El aprendizaje con tecnologías digitales
| Lunes 17 mayo, 2010
El aprendizaje con tecnologías digitales
Para quien no sabe hacia donde va, cualquier camino es bueno. Afortunadamente, este no ha sido el caso de nuestro país en el campo del aprovechamiento educativo de las tecnologías digitales. Con la creación del Programa Nacional de Informática Educativa (PRONIE) en 1988, desarrollado por la Fundación Omar Dengo (FOD) y el Ministerio de Educación Pública (MEP), se escogió una ruta: aprovechar las tecnologías digitales como herramientas de aprendizaje en el proceso de desarrollo de las capacidades de los estudiantes y educadores para razonar, resolver problemas, crear, aplicar el conocimiento, comunicarse y colaborar.
Con la progresiva reducción del costo de las computadoras y del uso de Internet, más personas, empresas e instituciones han podido incorporarlas a su cotidianidad, multiplicándose también las visiones acerca del valor educativo de estas herramientas.
En el campo educativo hay visiones según las cuales el aporte principal de estas herramientas estriba en la preparación de los estudiantes para el mundo del trabajo, y en facilitar el desarrollo de las tareas educativas tradicionales en las aulas. Otras visiones enfatizan su utilidad para propiciar que los estudiantes apliquen y profundicen los conocimientos aprendidos e incluso puedan generar nuevos conocimientos, siendo estas capacidades cruciales en la llamada “Sociedad del Conocimiento”.
Todas estas visiones apuntan hacia metas importantes para la educación de las nuevas generaciones, pero el riesgo es que en vez de mirarse como complementarias, se contrapongan unas a otras impidiendo la articulación de sus aportes.
Aquí se hace patente la importancia de contar con una visión integradora, que pueda ser compartida por todos los involucrados y que contribuya a articular los esfuerzos de diversos actores y sectores para mejorar las oportunidades educativas de los estudiantes.
Por ello, la FOD y el MEP, con el patrocinio de la Fundación CRUSA se dieron a la tarea de desarrollar un conjunto de estándares de desempeño de estudiantes en el aprendizaje con tecnologías digitales (ver www.fod.ac.cr/estandares).
Estos estándares establecen lo que se espera que los estudiantes estén en capacidad de hacer con las tecnologías digitales al cabo de cada ciclo educativo. Ponen el énfasis en que los estudiantes sean capaces de resolver problemas e investigar, producir, comunicarse y participar en la sociedad, utilizando las tecnologías digitales de manera proactiva, creativa, colaborativa, con discernimiento y responsabilidad para consigo mismos y los demás.
Se llaman estándares de desempeño porque son guías para articular los esfuerzos educativos para mejorar las posibilidades de acción de los estudiantes. No pretenden dar lugar a pruebas “estandarizadas”, sino orientar y articular los diversos esfuerzos, componentes y procesos educativos hacia un objetivo fundamental: desarrollar las capacidades de los estudiantes.
Los estándares fueron construidos a través de procesos de investigación de las tendencias internacionales, de las expectativas y criterios de nuestros propios estudiantes, educadores, autoridades educativas y expertos en diversas áreas, además de los respectivos procesos de validación de perfiles. Ya han sido conocidos y acogidos con entusiasmo por muchos educadores que han reconocido en ellos el valor de tener metas cada vez más claras y orientaciones didácticas más precisas para guiar su trabajo.
Utilizar los estándares para articular tanto los procesos formativos y de desarrollo profesional de los educadores, como las contribuciones de las diversas iniciativas educativas con tecnologías digitales, le da al país la oportunidad de mejorar sus logros en la ruta elegida: invertir en tecnologías en la educación pública para desarrollar al máximo las capacidades de nuestra gente para integrarse con éxito a la economía global, ser mejores personas y convivir como tales.
Magaly Zúñiga Céspedes
Directora pedagógica del PRONIE MEP-FOD.
Para quien no sabe hacia donde va, cualquier camino es bueno. Afortunadamente, este no ha sido el caso de nuestro país en el campo del aprovechamiento educativo de las tecnologías digitales. Con la creación del Programa Nacional de Informática Educativa (PRONIE) en 1988, desarrollado por la Fundación Omar Dengo (FOD) y el Ministerio de Educación Pública (MEP), se escogió una ruta: aprovechar las tecnologías digitales como herramientas de aprendizaje en el proceso de desarrollo de las capacidades de los estudiantes y educadores para razonar, resolver problemas, crear, aplicar el conocimiento, comunicarse y colaborar.
Con la progresiva reducción del costo de las computadoras y del uso de Internet, más personas, empresas e instituciones han podido incorporarlas a su cotidianidad, multiplicándose también las visiones acerca del valor educativo de estas herramientas.
En el campo educativo hay visiones según las cuales el aporte principal de estas herramientas estriba en la preparación de los estudiantes para el mundo del trabajo, y en facilitar el desarrollo de las tareas educativas tradicionales en las aulas. Otras visiones enfatizan su utilidad para propiciar que los estudiantes apliquen y profundicen los conocimientos aprendidos e incluso puedan generar nuevos conocimientos, siendo estas capacidades cruciales en la llamada “Sociedad del Conocimiento”.
Todas estas visiones apuntan hacia metas importantes para la educación de las nuevas generaciones, pero el riesgo es que en vez de mirarse como complementarias, se contrapongan unas a otras impidiendo la articulación de sus aportes.
Aquí se hace patente la importancia de contar con una visión integradora, que pueda ser compartida por todos los involucrados y que contribuya a articular los esfuerzos de diversos actores y sectores para mejorar las oportunidades educativas de los estudiantes.
Por ello, la FOD y el MEP, con el patrocinio de la Fundación CRUSA se dieron a la tarea de desarrollar un conjunto de estándares de desempeño de estudiantes en el aprendizaje con tecnologías digitales (ver www.fod.ac.cr/estandares).
Estos estándares establecen lo que se espera que los estudiantes estén en capacidad de hacer con las tecnologías digitales al cabo de cada ciclo educativo. Ponen el énfasis en que los estudiantes sean capaces de resolver problemas e investigar, producir, comunicarse y participar en la sociedad, utilizando las tecnologías digitales de manera proactiva, creativa, colaborativa, con discernimiento y responsabilidad para consigo mismos y los demás.
Se llaman estándares de desempeño porque son guías para articular los esfuerzos educativos para mejorar las posibilidades de acción de los estudiantes. No pretenden dar lugar a pruebas “estandarizadas”, sino orientar y articular los diversos esfuerzos, componentes y procesos educativos hacia un objetivo fundamental: desarrollar las capacidades de los estudiantes.
Los estándares fueron construidos a través de procesos de investigación de las tendencias internacionales, de las expectativas y criterios de nuestros propios estudiantes, educadores, autoridades educativas y expertos en diversas áreas, además de los respectivos procesos de validación de perfiles. Ya han sido conocidos y acogidos con entusiasmo por muchos educadores que han reconocido en ellos el valor de tener metas cada vez más claras y orientaciones didácticas más precisas para guiar su trabajo.
Utilizar los estándares para articular tanto los procesos formativos y de desarrollo profesional de los educadores, como las contribuciones de las diversas iniciativas educativas con tecnologías digitales, le da al país la oportunidad de mejorar sus logros en la ruta elegida: invertir en tecnologías en la educación pública para desarrollar al máximo las capacidades de nuestra gente para integrarse con éxito a la economía global, ser mejores personas y convivir como tales.
Magaly Zúñiga Céspedes
Directora pedagógica del PRONIE MEP-FOD.