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Entretenido calentamiento

| Martes 14 julio, 2009




CRITICA DE CINE
Entretenido calentamiento
La sexta entrega de Harry Potter sirve de prólogo para las dos que faltan

El sexto filme de Harry Potter es una entretenida mezcla de magia, oscuridad y amores adolescentes que, pese a su extenso metraje, solo sirve de prólogo para la esperada lucha final contra el malvado Lord Voldemort, que centrará las dos últimas entregas de la saga.
“Harry Potter and the half-blood prince” es una historia de transición antes del final de la saga ideada por J.K.Rowling, que dio por cerradas las aventuras del aprendiz del mago con el sétimo libro, “Harry Potter and the deathly hallows”, que llegará al cine en dos largometrajes, en 2010 y 2011.
De ahí que la sexta entrega, que se estrena este miércoles, se limite a ser un calentamiento de las dos últimas películas.
La historia de este sexto filme está separado en dos líneas argumentales bien diferenciadas: por un lado los amores de unos protagonistas en plena adolescencia y, por otro, la búsqueda de Voldemort por parte de Harry y del profesor Dumbledor.
En el apartado de amores, Harry (Daniel Radcliffe) y sus inseparables Hermione (Emma Watson) y Ron (Rupert Gring) se ven atacados por el virus del amor y de los celos, con terceras personas que estorban sus objetivos, al más puro estilo de las películas de Hollywood para adolescentes.
Y con un ambiente mucho más serio y oscuro, a través de una puesta en escena tenebrosa de juegos de luces y sombras, el director David Yates (también responsable de la entrega anterior) cuenta de manera más pausada de lo habitual la búsqueda del malvado Voldemort.
Menos acción, menos batallas y más interrogantes se abren en el proceso en el que Harry ayuda a Dumbledor a localizar las partes en las que Voldemort ha dividido su alma para poder ser inmortal.
En este proceso tropiezan con los malos habituales, entre ellos Draco Malfoy y Bellatrix, aunque las luchas que se producen son de baja intensidad, lo que claramente avanza un tremendo final de fiesta en las dos próximas entregas.
Con un alto nivel técnico y unas interpretaciones creíbles y poco excesivas —lógico si se tiene en cuenta el nivel de los actores, como Alan Rickman, Michael Gambon o Helena Bonham Carter—, la película se ve con facilidad a pesar de sus 153 minutos de duración, pero no aporta gran cosa a la historia del mago.
Lo que sí hace, y de forma eficaz, es dejar a los seguidores de la saga con ganas de ver más.

Madrid
EFE






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