El presidente que necesitamos
| Viernes 02 febrero, 2018
El presidente que necesitamos
De cara a las elecciones del próximo 4 de febrero, los costarricenses debemos concentrarnos en buscar el candidato que tenga cualidades muy específicas.
Dejemos de lado temas que nos van a distraer porque se pueden resolver en otro momento como los ideológicos, religiosos y que tienen que ver con cosas muy específicas de grupos determinados.
El próximo presidente debe hablarnos con claridad cómo va a resolver el problema económico en el país, cómo hará que los impuestos que todos pagamos tengan un efecto real en el manejo del Estado.
A los costarricenses nos gusta pagar, pero necesitamos que se nos facilite la manera para pagar los impuestos y pienso que la mejor manera de hacerlo es si se ponen impuestos planos, es decir, que se cobren en la salida de alguna manera en la que no entremos en tantas divisiones, en tractos.
Necesitamos un presidente que tenga claro cómo se debe gastar el dinero en el gobierno de una manera racional y sin despilfarros.
Necesitamos un equipo económico que sepa cómo hacer las cosas, pero que no esté marcado por un historial de corrupción.
El problema de la seguridad ciudadana es importantísimo. No es justo que los ciudadanos comunes y corrientes estemos encerrados detrás de los barrotes de nuestras casas mientras los delincuentes andan haciendo de las suyas matando a cuanto vecino se les ocurre.
Necesitamos un presidente que se dé cuenta de la gran riqueza marina que tenemos y que no es posible que siga siendo explotada por los intereses de unos cuantos y que el país siga teniendo cantidad de pérdidas por el mal manejo que se les da a esos recursos.
Necesitamos que se les facilite el crédito bancario a todos los costarricenses que quieran trabajar para que hagan sus negocios y darles empleo a otras personas.
Necesitamos entrar de lleno en la educación dual, es decir, que las personas tengan los conocimientos necesarios para comenzar a producir y que conjuntamente terminen sus planes de estudio académico.
No es posible que los planes académicos impidan que una persona comience a trabajar.
Un joven o una joven de 16 años ya están aptos para trabajar, no hay por qué esperar tanto.
Los planes de gobierno deben tener un eje importante en cuanto a espiritualidad se refiere porque somos espíritus encarnados, no somos un simple cuerpo material.
El problema de la política latinoamericana en general es la corrupción y nuestro país no está exento. La corrupción ha sido la responsable de que todo el funcionamiento de los diferentes gobiernos se entrabe.
Necesitamos un presidente que tenga claro cómo se debe luchar contra la corrupción.
Es un hecho que los delincuentes comunes y de cuello blanco deben estar donde les corresponde: en la cárcel.
Las penas deben ser cumplidas a cabalidad y no permitir que los delincuentes salgan a la calle a matar gente porque los jueces se muestran incompetentes o porque el sistema judicial del país no está operando correctamente.
Pero sobre todo necesitamos un presidente con una personalidad fuerte, es decir, que tenga las agallas para hacer que caminen las cosas. No es cierto que Costa Rica sea un país ingobernable, lo que pasa es que muchas veces quienes nos dirigen no saben cómo hacerlo.
Es importante que el próximo presidente conozca a fondo las leyes del país y cómo funciona el estado de derecho en todas nuestras instituciones y en nuestra vida pública.
Las maquinarias partidarias de vieja data tienen el problema de que en general están conformadas por gente que en alguna forma han tenido que ver con actos de corrupción.
Necesitamos gente nueva, gente que no provenga del mundo sucio de la política, sino que tenga el deseo sincero de hacer las cosas bien.
El próximo gobierno debe ser de unidad nacional conformado por las mejores personas de los diferentes partidos políticos, de la academia, del sector privado, de la sociedad civil y del mundo que proviene fuera de la política, pero que debe ser parte de la política.
Necesitamos un presidente que no se asuste ante las presiones que va a recibir de los distintos grupos, sino que tenga la valentía para seguir adelante con unos planes de gobierno que ya han sido establecidos de antemano, bien estudiados y que deben ser ejecutados y que al mismo tiempo esté abierto al diálogo inteligente con los distintos grupos.
En Costa Rica ya pasó el tiempo de nuestra infancia política cuando íbamos a votar movidos por cuestiones emocionales. El elector actual está consciente de que debe buscar al mejor presidente que le presente planes concretos y específicos.
Miguel Mendoza Martínez, psicólogo, humanista y educador