En el green
| Viernes 14 septiembre, 2007
En el green
Rafael Castro
rcastro@infogolfamerica.com
El anhelado Hoyo en Uno
¡Sí, amigos! Sí es como se pinta y más. Estoy muy feliz, los que hemos tenido esa fortuna sabemos que es una gran emoción, no se puede creer, el corazón parece que va corriendo, se sale del pecho.
Este hermoso país no solo nos regala cariño, sino muchas otras cualidades que tiene; su gente, su naturaleza, el ambiente para la familia, la paz social, el verde, muchas cosas, y hablando de verde, a mí como golfista me ha dado la satisfacción de jugar en verdaderos y hermosos jardines; el que más frecuento, Valle del Sol, bellísimo, ya conocido por nuestros seguidores del programa “Sobre el Green”, a pesar de las intensas lluvias nos ha permitido jugar y es el que me ha regalado ya dos Hoyos en Uno.
Les aseguro que estaba conforme con uno que me tomó más de 24 años lograrlo. Según dicen las estadísticas los jugadores sabatinos como yo tenemos una probabilidad sobre 60 mil, por lo que no imaginaba condiciones ni tiempo para tener un segundo el sábado pasado.
Sí generalizamos, ustedes saben que en este deporte para un buen resultado requerimos una técnica razonable y sobre todo un estado emocional para que te sientas muy cómodo, que sientas esa coordinación muscular, el swing natural y para ello influye muchísimo la compañía de buenos amigos, como ese día Carlos Chavarría y Fernando Luján, que me acompañaban.
¡Cuántas veces nos sucede que la bola rueda cerca del hoyo y compañeros y tú pensamos “se va a meter”! Pero desaparece, llegas al green y la decepción, está escondida en una lomita a dos metros de distancia, o fuera del green; la verdad no me quise hacer ilusiones, aunque parecía que estaba muy cerca y de repente la perdimos de vista; con el corazón latiendo fuertemente caminamos hacia el hoyo, la emoción creció cuando no se veía… quería estar seguro… me acerqué al hoyo… ¡Y la vi! Ahí estaba.
La primera ocasión fue el 29 agosto de 2001. En esta ocasión fue el temible hoyo 5, donde después de cruzar un lago viene el green, hermoso, pero con unas ondulaciones como tortilla tostada, la bandera al fondo a la izquierda, handicap 13, aunque esta vez la posición de la bandera era un poquito más difícil, tiré para 160 yardas por lo pesado del día y el viento debía caer y amarrar, ya no tengo distancia, por lo que utilicé una madera 5 para elevarla recortando medio gripe, cayó donde debía, rodó lo suficiente y aquí estamos felices y contentos
Quiero agradecer a ustedes por compartir este bello momento, a mis compañeros de golf y de celebración y por supuesto a mis amigos de este prestigiado diario, que nos hacen sentir como de casa.
* Reportero de Sobre el Green, de Espn 2
Rafael Castro
rcastro@infogolfamerica.com
El anhelado Hoyo en Uno
¡Sí, amigos! Sí es como se pinta y más. Estoy muy feliz, los que hemos tenido esa fortuna sabemos que es una gran emoción, no se puede creer, el corazón parece que va corriendo, se sale del pecho.
Este hermoso país no solo nos regala cariño, sino muchas otras cualidades que tiene; su gente, su naturaleza, el ambiente para la familia, la paz social, el verde, muchas cosas, y hablando de verde, a mí como golfista me ha dado la satisfacción de jugar en verdaderos y hermosos jardines; el que más frecuento, Valle del Sol, bellísimo, ya conocido por nuestros seguidores del programa “Sobre el Green”, a pesar de las intensas lluvias nos ha permitido jugar y es el que me ha regalado ya dos Hoyos en Uno.
Les aseguro que estaba conforme con uno que me tomó más de 24 años lograrlo. Según dicen las estadísticas los jugadores sabatinos como yo tenemos una probabilidad sobre 60 mil, por lo que no imaginaba condiciones ni tiempo para tener un segundo el sábado pasado.
Sí generalizamos, ustedes saben que en este deporte para un buen resultado requerimos una técnica razonable y sobre todo un estado emocional para que te sientas muy cómodo, que sientas esa coordinación muscular, el swing natural y para ello influye muchísimo la compañía de buenos amigos, como ese día Carlos Chavarría y Fernando Luján, que me acompañaban.
¡Cuántas veces nos sucede que la bola rueda cerca del hoyo y compañeros y tú pensamos “se va a meter”! Pero desaparece, llegas al green y la decepción, está escondida en una lomita a dos metros de distancia, o fuera del green; la verdad no me quise hacer ilusiones, aunque parecía que estaba muy cerca y de repente la perdimos de vista; con el corazón latiendo fuertemente caminamos hacia el hoyo, la emoción creció cuando no se veía… quería estar seguro… me acerqué al hoyo… ¡Y la vi! Ahí estaba.
La primera ocasión fue el 29 agosto de 2001. En esta ocasión fue el temible hoyo 5, donde después de cruzar un lago viene el green, hermoso, pero con unas ondulaciones como tortilla tostada, la bandera al fondo a la izquierda, handicap 13, aunque esta vez la posición de la bandera era un poquito más difícil, tiré para 160 yardas por lo pesado del día y el viento debía caer y amarrar, ya no tengo distancia, por lo que utilicé una madera 5 para elevarla recortando medio gripe, cayó donde debía, rodó lo suficiente y aquí estamos felices y contentos
Quiero agradecer a ustedes por compartir este bello momento, a mis compañeros de golf y de celebración y por supuesto a mis amigos de este prestigiado diario, que nos hacen sentir como de casa.
* Reportero de Sobre el Green, de Espn 2