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COLUMNISTAS


¿En qué mundo viven los políticos?

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 22 enero, 2020


La encuesta de la CID/Gallup revela que la gente se levanta todos los días preocupados por el alto costo de la comida, la casa, la ropa, el transporte, la calidad de la educación y de la atención médica. Andan en la calle precavidos; es posible que en el último año alguien que vive en su hogar ha sido robado o asaltado y entonces prestan atención a lo que está en su entorno.

No es todo negativo; siguen el futbol ávidamente y se alegran cuando gana su equipo preferido. Muchos tienen fe en el Todopoderoso y asisten a actividades en templos e iglesias para compartir con otros que creen de igual forma. Ven telenovelas, están en Facebook, y de vez en cuando salen a comer, bailar, asistir a un concierto o van a la playa por un fin de semana de descanso.

Lo que es definitivo es que no están pensando en la política y los partidos que irónicamente son indispensable para participar como candidato a cualquier puesto. Parte de esto es que están separados de los que supuestamente los representa. Con la historia de “tráfico de influencias” el ciudadano no puede acercarse a un representante (llámese diputado) para pedir ayuda para su comunidad.

En la esfera política pasan los participantes aislados y preocupados por asuntos que absolutamente no le interesa a los que les pagan sus salarios. La semana pasada un diputado asistió a un mitin de “otro partido” y habló con los asistentes unas breves palabras. Un periódico dedicó páginas enteras a este “censurable” evento. Esa semana varias de las líneas de autobús aumentaron sus tarifas sustancialmente y sin anuncio previo con la anuencia de la burocracia. Los diputados estaban demasiadamente ocupados en “otros asuntos” para prestar la atención a algo tan “terrenal” como el estado del transporte público.

Un exdiputado y fundador de partido político se hizo famoso porque eliminó los sándwiches en las reuniones de la Asamblea Legislativa. Mientras tanto la legislatura de ese entonces aprobó préstamos internacionales de $4 mil millones (mil millones por año), cuentas que pagarán los nietos y nietas de los que ambulan en la calle hoy.

Y no es solo en la Asamblea Legislativa donde se nota un desconecte total con la realidad de la vida nacional. Los Magistrados de la Corte Suprema anunciaron que no son sujetos a las reglas fiscales que aprobó la Asamblea Legislativa. “¡Qué cascara!” diría un mesero en un restaurante de pueblo o una contadora en una empresa productora de pan. En algunos ministerios no permiten a los jerarcas recibir a nadie “solo” porque quizás el ministro le hace un favor o trata de maniobrar algo. El resultado es una burocracia “Stalinesca” donde nadie se atreve a mover un papel de un escritorio a otro por si acaso terminan “acusados.”

Mientras tanto nueve de diez costarricenses están ocupados con sus vidas normales. De vez en cuando alguien se rasca la cabeza y se pregunta “¿Qué harán de pronto los políticos para hacerme reír? Eso para no sollozar.”


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