En ruta al estrellato
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 28 octubre, 2016
No deja de ser curioso que en un juego de Serie Mundial, dos beisbolistas rivales se den bromas en medio partido, pero lo vimos en el juego inaugural del Clásico de Otoño.
Francisco Lindor, “short stop” de los Indios de Cleveland metió un doble y ancló en segunda base y mientras Jon Lester, lanzador de los Cachorros se las veía feas para tratar de liquidar al jonronero de la Tribu, Mike Nápoli, su compañero, el camarero Javier Báez se entretenía jugando con los colochos de Lindor en la almohadilla.
Es que Lindor y Báez son como hermanos y sus historias en el béisbol profesional se mezclan: en el año 2011 y a solo cuatro meses para que se realizara el draft amateur, más de un centenar de cazatalentos se dio cita en un academia privada al norte de Orlando con el fin de observar a un par de adolescentes de Puerto Rico que se destacaban en el circuito de béisbol de escuelas secundarias.
La exhibición en la sede de la Academia Montverde tenía como protagonistas a los dos boricuas, señalados como los torpederos más cotizados del inminente draft. Pocos años antes, Lindor y Báez dejaron la “Isla del Encanto” para con miles de sacrificios de sus familiares instalarse en el estado de Florida.
Lindor jugaba para el Montverde y Báez defendía el uniforme de la escuela Ade Arlington Country Day en Jacksonville.
Francisco fue tomado por los Indios en la octava selección de la primera ronda y Javier por los Cachorros en el siguiente turno. Al año siguiente el torpedero Carlos Correa se convirtió en el primer puertorriqueño en ser escogido como número uno en el draft por los Astros de Houston.
Corres ganó el premio al Novato del Año de la Liga Americana la temporada anterior con Lindor como escolta y Báez acaba de compartir con Jon Lester el galardón de Jugador Más Valioso de la serie de campeonato de la Liga Nacional donde los Cubs eliminaron a los Dodgers, con una actuación gigante que incluyó un robo del plato en el primer juego.
Revelaciones de la postemporada por la efervescencia con la que juegan y el notable aplomo con el que desafían su juventud, Báez de 23 años y Lindor de 22, retratan a una camada de peloteros puertorriqueños que irrumpe tras un resurgimiento del béisbol en la isla, atascado desde que en 1990 se le incluyó en el draft.
“Recuerdo que invertimos una inmensa cantidad de tiempo siguiéndolos a los dos. Javier también era un tremendo pelotero”, recordó Brad Grant, el director de scouts de los Indios. “Me tocó estar en esa exhibición con más de 100 scouts presentes y estuvimos debatiendo sobre a quien escoger. Al final nos gustó la habilidad de Francisco como torpedero, además de ser bateador ambidiestro con buenas capacidades a la ofensiva”.
El cercano vínculo entre los dos también se fortaleció por los sacrificios que hicieron sus respectivas familias. María, la madre de Lindor trabajó como recepcionista en un hotel de Disney.
La familia de Báez se mudó a Estados Unidos con el fin de que una hermana suya, Noely, pudiese recibir tratamiento por una malformación vertebral que tuvo al nacer. Noely falleció en abril del año pasado a los 21 años.
“Nuestro trayecto fue el mismo, salimos para ayudar a nuestras familias buscando un futuro mejor. Somos como hermanos, nos conocemos desde que nos enfrentábamos en Puerto Rico. Es una locura que nos encontremos en una Serie Mundial”, dijo Lindor.
Pocos después de que los Cachorros vencieron a los Dodgers para avanzar a la Serie Mundial, Lindor recibió un mensaje de texto de Báez.
“Me puso que: ‘¿esto es un sueño?’. Pienso que sí y no quiero despertarme”, agregó Lindor.
Rendimiento
Francisco Lindor Nació: 14-11-93 en Caguas
158 juegos de temporada
.301 promedio de bateo
15 jonrones
78 carreras impulsadas
Ídolo: Omar Vízquel
Salario: $501 mil
Javier Báez Nació: 1-12-92 en Bayamon
142 juegos de temporada
.273 promedio bateo
14 jonrones
59 carreras impulsadas
Ídolo: Roberto Alomar
Salario: $512 mil