El sueldo es el último gran tabú
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Miércoles 10 noviembre, 2010
El sueldo es el último gran tabú
Ya no nos incomoda hablar de sexo. Se habla abiertamente de la muerte, la enfermedad y la depresión. No hay ni una sola función corporal sobre la que los cómicos no puedan hacer alguna broma en televisión.
Pero hay un tabú que persiste. La mayor parte de la gente aún se muestra renuente a hablar de lo que gana, de cuánto dinero tiene.
Sabemos con exactitud cuánto gana la mayoría de los máximos responsables ejecutivos. ¿Pero qué hay de nuestros compañeros de trabajo? ¿De nuestros vecinos? La mayor parte de nosotros no tiene idea de cuánto ganan, de cuánto deben por su casa, de qué tipo de ahorros tienen. En realidad, todos seríamos más prósperos si diéramos a conocer nuestras finanzas.
Todos deberíamos ser por completo abiertos en relación a cuánto dinero ganamos. Estas son las razones.
En primer lugar, todos saldrían beneficiados. No podemos estar del todo seguros de si se nos paga un sueldo justo a menos que sepamos cuánto reciben nuestros colegas. Si todos supiéramos cuánto ganan los demás, nos resultaría más fácil negociar un contrato mejor. En segundo término, como no tenemos idea de lo que ganan los demás, tendemos a sentirnos inseguros respecto de lo que cobramos. Si fuéramos más transparentes, seguramente nos llevaríamos una agradable sorpresa y nos daríamos cuenta de que estamos bien. Nuestra autoestima aumentaría.
En tercer lugar, nos haría más responsables en el plano económico. Si fuera habitual contarle a todo el mundo el monto de nuestra hipoteca, o que compramos ese auto nuevo enteramente a crédito, tal vez nos sentiríamos algo incómodos. Competiríamos en responsabilidad financiera, así como en consumo, y nos sentiríamos menos tentados a acumular deudas impagables.
El sueldo dice mucho sobre nosotros y el lugar que ocupamos en el mundo. Pero sin duda la sociedad ha mejorado mucho desde que se eliminaron los tabús victorianos sobre hablar de sexo, muerte, salud y emociones. Deberíamos hacer lo mismo en relación con el dinero.
¿Cuánto gano? Se los diré, pero sólo si ustedes me cuentan primero.
Nueva York
(Matthew Lynn es columnista de Bloomberg News. Las opiniones que expresa son personales)
Ya no nos incomoda hablar de sexo. Se habla abiertamente de la muerte, la enfermedad y la depresión. No hay ni una sola función corporal sobre la que los cómicos no puedan hacer alguna broma en televisión.
Pero hay un tabú que persiste. La mayor parte de la gente aún se muestra renuente a hablar de lo que gana, de cuánto dinero tiene.
Sabemos con exactitud cuánto gana la mayoría de los máximos responsables ejecutivos. ¿Pero qué hay de nuestros compañeros de trabajo? ¿De nuestros vecinos? La mayor parte de nosotros no tiene idea de cuánto ganan, de cuánto deben por su casa, de qué tipo de ahorros tienen. En realidad, todos seríamos más prósperos si diéramos a conocer nuestras finanzas.
Todos deberíamos ser por completo abiertos en relación a cuánto dinero ganamos. Estas son las razones.
En primer lugar, todos saldrían beneficiados. No podemos estar del todo seguros de si se nos paga un sueldo justo a menos que sepamos cuánto reciben nuestros colegas. Si todos supiéramos cuánto ganan los demás, nos resultaría más fácil negociar un contrato mejor. En segundo término, como no tenemos idea de lo que ganan los demás, tendemos a sentirnos inseguros respecto de lo que cobramos. Si fuéramos más transparentes, seguramente nos llevaríamos una agradable sorpresa y nos daríamos cuenta de que estamos bien. Nuestra autoestima aumentaría.
En tercer lugar, nos haría más responsables en el plano económico. Si fuera habitual contarle a todo el mundo el monto de nuestra hipoteca, o que compramos ese auto nuevo enteramente a crédito, tal vez nos sentiríamos algo incómodos. Competiríamos en responsabilidad financiera, así como en consumo, y nos sentiríamos menos tentados a acumular deudas impagables.
El sueldo dice mucho sobre nosotros y el lugar que ocupamos en el mundo. Pero sin duda la sociedad ha mejorado mucho desde que se eliminaron los tabús victorianos sobre hablar de sexo, muerte, salud y emociones. Deberíamos hacer lo mismo en relación con el dinero.
¿Cuánto gano? Se los diré, pero sólo si ustedes me cuentan primero.
Nueva York
(Matthew Lynn es columnista de Bloomberg News. Las opiniones que expresa son personales)