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En el punto de inflexión

María José Villalobos Quesada villalobosquesada@gmail.com | Martes 31 marzo, 2020

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La crisis mundial de salud que ha causado el COVID-19 ha golpeado al mundo entero. Siguiendo un efecto expansivo desde su epicentro en China, esta pandemia ha llegado o probablemente llegará a todos los rincones del mundo. En este momento, Europa y específicamente Holanda se encuentra en un momento de infección importantísimo, en el que se está jugando el todo o el nada. La tendencia del número de casos positivos de COVID-19 en Holanda al día de hoy no ha claramente abandonado una tendencia logarítmica, a pesar de que el país ha estado en un estado de parálisis parcial. Lo que ha sucedido en Holanda y en Europa nos puede dar lecciones importantes de las que debemos de aprender. Desde Holanda, quiero compartir con ustedes mi versión de lo ha sucedido acá.

¿Cómo fue posible esta pandemia?

Quisiera comenzar por enumerar las condiciones que se conjugaron para que el impacto del virus COVID-19 fuese merecedor de un lugar en los libros de historia.

Primero, el virus hizo el salto desde otra especie. Puesto que el virus era nuevo para los humanos, ningún individuo era inmune y por ende todos éramos vulnerables.

Segundo, el virus es de una mortalidad relativamente baja. Esto hizo que las medidas para contener esta epidemia fuesen mucho menos radicales que las que se toman por ejemplo durante las epidemias de ébola. Sin embargo, no quiero de ninguna forma desestimar a las más de 28 mil víctimas que al día de hoy (28 de marzo) ha cobrado el COVID-19.

Tercero, la pandemia comenzó en una zona de alto tráfico humano, Wuhan, con al rededor 11 millones de habitantes.

Cuarto, el virus ha viajado a la velocidad a la que nosotros viajamos. Ha viajado desde China en aviones directo a las zonas más pobladas de países en todos los continentes. A partir de ahí ha seguido viajando distancias importantes en vuelos domésticos, en trenes y automóviles. Nuestro estilo de vida actual le dio la oportunidad al virus de propagarse a una velocidad a la que fuimos incapaces de prever.

Por último, no conocíamos la magnitud del problema hasta que quizás era muy tarde. Se han hecho esfuerzos impresionantes para en tiempo récord, caracterizar este virus y para entender cómo se propaga, su mecanismo de infección y en general su biología. Además, laboratorios públicos y privados, y hospitales en muchos países del mundo están trabajando en el desarrollo tratamientos. Estas actividades en conjunto, en el mejor escenario, nos permitirá estar mejor preparados en caso de una segunda epidemia de COVID-19, o de erradicar esta enfermedad de la faz de la tierra mediante una vacuna.

¿Qué se vive en Holanda en este momento?

Al día número 31 después del reporte del primer caso positivo en Holanda, el país todavía no sabe si va a lograr controlar la epidemia de COVID-19. El gobierno holandés ha impuesto una estrategia bastante laxa de distanciamiento social voluntario, pero ha cerrado guarderías, escuelas, colegios y lugares de ocio como restaurantes, bares y cafés. A pesar de esto, la cantidad de casos sigue en aumento y las camas de las unidades de cuidados intensivos se han ido llenando.

Los espacios públicos ahora son una carrera de obstáculos en el que una debe de calcular mantener un metro y medio de distancia de cualquier otro ser humano. El otro día vi a una persona caminando con una cinta métrica extensible que posiblemente marcaba la deseada distancia de metro y medio a aquellos que se atrevían a acercase (no me atreví a preguntar). A pesar de que comprendo que estamos en una crisis de salud mundial, cuando camino por la calle, me sigue siendo difícil no tomar personal este alejamiento social. La mayoría de los negocios están cerrados y todos los restaurantes y cafés tienen sus puertas cerradas, así que hay una sensación de vacío y oscuridad en la ciudad. Algunos emprendedores han diseñado nuevos modelos de negocio acordes a estos tiempos de distanciamiento. Por ejemplo, un café reabrió con el letrero "sólo para llevar" y el lugar de venta de celulares ahora solo atiende por una ventanilla.

Ahora, las tiendas que permiten al público entrar en el recinto, se han vuelto literalmente un laberinto de una vía. Un dependiente en la entrada te detendrá si andás acompañado para pedirte que entres solo y te dirá que tienes que esperar si la tienda está muy llena. Es además, obligatorio tomar una canasta de compras. Una vez adentro, las flechas marcadas en el piso de los locales muestran la dirección en la que hay que caminar. (Me he preguntado la razón de la canasta de compras y me imagino que es para minimizar el tiempo de contacto del cliente con los productos, lo que protegería a los cajeros.) Cuando finalmente se llega a las cajas, la fila para pagar tiene marcada en el piso, con una cinta roja y blanca, el nombrado metro y medio de distancia, para que cada cliente asuma la responsable posición ante los demás. Cualquier contacto entre dependientes y clientes se hace a través de una ventana de plástico.

En los supermercados las mismas normas aplican, se debe entrar solo y tomar un carro de compras. En este caso el carrito crea además una barrera física entre los clientes. Quiero ser clara, no ha habido escasez de comida, aunque sí en algunos momentos hay productos que se acaban. Hemos pasado por ejemplo varios días sin arroz (que fue uno de los productos que más se vendió a razón de la pandemia). Esto no es un problema, pero realmente marca una diferencia en los patrones de consumo habituales.

En las casas, los padres organizan turnos para poder trabajar en línea y cuidar a los niños. La educación se ha movido de las escuelas a los hogares, por lo que los padres han tenido tomar esta responsabilidad en sus manos. Para los que pueden trabajar en línea, el contacto con los compañeros se reduce a teleconferencias, a veces una detrás de la otra, para intentar coordinar las actividades que antes era normales. A nivel de educación superior, las universidades están cerradas y los programas han tenido que hacer una transferencia inmediata a programas en línea. Los estudiantes se han quedado sin poder terminar sus tesis y sus prácticas. Mientras algunos han podido regresar a sus países de origen, otros se han quedado a la deriva, sin poder regresar a casa.

¿Cómo está el servicio de salud en Holanda?

Lo que se ha venido enfatizando una y otra vez en Costa Rica, que para que el servicio de salud de abasto, la cantidad de infectados no puede ser sobrepasar un límite, es de lo que se habla en todo el mundo, incluyendo en Holanda. Aquí todavía no está claro si se va a poder contener la epidemia y si las unidades de cuidados intensivos van a dar abasto. Los epidemiólogos sacan cuentas todos los días, intentando anticipar el número de camas necesarias. El 26 de marzo se calculaba que para el 1 abril habría 1037 camas de cuidados intensivos disponibles para pacientes con coronavirus. Pero sólo ese día se admitieron 117 pacientes en las unidades de cuidados intensivos para sumar un total de 761 pacientes, lo que significaba que se trabajaba ya al 73% de la capacidad máxima.

Ante esta situación, el gobierno ha hecho lo imposible para aumentar la capacidad de las unidades de cuidado intensivo. Se han pedido equipos a clínicas privadas (incluyendo clínicas veterinarias que tenían equipos para uso humano) y Phillips acaba de hacer una entrega de cien ventiladores y se espera una entrega de 900 más. Ante un escenario que pinta gris, Alemania anunció hoy (28 de marzo) que está dispuesta a ayudar a Holanda llegado el momento crítico.

La vista hacia una Costa Rica que se enfrenta a la crisis de salud

He seguido el desarrollo de la epidemia en Costa Rica con el corazón en la mano. Sabiendo lo que ha sucedido aquí en Europa, las consecuencias que puede tener una epidemia de este tipo en Costa Rica son fatales, tal y como lo ha sido en otros países. He notado una diferencia importante en la toma de medidas y de decisiones del gobierno en comparación con Holanda y me parece que la posición de Costa Rica ha estado a la altura de la situación. Es una posición que calcula la capacidad de nuestro sistema de salud y busca el beneficio de todos. El impacto positivo de estas medidas es evidente en el freno que ha tenido la curva de infectados en la última semana. Es increíble que Costa Rica haya podido hacer esto y aplaudo al gobierno y a todos los costarricenses por esto.

El desafío ahora es mantener esta actitud responsable por un tiempo prolongado. Espero y confío que el COVID-19 no pueda doblegar a Costa Rica como sí ha doblegado a otros países. La diferencia la marcarán cada uno de los costarricenses. Comparto la visión del ministro de salud, en esto somos "Costa Rica unida", y esta vez es más importante que para un partido de la Sele. Estimados costarricenses, me uno a la llamada de tantos otros, para que cada uno cumpla su parte, desde su casa y desde su trabajo. Todo lo que hagamos en las próximas semanas va a ser decisivo para el destino de nuestro país, los invito entonces a tomar esta responsabilidad en sus manos y a trabajar juntos como país, para salir airosos de un desafío que ha cobrado ya muchas más vidas de las que pudo haber cobrado.

Así como Holanda se encuentra en un punto de inflexión, Costa Rica se encuentra ahora en el momento que definirá lo que va a suceder con la epidemia. Las medidas oficiales han sido oportunas y los costarricenses han respondido. Si la tendencia se mantiene y todos los que podemos nos quedamos en casa, yo confío que el país manejará esta crisis de salud de pie y no de rodillas como lo han tenido que hacer otros países.

M. Villalobos Quesada

La autora es PhD. por la Universidad de Mánchester y se ha especializado en ciencias biomédicas y ética de la salud.






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