás, a todo lo que se ha hecho en la vida, se hallará más satisfacción en las alegrías que se ha provocado en la vida de otras personas, que en las ocasiones en que se les superó y derrotó.”
Esa amistad se compone de distintos ingredientes: tolerancia, solidaridad en los momentos difíciles, celebración en los otros, humildad, ausencia de apetitos de individualistas, humor, y crecimiento personal.
Invertir tiempo en estar juntos, conocerse, acumular anécdotas y valorarse, va alejando la desconfianza para convertirla en una dolencia de otros grupos que no tienen la visión de ir más allá, y se arriesgan a ser apenas un equipo.
Analice: ¿Tiene usted un grupo, un equipo, o unos amigos con quienes se divierte, con exigencia, superando retos?
German Retana
german.retana@incae.edu
“La amistad termina donde la desconfianza empieza”. Este refrán explica por qué, en ocasiones, pese a que todo parece funcionar bien en un equipo, no se percibe que el fuego por ganar esté encendido, que todos deseen ir por algo más que lo suficiente, que el alma colectiva esté inspirada.
Tanto en el deporte como en las empresas, vemos grupos de profesionales de excelente calidad que se quedan en el camino o apenas llegan a las metas, sin excederlas. Algo frena ese espíritu extra, ese desborde de energía. Las relaciones son sanas, el respeto está presente y cada cual cumple su parte, pero nada más.
En cambio, en esos mismos dos ámbitos también presenciamos equipos que superan sus objetivos. Su fuerza y vigor contagian a sus aficionados o clientes; no parecen estar trabajando sino divirtiéndose, gozan estar unidos en una aventura desafiante y placentera a la vez. La química entre ellos es creciente. ¿Cómo lo logran? Muy simple: son amigos.
Sus miembros han cultivado una amistad real, sincera, de las que duran toda una vida, atienden consejos mutuos, procesan sus roces y siguen adelante. Todos saben que la esencia está en cooperar, construir y ser dignos de la confianza de sus compañeros. Como dice W. Von Eschenbach, no temen a los que discuten sino a los que tiran la piedra y luego se escabullen. Entre ellos son confrontativos, exigentes y respetuosos.
Esos amigos hablan de todo, hasta de trabajo. ¿Quién no desea estar donde es apreciado e importante para los otros? Por supuesto, la competencia está presente; pero, por encima de ella se tiene conciencia de que, como expresa el Rabino Kushner: “Cuando se mira hacia atrás, a todo lo que se ha hecho en la vida, se hallará más satisfacción en las alegrías que se ha provocado en la vida de otras personas, que en las ocasiones en que se les superó y derrotó.”
Esa amistad se compone de distintos ingredientes: tolerancia, solidaridad en los momentos difíciles, celebración en los otros, humildad, ausencia de apetitos de individualistas, humor, y crecimiento personal.
Invertir tiempo en estar juntos, conocerse, acumular anécdotas y valorarse, va alejando la desconfianza para convertirla en una dolencia de otros grupos que no tienen la visión de ir más allá, y se arriesgan a ser apenas un equipo.
Analice: ¿Tiene usted un grupo, un equipo, o unos amigos con quienes se divierte, con exigencia, superando retos?
German Retana
german.retana@incae.edu