El Gobierno tendría plata pero no la cobra, o se la quitan y se deja
• En la gestión de las aduanas y de la tributación hay que comprase la bronca
Welmer Ramos welmer.ramos@asamblea.go.cr | Martes 25 octubre, 2022
- Los intereses están succionando los recursos de los más pobres y la inversión
Los enormes recortes al presupuesto del Gobierno en programas sociales y a la inversión pública, que tienen confrontados al Poder Ejecutivo con la Asamblea Legislativa, se incrementarán este año y los venideros, si se insiste en cerrar los ojos y oídos ante la evasión tributaria y los pagos abusivos por los bienes que compra el Estado. El ajuste en las finanzas públicas tienen varias puntas, hay que podar algunas y abonar otras, hacerlo solo con tijeras no es posible, al menos hay que abonar la recaudación y el crecimiento.
Si bien, se han reducido fuertemente los gastos presupuestarios, no ha existido el mismo empeño por mejorar el cobro de los ingresos tributarios que se pierden todos los años, consecuencia de la evasión y la elusión. Si la evasión tributaria es de más de seis (6) puntos del PIB; ¿por qué no existe la voluntad para transformar la gestión tributaria y recoger al menos 2% del PIB adicionales?, eso no requiere de ninguna ley. Tampoco se hace nada para eliminar la alcahuetería de la elusión tributaria por relocalización de utilidades en paraísos fiscales, ahí existen hasta 2% del PIB de pérdida anual de tributos y tampoco se requiere de ley; y qué, si el gobierno hace el esfuerzo y le pellizca 0,5% del PIB. Hay que arreglar el coladero del contrabando y el lavado que existe en las aduanas de Costa Rica. Con una gestión eficiente en aduanas se puede recaudar, al menos, 0,5% del PIB, anualmente.
Por qué no ponerle freno a los sobrepagos en las compras públicas y las concesiones de obras, y el país se ahorra un 0,5% del PIB. El Estado tiene 330 proveedurías que deben ser gestionadas de manera distinta, con mucho más transparencia y eficiencia.
Respecto a los sobrepagos en los intereses de la deuda interna, no se hace absolutamente nada. Hay que recortar esas onerosas tasas de interés que succionan más del 1% de PIB, anualmente, en sobreprecios, y para ello hay que sacar a los bancos de Estado, al INS y la CCSS fuera de oligopolio financiero; para que actúen como agentes de Estado y en favor de la competencia en ese mercado: dos puntos menos en tasa de interés en la deuda pública, le ahorra al Estado 1% del PIB. La colocación de eurobonos por US$6000 millones, es una acción muy positiva y mejor si fueran más.
Y, además, se puede incrementar la recaudación en otro 1% del PIB, reactivando demanda interna, y eso se logra reformando algunos mercados abusivos como: los mercados agrícolas (dónde el productor recibe precios ruinosos y el consumidor paga precios abusivo, porque un tagarote se llenas las bolsas injustamente), metiendo competencia donde hay oligopolios y monopolios privados, bajando precios de los insumos agrícolas, de los insumos de la construcción, de los medicamentos, para citar solo algunos; haciendo ofensiva comercial y diplomacia económica. Urge bajar precios abusivos, porque Costa Rica es país muy caro para vivir. Si a la gente, le alcanza la plata para tener una vida dignamente, los mercados se reactivan y la paz social se fortalece.
El cuadro adjunto sirve para resumir las opciones que estoy planteando. Las cifras que se presentan pueden ser debatibles, pero no es discutible que representan vía sobre la que hay que ir y que se está evitando una vez más y, perfectamente el gobierno puede hacerse de ¢1.155.000.000.000 anuales de más (1 billón y bastante más) y habría dinero para inversión y solidaridad con los menos favorecidos.
Ninguna de estas medidas requiere de impuestos adicionales. Plata hay, pero hay que comprarse la bronca para recaudarla. Ninguna de estas acciones deprime la economía, al contrario, la reactiva, fortalece el mercado interno, aumenta la inversión pública, mejora la distribución del ingreso, genera paz social, soluciona el déficit de manera permanente, entre otras virtudes.
El ajuste aplicado solo por el lado del gasto, es perverso en tiempos de crisis, pues las menores erogaciones públicas tienen un enorme efecto contractivo de la actividad económica y en la estabilidad social del país, lo que redunda en más desempleo, menos recaudación tributaria, más pobreza, y confrontación social.
La bronca por los mayores ingresos públicos hay que comprársela urgentemente.