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Empresas con débil cultura de reciclaje

Carolina Barrantes redaccion@larepublica.net | Miércoles 07 noviembre, 2007




De las más de 80 mil compañías que operan en el país, solo 350 reutilizan sus residuos
Empresas con débil cultura de reciclaje

• Reaprovechamiento se concentra en desechos tradicionales como plástico, cartón y papel
• Industrias aún no valoran la recuperación de desechos como una oportunidad de mercado

Carolina Barrantes
cbarrantes@larepublica.net

Pese a que a la Ley General de Salud estipula que las compañías que operan en el mercado nacional deben aplicar procesos de reciclaje, la realidad es que pocas empresas los cumplen.
De más de 80 mil compañías que funcionan en el territorio nacional, solo unas 350 tienen procesos que les permiten reaprovechar los residuos que producen.
Al menos esta es la proyección del Centro Nacional de Producción Más Limpia (CNP+L), el cual encontró que de las firmas que reciclan, un 70% se dedica a las actividades de acopio o recepción de residuos, mientras que un 20% realiza actividades de manufacturación de los desechos y un 10% a su reventa.
La falta de cultura de reciclaje está estrechamente relacionada con la ausencia de coordinación entre las instituciones públicas que velan por la aplicación de las políticas de protección al medio ambiente y el desarrollo de las empresas privadas en el país.
Este compromiso débil con el reciclaje se debe a que las políticas que ha aplicado el país para el desarrollo del sector empresarial, no han ido de la mano con la puesta en práctica de las leyes ambientales vigentes, según comentó Luis Diego Jiménez, consultor ambiental de Rainforest Alliance.
Prueba de ello es que la Ley de Salud fue aprobada en 1973, pero nunca se han creado los mecanismos necesarios para hacer cumplir la normativa ni para dar seguimiento a las empresas que sí la emplean, reconoció Eugenio Androbeto, director de Protección al Ambiente Humano del Ministerio de Salud.
El hecho de que sean pocas las compañías las que reciclan incide en que solo se pueda recuperar y tratar un bajo porcentaje de las más de 3.400 toneladas de basura que se producen en el país diariamente.
Esto pese a que un 80% de estos desechos podría ser reutilizado, por ejemplo, en la elaboración de ropa sintética y bidones, de acuerdo con el Ministerio de Salud.
“La problemática que enfrenta el país es que la recuperación de los desechos no es vista como una oportunidad de mercado, en la elaboración de productos de segunda mano”, comentó Sergio Musmanni, director ejecutivo del CNP+L.
El poco interés que han mostrado las compañías en captar residuos tóxicos, responde a que en el país no existe una cultura de reciclaje, lo que dificulta volver a colocar en el mercado nacional productos de segunda mano.
Asimismo, ven un riesgo al invertir en tecnologías especiales para tratar los desechos tóxicos, pero no tienen segura su reventa, afirmó el consultor ambiental de Rainforest Alliance.
Como consecuencia, los pocos procedimientos de captación y tratamiento de residuos que se realizan, se concentran en desechos sólidos tradicionales.
Tal es el caso de las latas de aluminio, el papel y el cartón, de los cuales se recupera un 85% y un 30% respectivamente, de la cantidad comercializada anualmente en el mercado.
Mientras que los desechos altamente tóxicos como fluorescentes, computadoras y aceites usados en las industrias y los vehículos, son acumulados en rellenos sanitarios. Esto incrementa el riesgo de que se originen focos de contaminación en las comunidades vecinas a los rellenos.
Por ejemplo, en el caso de los aceites usados, un litro puede contaminar cerca de 1.000 metros cúbicos de agua superficial, y alterar el equilibrio ecológico de la región por la que se dispersa.
Por su parte, las lámparas convencionales y los fluorescentes contienen altas cantidades de mercurio, por lo que pueden contaminar más de 8 mil metros cuadrados de terreno.
En los últimos años, los vertederos de Río Azul en San José y Loma Linda en Limón, así como los botaderos de Liberia, Santa Cruz y San Pablo de Heredia, fueron clausurados debido a que no podían recibir más desechos sólidos.
La vida útil de operación de los rellenos sanitarios es en promedio de 20 años, no obstante, la acumulación de basura que tarda años en desintegrarse, reduce este lapso.
Actualmente, cinco rellenos sanitarios y más de 40 botaderos a cielo abierto reciben los miles de toneladas de desechos que genera la población nacional cada día. Sin embargo, todos los botaderos tienen una orden de clausura pendiente.
Los expertos ambientales señalan que la solución en el manejo y disposición de los desechos sólidos no está en la apertura de nuevos vertederos sino en el cumplimiento de las normativas que exijan el reciclaje en las empresas.
Entre tanto, la captación y disposición correcta del resto de los residuos sólidos quedará aún a criterio de las compañías que operan en el mercado nacional, y de su compromiso con el ambiente.

   

   







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