El rendimiento escolar costarricense
| Sábado 26 julio, 2008
El rendimiento escolar costarricense
Acaban de publicarse los resultados del Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo realizado en 16 países de América Latina y el Caribe. En Costa Rica fueron evaluados 9.936 alumnos, distribuidos en 504 aulas y 162 escuelas. La población escolar costarricense (entre cinco y 14 años) representa el 19,3% de la población total, estamos hablando de 834 mil estudiantes.
El 88% de las escuelas tiene agua potable, el 60,92% posee baños suficientes y el 24% cuenta con una biblioteca escolar. Los resultados de las niñas son ligeramente mejores a los de los niños en lectura. En matemáticas y ciencias, los niños aventajan de manera sustancial a las niñas.
El 18% y 22% de los docentes de 3° y 6°, respectivamente, desarrollan una actividad adicional a la enseñanza. Menos del 10% de los niños trabaja fuera de la casa.
En matemática, 22 mil estudiantes de 3° de primaria aún no reconocen triángulos ni círculos. 7.500 alumnos de 6° no interpretan información directa de un gráfico de barras que puede ver por ejemplo en un periódico.
113 mil alumnos de 3°, pueden resolver un problema que requiere una adición y sustracción entre números naturales. Mientras que 158 mil estudiantes de 6°, son capaces de identificar calles perpendiculares en el plano de una ciudad.
En lectura, 12 mil alumnos de 3° aún no son capaces de leer palabras y frases. 1.834 estudiantes de 6° no leen párrafos ni textos breves.
152 mil estudiantes de 3°, pueden reconocer la moraleja implícita en un cuento, el tema de una historieta o al protagonista en la tapa de un libro de cuentos. 29 mil alumnos de 6° leen poemas y crónicas periodísticas complejas.
A pesar que los estudiantes costarricenses evaluados obtuvieron resultados por encima de la media regional, existe una disparidad al interior del país, entre el área urbana y rural.
No basta con hacer críticas, muchas veces destructivas y sesgadas; es necesario usar los resultados de este estudio como un medio para tomar decisiones en las políticas educativas, plantear debates y reflexiones en la agenda pública. Conviene manejar las conclusiones del informe como una herramienta que nos permita mejorar lo que aún nos falta.
Si bien es cierto el contexto socioeconómico y cultural influyen en el rendimiento, podemos disminuir las disparidades en el aprendizaje concentrándonos en las variables asociadas a la escuela, por ejemplo el clima escolar.
La generación de un ambiente de respeto en el aula, donde los alumnos se sientan acogidos, comprendidos, respetados es sustancial para reducir la desigualdad causada por factores sociales.
El clima del aula no es asunto que dependa única y exclusivamente del profesor, quien debe generar un ambiente grato para estudiar. También depende de la educación en virtudes que los padres de familia brindan a sus hijos, pues muchas veces la permisividad y la sobreprotección en casa dificultan la construcción de un clima escolar adecuado en el aula.
La equidad mejorará disminuyendo la segregación escolar, que muchas veces es reflejo de lo que sucede en la sociedad. Debemos tratar a todos por igual, evitando marginar a las personas por su condición social, económica o cultural. De nada sirve buscar culpables, importa concentrarnos en generar un clima escolar adecuado para reducir la disparidad causada por el factor social y económico
Carlos Alberto Rosales Purizaca
Educador y analista
rosalespurizaca@gmail.com
Acaban de publicarse los resultados del Segundo Estudio Regional Comparativo y Explicativo realizado en 16 países de América Latina y el Caribe. En Costa Rica fueron evaluados 9.936 alumnos, distribuidos en 504 aulas y 162 escuelas. La población escolar costarricense (entre cinco y 14 años) representa el 19,3% de la población total, estamos hablando de 834 mil estudiantes.
El 88% de las escuelas tiene agua potable, el 60,92% posee baños suficientes y el 24% cuenta con una biblioteca escolar. Los resultados de las niñas son ligeramente mejores a los de los niños en lectura. En matemáticas y ciencias, los niños aventajan de manera sustancial a las niñas.
El 18% y 22% de los docentes de 3° y 6°, respectivamente, desarrollan una actividad adicional a la enseñanza. Menos del 10% de los niños trabaja fuera de la casa.
En matemática, 22 mil estudiantes de 3° de primaria aún no reconocen triángulos ni círculos. 7.500 alumnos de 6° no interpretan información directa de un gráfico de barras que puede ver por ejemplo en un periódico.
113 mil alumnos de 3°, pueden resolver un problema que requiere una adición y sustracción entre números naturales. Mientras que 158 mil estudiantes de 6°, son capaces de identificar calles perpendiculares en el plano de una ciudad.
En lectura, 12 mil alumnos de 3° aún no son capaces de leer palabras y frases. 1.834 estudiantes de 6° no leen párrafos ni textos breves.
152 mil estudiantes de 3°, pueden reconocer la moraleja implícita en un cuento, el tema de una historieta o al protagonista en la tapa de un libro de cuentos. 29 mil alumnos de 6° leen poemas y crónicas periodísticas complejas.
A pesar que los estudiantes costarricenses evaluados obtuvieron resultados por encima de la media regional, existe una disparidad al interior del país, entre el área urbana y rural.
No basta con hacer críticas, muchas veces destructivas y sesgadas; es necesario usar los resultados de este estudio como un medio para tomar decisiones en las políticas educativas, plantear debates y reflexiones en la agenda pública. Conviene manejar las conclusiones del informe como una herramienta que nos permita mejorar lo que aún nos falta.
Si bien es cierto el contexto socioeconómico y cultural influyen en el rendimiento, podemos disminuir las disparidades en el aprendizaje concentrándonos en las variables asociadas a la escuela, por ejemplo el clima escolar.
La generación de un ambiente de respeto en el aula, donde los alumnos se sientan acogidos, comprendidos, respetados es sustancial para reducir la desigualdad causada por factores sociales.
El clima del aula no es asunto que dependa única y exclusivamente del profesor, quien debe generar un ambiente grato para estudiar. También depende de la educación en virtudes que los padres de familia brindan a sus hijos, pues muchas veces la permisividad y la sobreprotección en casa dificultan la construcción de un clima escolar adecuado en el aula.
La equidad mejorará disminuyendo la segregación escolar, que muchas veces es reflejo de lo que sucede en la sociedad. Debemos tratar a todos por igual, evitando marginar a las personas por su condición social, económica o cultural. De nada sirve buscar culpables, importa concentrarnos en generar un clima escolar adecuado para reducir la disparidad causada por el factor social y económico
Carlos Alberto Rosales Purizaca
Educador y analista
rosalespurizaca@gmail.com