Entre la democracia y la oclocracia
| Lunes 19 diciembre, 2011
Es importante señalar los síntomas que hacen presumir que la sociedad costarricense se mueve hacia la oclocracia
Entre la democracia y la oclocracia
Me encontré en una presentación el término “Oclocracia” y me llamó la atención su definición y la forma en que en Costa Rica se podría estar moviendo hacia una voluntad política viciada y gobernada por la demagogia, sin dejar de analizar la posibilidad de llegar al extremo donde se da la ingobernabilidad como resultado de la aplicación de políticas demagógicas y la toma del poder por parte de personas de “perfil bajo” en puestos claves que buscan la legitimidad y que mueven a las masas para obligar a los gobernantes a adoptar políticas y decisiones desafortunadas.
Igualmente resulta interesante analizar la definición de JJ Rousseau quien define oclocracia como la degeneración de la democracia producto de que los gobernantes se dedican a servir al interés de unos cuantos en contra de la voluntad de la mayoría.
El movimiento de los indignados es un ejemplo de disconformidad popular por la desmedida protección de los políticos al sistema financiero y a las grandes corporaciones.
Teniendo claras ambas visiones, es importante señalar los síntomas que hacen presumir que la sociedad costarricense se mueve hacia la oclocracia.
El primer elemento es el poco interés de participar en política de las personas con mayor formación y visión país; un segundo elemento es el manifiesto temor de la ciudadanía de salir a las calles para no ser asaltada y que nos recluye a vivir encerrados mientras los delincuentes andan libremente buscando tener dinero de forma fácil.
Un tercer elemento es la prevalencia del tráfico de influencias (chorizo), enriquecimiento ilícito y la falta de probidad de altos funcionarios públicos en puestos claves para que prevalezca la institucionalidad.
Un último ejemplo se da cuando los delincuentes son apresados por las autoridades y el sistema judicial por una u otra razón los libera y salen campantes burlándose de la ley y donde el sistema correctivo-depresivo ya no funciona.
Yo rescato la frase de Edmund Burke “lo único que se ocupa para que triunfe el mal es que los hombres de bien no hagamos nada”, y este es el reto de la mayoría de los ciudadanos honestos y cultos que no encontramos en los gobernantes actuales una actitud para revertir esa tendencia de favorecer a los intereses de unos pocos o en su efecto permitir que “la gradería de sol” tome el control del país.
Mynor Retana C.
Ingeniero
mretanaca@gmail.com