El ave fénix
| Viernes 10 septiembre, 2010
El ave fénix
Es hermoso, muy hermoso, y se siente muy bien cuando alguien nos demuestra cortesía. Nadie duda del poder de una sonrisa, o de las palabras amables y bien dichas. Con propiedad.
Hace unos años, cuando llevaba un curso de publicidad, sobre marketing, una brillante profesora nos dijo lo siguiente, y nunca lo olvidé: “Si un cliente tiene una buena experiencia se lo contará a una persona, si tiene una mala, se lo contará a siete”.
Me encantó la forma en como mi profesora nos ilustró una regla, o más bien una ley de la vida: las personas, como también los animales y los demás seres vivos se alejan de lo que les hace daño, de lo que les incomoda. Lo cierto es que es una verdad que también se aplica en otros ámbitos durante la vida, y por ende, en los negocios, las entrevistas y los asuntos de interés nacional.
Hoy en día, la mayoría de los costarricenses están al tanto de que Costa Rica vive una crisis, y que se está viendo reflejada en el turismo nacional. Los empresarios opinan, los bancos opinan, y todos opinan; pero tal vez no se han preguntado ¿Qué es lo que realmente está pasado? ¿Cuál es la raíz del mal? Todos sabemos lo importante que es el turismo para nuestro país.
Razones hay muchas, pero aquí me centraré en una muy importante. ¿Es posible que los nacionales sostengan el turismo en Costa Rica? Eso no lo sé con exactitud, pero al menos ¿se podría esperar cierta solidaridad y apoyo en tiempos de crisis? ¿Podrían los costarricenses apoyar el turismo nacional un poco más?
Costa Rica es muy hermoso, nadie lo duda, sin embargo hay una realidad que muchos han enfrentado, y es la siguiente: En los tiempos de abundancia los nacionales no fueron visitantes tan apreciados como los extranjeros. ¿Y a quién no le ha pasado? Largas esperas en la mesa de un restaurante porque aunque se llegó mucho antes y la orden lleva ya media hora, esta fue relegada a un segundo plano, ya que los encargados lo dejaron todo tirado para atender a los extranjeros recién llegados a la mesa de al lado.
Otras veces los costarricenses se encontraron con la carta de comidas en inglés, y no lo hablaban. Así prosigue una larga lista de decepciones. No siempre es así, pero pasa, y aunque las cosas tal vez luego cambiaron un poco, o se modificaron, las malas experiencias perduran, y se multiplican como conejos de Cinnamon. En resumen: distinto trato.
En tiempo de crisis se les ruega a los costarricenses acudir a los distintos destinos turísticos, los cuales en el pasado solo eran ofrecidos a extranjeros. Muchas veces resultaban también demasiado caros e inaccesibles, y cuando se lograron por fin unas vacaciones, tal vez otras malas experiencias las eclipsaron en alguna medida.
El turismo es muy importante para nuestro país, y por eso no solo debemos ofrecer un excelente servicio, sino un buen trato. Muchos estarán de acuerdo conmigo al decir, que una fiesta inolvidable no la hacen tanto los arreglos como la calidez de los amigos.
Los extranjeros deben ser tratados con calidez y calidad, y también los nacionales, porque al final, el turismo costarricense no solo debe ser admirado desde afuera, sino desde adentro.
En mi joven experiencia al escribir, con el tiempo he aprendido algo, y es no subestimar al lector. Y eso aplica a todo; no se debe subestimar al cliente. Porque después de todo, el ave fénix renació de sus propias cenizas.
Sara Argueta
Es hermoso, muy hermoso, y se siente muy bien cuando alguien nos demuestra cortesía. Nadie duda del poder de una sonrisa, o de las palabras amables y bien dichas. Con propiedad.
Hace unos años, cuando llevaba un curso de publicidad, sobre marketing, una brillante profesora nos dijo lo siguiente, y nunca lo olvidé: “Si un cliente tiene una buena experiencia se lo contará a una persona, si tiene una mala, se lo contará a siete”.
Me encantó la forma en como mi profesora nos ilustró una regla, o más bien una ley de la vida: las personas, como también los animales y los demás seres vivos se alejan de lo que les hace daño, de lo que les incomoda. Lo cierto es que es una verdad que también se aplica en otros ámbitos durante la vida, y por ende, en los negocios, las entrevistas y los asuntos de interés nacional.
Hoy en día, la mayoría de los costarricenses están al tanto de que Costa Rica vive una crisis, y que se está viendo reflejada en el turismo nacional. Los empresarios opinan, los bancos opinan, y todos opinan; pero tal vez no se han preguntado ¿Qué es lo que realmente está pasado? ¿Cuál es la raíz del mal? Todos sabemos lo importante que es el turismo para nuestro país.
Razones hay muchas, pero aquí me centraré en una muy importante. ¿Es posible que los nacionales sostengan el turismo en Costa Rica? Eso no lo sé con exactitud, pero al menos ¿se podría esperar cierta solidaridad y apoyo en tiempos de crisis? ¿Podrían los costarricenses apoyar el turismo nacional un poco más?
Costa Rica es muy hermoso, nadie lo duda, sin embargo hay una realidad que muchos han enfrentado, y es la siguiente: En los tiempos de abundancia los nacionales no fueron visitantes tan apreciados como los extranjeros. ¿Y a quién no le ha pasado? Largas esperas en la mesa de un restaurante porque aunque se llegó mucho antes y la orden lleva ya media hora, esta fue relegada a un segundo plano, ya que los encargados lo dejaron todo tirado para atender a los extranjeros recién llegados a la mesa de al lado.
Otras veces los costarricenses se encontraron con la carta de comidas en inglés, y no lo hablaban. Así prosigue una larga lista de decepciones. No siempre es así, pero pasa, y aunque las cosas tal vez luego cambiaron un poco, o se modificaron, las malas experiencias perduran, y se multiplican como conejos de Cinnamon. En resumen: distinto trato.
En tiempo de crisis se les ruega a los costarricenses acudir a los distintos destinos turísticos, los cuales en el pasado solo eran ofrecidos a extranjeros. Muchas veces resultaban también demasiado caros e inaccesibles, y cuando se lograron por fin unas vacaciones, tal vez otras malas experiencias las eclipsaron en alguna medida.
El turismo es muy importante para nuestro país, y por eso no solo debemos ofrecer un excelente servicio, sino un buen trato. Muchos estarán de acuerdo conmigo al decir, que una fiesta inolvidable no la hacen tanto los arreglos como la calidez de los amigos.
Los extranjeros deben ser tratados con calidez y calidad, y también los nacionales, porque al final, el turismo costarricense no solo debe ser admirado desde afuera, sino desde adentro.
En mi joven experiencia al escribir, con el tiempo he aprendido algo, y es no subestimar al lector. Y eso aplica a todo; no se debe subestimar al cliente. Porque después de todo, el ave fénix renació de sus propias cenizas.
Sara Argueta