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El Instituto Costarricense Contra el Cáncer, una Institución necesaria

| Sábado 19 enero, 2008


El Instituto Costarricense Contra el Cáncer, una Institución necesaria


A lo largo de la historia de los grandes logros en el campo de la salud en Costa Rica, siempre han existido personas visionarias y momentos oportunos para dar giros y cambios que han redundado en los excelentes indicadores con que contamos. Sin embargo, cabe destacar que estos avances que nos distinguen de otros países en vías de desarrollo no han estado exentos de polémicas, discrepancias y esfuerzos contra la descalificación, la duda y la desconfianza. Hasta cierto punto es natural que se den esas situaciones, debido a que romper el estado actual de las cosas hacia un nivel de evolución superior indudablemente modifica el statu quo actual y trae incertidumbre ante el cambio en los eventos.
El campo de la salud es innegablemente un tema sensible. Muchos recordarán que el traslado y la ampliación de la red hospitalaria bajo responsabilidad de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) tuvo que superar primero la desconfianza y los éxitos del modelo previo de administración de los centros médicos que manejó la Junta de Protección Social de San José y generar la confianza de la población. Luego, desde el Hospital San Juan de Dios, se gestaron los esfuerzos del Dr. Carlos Sáenz Herrera y sus colegas hasta lograr, no sin dar una gran lucha y superar la resistencia para que las cosas quedaran como estaban, la creación del Hospital Nacional de Niños, gran orgullo hoy de los costarricenses.
Desde 1998, está establecida la Ley 7765 de creación del Instituto Costarricense Contra el Cáncer (ICCC), con la notable tarea de coadyuvar dentro del Sistema de Salud de Costa Rica y bajo la rectoría del Ministerio de Salud, a la atención integral del cáncer, fortaleciendo las capacidades actuales de la CCSS y desarrollando nuevos recursos en cuanto a profesionales, capacidad instalada, equipamiento, tecnologías en salud, investigación aplicada, educación en prevención y promoción de estilos de vida saludables contra esta enfermedad. Se trata por tanto de complementar, fortalecer y superar como Sector Salud las dificultades naturales que traen el crecimiento de la población y el aumento de sus necesidades sanitarias.
A primera vista, no debería haber ninguna discrepancia con los alcances esperados del ICCC dentro del Sector Salud. Menos aún cuando es conocido que es la segunda causa de muerte en el país, con más de 8 mil casos nuevos detectados por año y superando las 3.500 muertes anuales.
Adicionalmente, todos los países de avanzada en el tema de la atención de las enfermedades crónicas, que son las que más afectan a sus poblaciones conforme envejecen y aumenta la expectativa de vida, han desarrollado sólidos modelos de gestión bajo institutos nacionales de salud especializados en enfermedades como cáncer, enfermedades cardiovasculares y otras. En estos procesos se han involucrado activamente el gobierno, la empresa privada, las universidades y las organizaciones sociales, logrando evolucionar hacia el denominado cuarto nivel de atención o atención especializada por enfermedad, ampliando y complementando la capacidad instalada, la extensión y el conocimiento que ofrece el tercer nivel de atención (hospitales de cobertura nacional). Todo ello bajo una excelente coexistencia y colaboración científica y técnica entre las redes hospitalarias públicas y privadas y dichos institutos, con el mutuo beneficio en sus campos de trabajo. Y lográndose el objetivo primordial: mejorar la atención integral de las enfermedades críticas de atender en la población.
Esta es la gran oportunidad que tenemos con el ICCC y su actual modelo de financiamiento. Es una institución que merece que luego de dos administraciones que tuvieron aciertos y errores en su manejo, pero que por diversas razones no lograron su consolidación a pesar de que también hay grandes esfuerzos y logros del ICCC en la prevención y promoción del cáncer, se le permita de una vez por todas desarrollar todo su potencial y demostrar que es capaz de lograrlo.
Para ello se requiere que tanto sus detractores, algunos con razones válidas y otros simplemente dando espacio a pasiones personales o intereses varios, como sus favorecedores, logren acuerdos y el espacio de trabajo necesario para que herramientas de desarrollo que se consensuaron con mucho esfuerzo y que han podido consolidarse en el actual gobierno del doctor Oscar Arias, como el Plan Nacional para el Control del Cáncer y el Proyecto de Fortalecimiento de la Red Oncológica Nacional, que incluye al apoyo con equipamiento a la red hospitalaria de la CCSS, un reforzamiento de los hospitales nacionales y la construcción del Centro de Diagnóstico Temprano del Cáncer entre otras tareas, puedan llegar a dar sus productos. El ICCC está preparado para servir a un mayor nivel a los ciudadanos.
También, hay otros esfuerzos valiosos y complementarios como la iniciativa del diputado Carlos Gutiérrez, del Movimiento Libertario, de presentar un proyecto de ley para crear un modelo de atención oncológica al paciente fumador. Estos son los cambios que como país debemos dar para romper, como lo hemos hecho en siglos anteriores, con los viejos moldes y entrar de una vez por todas, por la puerta grande hacia los nuevos modelos de atención.
Todos estamos expuestos a enfermar de cáncer y hemos compartido en algún momento de nuestras vidas la lucha de algún familiar o persona conocida contra esta enfermedad, que es prevenible o curable —según la Organización Mundial de la Salud (OMS)— en un 66% de los casos que actualmente son diagnosticados si hacemos un mejor esfuerzo como país.
En esta lucha todos podemos aportar: personas menores de edad, jóvenes estudiantes, amas de casa, trabajadores y trabajadoras, diputados, gobernantes y muy especialmente, los magistrados de la Sala Constitucional. No les podemos fallar en la lucha contra el cáncer a los costarricenses, especialmente a quienes aún no han nacido. Dios dé sabiduría y fuerzas para que avancemos en este campo en la dirección correcta de una vez por todas.

Ing. José Pablo Arce Arce
Máster en Administración Industrial
Cédula: 1-806-848





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