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En política se crean lealtades, compromisos y afiliaciones

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 24 agosto, 2016


El multipartidismo es la esencia de la vida democrática nacional, en oportunidades y posibilidades de participar y de ganar elecciones, o de elegir representantes populares a los puestos de elección

Pizarrón

En política se crean lealtades, compromisos y afiliaciones

La vida político electoral de Costa Rica, durante la Segunda República, desde 1949, con la elección de diputados constituyentes, hasta el último proceso electoral de febrero de este año, de alcaldes, regidores, síndicos e intendentes, ha sido rica en cantidad en partidos políticos.

Se puede afirmar fácilmente que lo tradicional ha sido la existencia de un multipartidismo o un polipartidismo, que se ha expresado en todos los niveles, el nacional para la elección de presidentes y vicepresidente, para diputados o para las municipales. De excepción a nivel nacional, solo en las elecciones de 1953 y 1966 hubo dos partidos concentrando toda la atención nacional. Luego, la de 1958 con tres partidos y todas las demás con no menos de cuatro y hasta más de diez.
A nivel de elección de diputados el panorama es más rico. Siempre ha habido gran cantidad de partidos por cada provincia, contando los partidos que se inscriben de nivel nacional como los propiamente provinciales.
Y a nivel municipal, dado que hay 81 cantones, en cada cantón se inscriben partidos de carácter nacional, provincial y los propiamente cantonales. De excepción a nivel cantonal, en algunos cantones solo participan dos partidos, en algunos procesos electorales, que responden a los partidos principales de carácter nacional.
Así las cosas, igual se puede afirmar que el multipartidismo es la esencia de la vida democrática nacional, en oportunidades y posibilidades de participar y de ganar elecciones, o de elegir representantes populares a los puestos de elección.
Pero hablamos de bipartidismo, y de un bipartidismo acentuado en la vida nacional. Esto corresponde fundamentalmente al ejercicio del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo.
En el Poder Ejecutivo, cuando desde las elecciones de 1953 hasta las de 2014 fueron ganadas en nueve ocasiones por el Partido Liberación Nacional (PLN) y en siete por otros partidos, alternos opositores al PLN, que desde 1983 se concentran en la imagen del Partido Unidad Social Cristiana (PUSC). Y solo ellos gobernaron el país, para lo bueno que se ha logrado y para las cosas malas que podemos criticar del proceso gubernativo.
En el Poder Legislativo cuando estos dos partidos, o bloques de poder, el PLN y el PUSC por sí, tenían una aplastante mayoría de diputados que les permitía ponerse de acuerdo y facilitar la gobernabilidad nacional.
Desde las elecciones de 1998 se produce un viraje en este último sentido, se pierde esa mayoría legislativa, y se acentúa en debilidad gubernativa en las elecciones de 2014 cuando el partido ganador presidencial, el Partido Acción Ciudadana, obtuvo apenas 13 diputados. Y, a nivel presidencial, se incrusta el mismo PAC en las posibilidades de jugar en la liga mayor de los partidos gobernantes.
La pregunta es: ¿podrá seguir participando con posibilidades de reelegirse en este caso en 2018? Todo pareciera indicar que no tiene oportunidad. Ni siquiera se mueven o agitan sus aguas internas electorales como está sucediendo en todos los demás partidos.
En política, las personas se van afiliando, se van comprometiendo, van desarrollando lealtades hacia candidatos y hacia partidos. Aquí se están quedando atrás los partidos que a esta fecha no han arrancado hacia las elecciones de 2018.

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