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Jueves, 18 de abril de 2024



EDITORIAL


Empleo y sus contradicciones

| Sábado 04 enero, 2014




El país continúa formando a miles de personas con características académicas y habilidades que no son las que el mercado laboral necesita en la actualidad


Empleo y sus contradicciones

Nuestro país sufre una contradicción que no parece tener pies ni cabeza. Por un lado existe una necesidad de generar nuevos y mejores empleos para los costarricenses, pero por otra, hay una gran escasez de mano de obra que limita la expansión de las empresas.
De acuerdo con la última Encuesta Continua de Empleo, que publica el Instituto Nacional de Estadística y Censos, casi 200 mil personas están desempleadas, lo que representa cerca del 9% de la fuerza laboral de nuestro país.
Son 200 mil cesantes que no pueden llevar un ingreso a sus hogares y que no contribuyen a la actividad económica como consumidores y, por ende, a ser generadores de más empleo.
Pero aquí es donde viene la contradicción. En meses anteriores el Ministerio de Trabajo organizó una campaña con el fin de reclutar a más de 90 mil trabajadores para las cosechas de naranja, café, piña y melón. El resultado fue que solo se logró reclutar a 1.200 personas.
Por otra parte, muchas de las empresas multinacionales, principalmente las ubicadas en zonas francas, no encuentran personal clave para sus procesos. Sus necesidades van desde operarios especializados, hasta personal 100% bilingüe.
Nuestra mano de obra es buena, según reconocen los reclutadores de empleo, pero insuficiente para atender las necesidades de las empresas.
El problema es que el país continúa formando a miles de personas con ciertas características académicas y habilidades que no son las que el mercado laboral necesita. Tampoco tiene la capacidad para dar una vuelta de timón y adaptar el sistema educativo a la formación técnica y profesional que se requiere en la actualidad.
No se trata solamente de incentivar educación técnica y científica a los jóvenes que están por alcanzar su vida laboral. También hay que trabajar desde los primeros años de infancia.
Si a los niños, desde un inicio, se les incentiva al aprendizaje de las matemáticas y las ciencias, muchos más estarán dispuestos en el futuro a convertirse en técnicos, científicos, ingenieros y especialistas en ciencias de la salud. Si se promueve la enseñanza de un segundo idioma, les será más fácil dominar otras lenguas y así tener mayores oportunidades de encontrar un trabajo mejor remunerado.
Y muy importante también, incentivarles el espíritu emprendedor, a que no se conformen con servirle a un patrón, sino que crean que también son capaces de ser innovadores, a crear su propia empresa y ayudar a una mayor generación de riqueza.
No olvidemos lo que dice la Organización Internacional del Trabajo: el desarrollo viene con el empleo. El trabajo permite a los hogares superar la pobreza; la expansión del empleo productivo y decente es la vía para el crecimiento de las economías.
Si descuidamos la generación del empleo, aumentará la marginación de importantes sectores de la población conduciendo al país a rumbos no deseados.
 







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