Energía a partir de basura
| Jueves 03 julio, 2008
Energía a partir de basura
Con carácter exclusivo, LA REPUBLICA de ayer les dio a conocer a los costarricenses y al mundo una noticia verdaderamente alentadora.
En momentos de tanta incertidumbre y angustia por la desenfrenada carrera alcista de los precios del petróleo y sus consecuencias en múltiples ámbitos, como el de la alimentación, el científico nacional Franklin Chang hace por este medio un anuncio de enorme trascendencia no solo para los costarricenses sino para el mundo.
Este astronauta que ostenta el récord de más viajes al espacio, y despliega ahora sus conocimientos, talento y experiencia en su compañía Ad Astra Rocket con operación en Liberia, Guanacaste, se propone transformar en electricidad la basura.
Chang ya consiguió crear el plasma —cuarto estado de la materia— capaz de impulsar motores para viajes espaciales a largas distancias. Y aunque ese plan de establecer una base en la Luna para probar cohetes espaciales se mantiene para 2017, su empresa pretende aplicarlo también aquí, en la Tierra, para producir formas de energía renovables y amigables con el ambiente.
Se trata de una especie de recámaras donde el plasma desintegre los desechos industriales, hospitalarios y residenciales de modo que la basura se transforme en sus elementos fundamentales.
A partir de los gases resultantes se generaría electricidad y eventualmente se emplearía esta tecnología en las industrias automotriz, marítima y aérea con base en el hidrógeno.
La investigación, que está hoy en su fase de estudios de factibilidad, comenzaría con los desechos hospitalarios pero con la mira puesta en aplicarla luego a toda la basura.
Este tipo de proyecto está en una fase experimental también en Estados Unidos, Japón y Taiwán y Costa Rica sería pionero en América Latina.
Felicitamos efusivamente la iniciativa y nos enorgullecemos de contar con un científico de ese calibre. El nuevo modelo de sociedad que deberá perfilarse requiere ideas y concreciones como esta, que constituyen la esperanza de que el ser humano dé un viraje en su camino y aprenda a satisfacer sus necesidades mediante los descubrimientos y progresos que su inteligencia le permite, pero sin dañar el único hábitat de que dispone.
Con carácter exclusivo, LA REPUBLICA de ayer les dio a conocer a los costarricenses y al mundo una noticia verdaderamente alentadora.
En momentos de tanta incertidumbre y angustia por la desenfrenada carrera alcista de los precios del petróleo y sus consecuencias en múltiples ámbitos, como el de la alimentación, el científico nacional Franklin Chang hace por este medio un anuncio de enorme trascendencia no solo para los costarricenses sino para el mundo.
Este astronauta que ostenta el récord de más viajes al espacio, y despliega ahora sus conocimientos, talento y experiencia en su compañía Ad Astra Rocket con operación en Liberia, Guanacaste, se propone transformar en electricidad la basura.
Chang ya consiguió crear el plasma —cuarto estado de la materia— capaz de impulsar motores para viajes espaciales a largas distancias. Y aunque ese plan de establecer una base en la Luna para probar cohetes espaciales se mantiene para 2017, su empresa pretende aplicarlo también aquí, en la Tierra, para producir formas de energía renovables y amigables con el ambiente.
Se trata de una especie de recámaras donde el plasma desintegre los desechos industriales, hospitalarios y residenciales de modo que la basura se transforme en sus elementos fundamentales.
A partir de los gases resultantes se generaría electricidad y eventualmente se emplearía esta tecnología en las industrias automotriz, marítima y aérea con base en el hidrógeno.
La investigación, que está hoy en su fase de estudios de factibilidad, comenzaría con los desechos hospitalarios pero con la mira puesta en aplicarla luego a toda la basura.
Este tipo de proyecto está en una fase experimental también en Estados Unidos, Japón y Taiwán y Costa Rica sería pionero en América Latina.
Felicitamos efusivamente la iniciativa y nos enorgullecemos de contar con un científico de ese calibre. El nuevo modelo de sociedad que deberá perfilarse requiere ideas y concreciones como esta, que constituyen la esperanza de que el ser humano dé un viraje en su camino y aprenda a satisfacer sus necesidades mediante los descubrimientos y progresos que su inteligencia le permite, pero sin dañar el único hábitat de que dispone.