Empresas asumen reto por un agua más limpia
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 13 julio, 2009
Compañías emprenden sus propias acciones debido a que el país no cuenta con un sistema de tratamiento
Empresas asumen reto por un agua más limpia
Plantas permiten separar el líquido utilizado en otros procesos de las compañías
La instalación de plantas propias para el tratamiento de aguas es una de las prácticas con que las compañías buscan evitar que contaminantes derivados de sus operaciones lleguen a los ríos y mantos acuíferos.
Las empresas ven en estas la forma más efectiva para desechar las aguas negras y con ello evitar la contaminación, que se ve reflejada en las quebradas y ríos que hoy corren enfermos, carentes de vida, malolientes y abandonados.
Holcim, Alimentos Alin S.A., Coopecoronado y Demasa están entre las compañías que decidieron emprender sus propias acciones, debido a que nuestro país no cuenta con un sistema adecuado de tratamiento de aguas.
En San José, por ejemplo, las plantas de tratamiento de aguas residuales para las subcuencas Torres y María Aguilar fueron construidas en 1940.
Sin embargo, para 1963 ya se encontraban totalmente abandonadas y presentaban gran deterioro. Actualmente, el país cuenta con un sistema de colectores y subcolectores administrado por el Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
En otras provincias como Cartago, Alajuela y Heredia, los sistemas de tratamiento de aguas residuales están fuera de operación.
Esto ha provocado que en la Gran Area Metropolitana, la totalidad de los desechos que generan normalmente las actividades de los sectores productivos se viertan a los ríos María Aguilar, Tiribí, Torres y Quebrada Rivera, sin tratamiento.
Debido a que las aguas de estos ríos desembocan en el Grande de Tárcoles y finalmente en el Golfo de Nicoya, se estima que el daño ambiental provocado en esta área de gran desarrollo turístico supera los $223 millones al año, según investigaciones de la Universidad Nacional.
Para combatir esta problemática, existe la promesa del AyA de construir plantas de tratamiento para mejorar las condiciones ambientales y de salud de la población.
Este programa nacional de manejo de las aguas residuales se pretende cumplir al finalizar 2015.
Mientras se espera el cumplimiento de las metas los casos investigados de contaminación aumentan.
Durante los primeros seis meses de este año el Tribunal Ambiental ha iniciado 90 investigaciones. En 2008 se presentaron 102 casos.
La ausencia de tratamiento para las aguas residuales amenaza no solo la salud de los costarricenses, sino que también puede convertirse en una mancha sobre la imagen ecologista que el país ha vendido a los turistas del mundo.
Yessenia Garita
ygarita@larepublica.net
Empresas asumen reto por un agua más limpia
Plantas permiten separar el líquido utilizado en otros procesos de las compañías
La instalación de plantas propias para el tratamiento de aguas es una de las prácticas con que las compañías buscan evitar que contaminantes derivados de sus operaciones lleguen a los ríos y mantos acuíferos.
Las empresas ven en estas la forma más efectiva para desechar las aguas negras y con ello evitar la contaminación, que se ve reflejada en las quebradas y ríos que hoy corren enfermos, carentes de vida, malolientes y abandonados.
Holcim, Alimentos Alin S.A., Coopecoronado y Demasa están entre las compañías que decidieron emprender sus propias acciones, debido a que nuestro país no cuenta con un sistema adecuado de tratamiento de aguas.
En San José, por ejemplo, las plantas de tratamiento de aguas residuales para las subcuencas Torres y María Aguilar fueron construidas en 1940.
Sin embargo, para 1963 ya se encontraban totalmente abandonadas y presentaban gran deterioro. Actualmente, el país cuenta con un sistema de colectores y subcolectores administrado por el Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA).
En otras provincias como Cartago, Alajuela y Heredia, los sistemas de tratamiento de aguas residuales están fuera de operación.
Esto ha provocado que en la Gran Area Metropolitana, la totalidad de los desechos que generan normalmente las actividades de los sectores productivos se viertan a los ríos María Aguilar, Tiribí, Torres y Quebrada Rivera, sin tratamiento.
Debido a que las aguas de estos ríos desembocan en el Grande de Tárcoles y finalmente en el Golfo de Nicoya, se estima que el daño ambiental provocado en esta área de gran desarrollo turístico supera los $223 millones al año, según investigaciones de la Universidad Nacional.
Para combatir esta problemática, existe la promesa del AyA de construir plantas de tratamiento para mejorar las condiciones ambientales y de salud de la población.
Este programa nacional de manejo de las aguas residuales se pretende cumplir al finalizar 2015.
Mientras se espera el cumplimiento de las metas los casos investigados de contaminación aumentan.
Durante los primeros seis meses de este año el Tribunal Ambiental ha iniciado 90 investigaciones. En 2008 se presentaron 102 casos.
La ausencia de tratamiento para las aguas residuales amenaza no solo la salud de los costarricenses, sino que también puede convertirse en una mancha sobre la imagen ecologista que el país ha vendido a los turistas del mundo.
Yessenia Garita
ygarita@larepublica.net