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En marcha por un futuro

Luis Fernado Rojas lrojas@larepublica.net | Lunes 23 mayo, 2011




En marcha por un futuro
Bernardo Calvo derriba barreras, tratando de abrirse camino en el deporte

¿Quién lo iba a pensar? Aquél gordito come hamburguesas y catador de chocolates en la soda de su padre no parecía, para nada, tener un futuro deportivo; pero las apariencias engañan y pudo más la voluntad que las trampas del buen sabor.
Bernardo Calvo es un marchista costarricense que con mucha dificultad se ha ido abriendo campo en el escabroso camino que transitan una gran parte de los deportistas nacionales, principalmente los que no patean un balón.
De 89 kilos con apenas 1,55 m de estatura, Bernardo logró rebajar 25 kilos y poner, a sus 18 años, un rumbo diferente a su vida.
“Por aquél entonces un médico me pegó un susto, el asunto no andaba nada bien con mi salud y eso me motivó a empezar a trotar y a tocar las puertas del deporte”.
Seis meses después, con 25 kilos menos, a puro entrenamiento y con cero golosinas y comida chatarra, Calvo se fue adentrando en el atletismo, disciplina en la que tiempo después descubriría que la marcha era su fuerte.
“La primera vez que competí me descalificaron faltando dos vueltas, pero me quedé con el gusanillo; tenía 19 años, aunque corriendo no me iba tan mal, al final preferí la marcha”.
Ya en los Juegos Nacionales, en Nicoya 2002, Calvo alcanzaría el segundo lugar en caminata en 10 mil metros.
Erick López y Manuel Solano figuran entre las personas que le ayudaron en su introducción a este deporte.
Entonces empezaron los viajes. El esfuerzo personal de superación por sacar su carrera de matemática en la Universidad de Costa Rica combinado con su empeño de querer trascender en lo deportivo. Los obstáculos no faltaron, como los dos profesores que en 2006, cuando Calvo hizo un esfuerzo para ir al Mundial de marcha en España, le dijeron que no le repondrían los exámenes, porque él “o era estudiante o deportista”.
En ese entonces, con 23 años, Bernardo abandonó sus estudios, dedicándose entonces a trabajar y hacer deporte. Vino después su mejor época deportiva, cuando estuvo en los Panamericanos de Río, en Canadá y El Salvador, pero no logró clasificar para la olimpiada, lo que unido a un proyecto de mercadeo deportivo que fracasó, lo llevaron a tomar la decisión de retirarse, a finales de 2008.
“Opté por entrar a una universidad privada a estudiar administración”, sin embargo, tiempo después retornó a la actividad deportiva, cuando Coopemex le ofreció ayuda económica para que se dedicara a entrenar y estudiar, aunque a mediados de 2010 le cortaron el auxilio, sumiéndolo en una nueva situación de inestabilidad.
Con tesón y voluntad, hoy día Bernardo se ha vuelto a levantar. Trabaja para la empresa Taco Bell, donde dice le han ayudado mucho en cuanto a permisos para ir a competir, aunque debe enfrentar difíciles horarios laborales que le complican el entrenamiento.
Sergio Molina, su actual entrenador, ve en él un atleta valioso al que se puede rescatar y que vale la pena darle seguimiento, y aunque Calvo aún no ha podido adaptarse en un 100% a las exigencias de su entrenador, va por buen camino, de hecho acaba de romper el récord nacional de 50 kilómetros marcha que tenía 27 años de vigencia, durante la Copa Panamericana en Colombia.
El año pasado Calvo tuvo la cuarta mejor marca técnica del país, aún así no fue tomado en cuenta para las becas deportivas del Icoder ni del Comité Olímpico Nacional, porque, según Molina, no se hacen las valoraciones como deben de ser, ni nunca nadie da a conocer con anticipación los lineamientos y criterios de selección para otorgar becas.
Bernardo Calvo trabaja ahora por la marca para los Juegos Centroamericanos que son en junio, y pretende una buena actuación en los Panamericanos de Guadalajara, en octubre, en busca de la marca para la Olimpiada, que de conseguirla, le permitiría un cierto margen para prepararse para Londres 2012.

Luis Rojas
lrojas@larepublica.net






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