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El liderazgo y Haití

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com | Miércoles 20 enero, 2010



El liderazgo y Haití


No se puede minimizar la tragedia humana que ha vivido Haití en la última semana a causa del terremoto. Lo que más ha llamado la atención es la falta de liderazgo de parte de las autoridades nacionales. Por lo menos por un día el presidente René Preval y sus ministros estuvieron “refugiados” en República Dominicana; en vez de estar al frente del rescate de sus conciudadanos, ejecutando algún plan de emergencia, estaban salvándose a sí mismos. Después sí han estado presentes, pero su impotencia frente a la situación es patente.
Con el vacío del poder, Bill Clinton, delegado especial de las Naciones Unidas, se ha convertido en el gobernante de facto, y la movilización de recursos internacionales hacia este país ha sido insólita. Ni para el tsunami de Phuket hubo ayuda como la que ahora llega a Haití. En realidad, con la ausencia de un gobierno viable haitiano, Estados Unidos ha entrado a reemplazarlo.
No extraña la incapacidad Preval y su gobierno para enfrentar la crisis. En los mejores momentos no tienen la habilidad de dotar a los ciudadanos servicios mínimos. Es un país donde solo el 5% de los hogares tiene servicio de agua potable, la energía eléctrica llega por cuatro o cinco horas, de día por medio, no hay carreteras ni puentes u otra infraestructura viable, la mitad de la población adulta es analfabeta e igual número no tiene empleo. Si no tienen respuesta a los problemas en los mejores momentos, no extraña que estos “gobernantes” frente a una crisis como la actual, solo pueden fungir como observadores, y a veces ayudantes, de las fuerzas internacionales que ahora luchan por salvar vidas y dar respuesta a la tragedia.
Cuando se compara la acción de Preval y su equipo con la del gobierno de Carlos Flores en Honduras frente al huracán Mitch en 1999, un desastre natural de la misma magnitud como la haitiana, la diferencia es como la que hay de la noche a la mañana. Nunca se entendió internacionalmente la magnitud de la catástrofe de Mitch, pero para dar una idea, solo en la ribera del río Choluteca, que corre por el centro de la capital hondureña, murieron ahogadas más de 11 mil personas en un lapso de tres horas. La destrucción no fue enfocada solo en Tegucigalpa; se extendió a toda la nación. Flores nunca se fue a ningún lado, mucho menos al exterior, y estuvo en el aire hablando a su pueblo todos los días y personalmente dirigiendo el esfuerzo de rescate y reconstrucción. Llegó ayuda internacional, aunque nunca en cantidades como se nota ahora en Haití, y se logró estabilizar la situación gracias a su liderazgo. En Honduras hubo autoridad nacional enfrentando la crisis —en Haití la comunidad internacional tuvo que tomar control hasta del aeropuerto internacional para ponerlo a funcionar.
Ahora que Costa Rica tiene elecciones dentro de tres semanas, es un momento indicado de examinar a quienes se postulan a la presidencia y evaluarlos, hasta donde se pueda, dentro del contexto de su capacidad para liderar la nación si les tocara enfrentar una crisis del tipo vivido por Haití en estos días y por Honduras en 1999. ¡Aquí también llegan los huracanes y los terremotos! ¿Cuál de los candidatos parece tener el temple para tomar el mando en una crisis y guiar al país hasta que salga del peligro?

cdenton@cidgallup.com

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