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El sombrero de Ottón Solís

| Jueves 05 julio, 2012


El sombrero de Ottón Solís

Tratando de interpretar el sentido con que Ottón utiliza ese pequeño pero coqueto adminículo diseñado para cubrirse del sol, en reuniones donde no brilla el astro rey, creo que refleja una cultura ancestral de las familias que se forjaron desarrollando agricultura y ganadería, por lo que mejor será referirse a las ideas que encierra el propietario del sombrero.
Forjado en un hogar ejemplar este economista logró sus grados profesionales universitarios y alcanzó posiciones de privilegio en la Administración Pública a partir del Banco Central, participó en un partido político hasta que se le ocurrió incursionar en un campo para el poco conocido: la política.
Gracias a su tesón, logró conjuntar un grupo de ciudadanos que le apoyaron y crearon el Partido Acción Ciudadana, del que ha sido candidato a la presidencia, llegando a cosechar miles de votos sin alcanzar el anhelado triunfo.
Recientemente decidió hacerse a un lado en su lucha política, decisión que muchos lamentamos no solo por la fortaleza de sus principios éticos y morales sino por la poca oferta de candidatos que cuentan con esas cualidades.
Pero ahí empezó el problema ya que Ottón Solís no ha comprendido que en política hay que actuar como político y evitar juicios personales que no son de su competencia, sobre todo a quienes fueron sancionadas por los tribunales de justicia, actos propios de los medios de comunicación. Otro aspecto es que sus códigos de ética y moral no deben ser tan rígidos que no puedan ser modificados sin que se irrespete la probidad.
Se requiere un líder que hable de lo bueno que lograría si gana una elección, que acepte que los demás podemos tener razón (como hacer caso a las estadísticas electorales), flexible a los consejos de quienes le asesoran, que acepte sus errores y, sobre todo, que sustente sus ideas en la voluntad del pueblo que lo ha favorecido con los votos una y otra vez.
En resumen, necesitamos un Ottón que se reinvente, que amplíe su visión política (como lo hicieron otros que fueron electos), que demuestre una enorme capacidad de aceptación de discrepancias, una gran humildad, un gran conocimiento y sobre todo, fidelidad y respeto a sus colaboradores.
Un Ottón que comente las acciones concretas con las que ha colaborado o promovido para favorecimiento del bien común y de la ciudadanía en general, así como también para la consolidación de la honradez, la honestidad, la rendición de cuentas en la inversión pública, que le permitan demostrar que cuenta con la capacidad de gobernar Costa Rica. Ese Ottón tendrá grandes probabilidades de triunfar.
Finalizo repitiéndole a Ottón una frase que me recordó mi hermano: “el que se va para el Virilla pierde su silla”. Ahora es cuando se le presenta la oportunidad de representar una gran coalición que fortalezca la alternabilidad en el poder.

Alfredo Blanco Odio
Médico






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