Entre caprichos y carencias
Incapacidad, falta de transparencia y actuaciones caprichosas afectan negativamente al país y a su gente
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Viernes 04 septiembre, 2009
No es lo mismo ingobernabilidad que incapacidad administrativa. Cuando no se tiene la capacidad de resolver algo oportuna y acertadamente hay que admitirlo y escuchar al que sabe. Estas son reflexiones que se hacen muchos costarricenses ante medidas adoptadas con la intención de solucionar un problema pero con tanto desacierto que aumentan el cúmulo de dificultades al que se ve enfrentada la ciudadanía en sus labores cotidianas. Exceso burocrático, inseguridad… la lista es larga. Si de leyes se trata, es sorprendente comprobar la incapacidad imperante en algunos casos para hacer, en tiempo razonable, un estudio a fondo y una redacción correcta de modo que estas puedan ser aprobadas sin contratiempos. Si se trata de normas que entran en funcionamiento por decreto, ocurre lo mismo en ocasiones. No se puede administrar por ocurrencias carentes de estudio. Lo demuestra una noticia del miércoles en este medio. Una vez más, el decreto que prohíbe la circulación de los vehículos en determinado día de la semana, según su número de placa, ha vuelto a la Sala Constitucional a causa de los trastornos que ha provocado a innumerables pequeños empresarios, quienes aducen problemas en su estrategia operacional con las consiguientes pérdidas económicas. Habrá que esperar lo que decida esa Sala. En materia de leyes, en los últimos días hemos vivido la más reciente demostración de incapacidad cuando nuestra Asamblea Legislativa aprobó en primer debate un proyecto de condonación de deuda a pequeños agricultores sin haber revisado, como correspondía, la lista y el perfil de los posibles beneficiarios. Estos ejemplos no serían tan preocupantes si fueran excepciones. Lamentablemente, los casos se repiten entrabando el normal desenvolvimiento del país. Si no, basta ver el funcionamiento del sistema de concesión de obra pública para notarlo. Incapacidad, falta de transparencia y actuaciones caprichosas afectan negativamente al país como un todo y a la vida de los ciudadanos en particular. Costa Rica no puede seguir por este camino. No solo hay que hacer las cosas, es necesario hacerlas bien. Se deberá estudiar con profundidad la capacidad e intención de quienes aspiren a gobernarnos.