El G-20 y la OCDE
| Miércoles 22 abril, 2009
El G-20 y la OCDE
Jesse James, conocido asaltante de bancos norteamericano, murió el 3 de abril de 1882. En abril de 1938 a escasos 56 años de la muerte del señor James, nació Bernard Madoff, el más grande embaucador planetario, afable, con educación universitaria, asesor de la SEC (Securities & Exchange Commission), director (no ejecutivo) de NASDAQ, logró, mediante engaño, apropiarse del dinero de miles que confiaron en su destreza bursátil.
La fiscalía calcula el monto defraudado en $65 billones. Sus hijos lograron quedarse con parte del botín denunciando a su padre de malos manejos financieros que supuestamente ellos desconocían, los cargos incluyen lavado de dinero, además realizó multimillonarios envíos en efectivo a Inglaterra, sin embargo no tildaron a Estados Unidos ni al U.K. como paraísos fiscales.
A diferencia del señor James, ahora los cuatreros no entran violentamente a los bancos, actúan desde el interior. Como corderos, dócilmente, las víctimas (clientes) les entregan el dinero. Así quedó expuesto.
La supervisión realizada por parte de las autoridades competentes en Estados Unidos fue laxa y por esa razón, cómplice solidaria del desastre económico desatado por bribones de cuello blanco. Se burlaron del público, del fisco, etcétera. Sin embargo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) no los incluyó en lista alguna. ¿Acaso pagaron impuestos por el dinero sustraído?
Cleptómanos, presuntuosos e insaciables, lograron enviar a la miseria a millones de personas. Algunos de ellos, demostrando que carecen de respeto a la ley, burlándose de la sociedad, quieren que se les recompense con jugosas sumas de dinero como premio por las malas “artes” utilizadas.
A pesar de lo anterior y de la voluntad de la mayoría de los contribuyentes norteamericanos, el Gobierno no tuvo más que lanzarse a salvaguardar el sistema suministrando miles de millones de dólares propiedad de los contribuyentes, a las mismas entidades que provocaron la crisis. El daño fiscal descrito, ¿no es sancionable?
Suponemos que la banca en nuestro país está en excelentes manos (aunque de vez en cuando se desata un pequeño escándalo). Inversionistas, ahorrantes y los costarricenses en general necesitamos de todas las garantías que las autoridades nacionales relacionadas con la fiscalización de las entidades financieras les puedan ofrecer, después de todo es su deber. Que se promulguen las leyes para el levantamiento del secreto bancario y dejemos de darle tanta importancia a la opinión de la OCDE.
Las pavas tirándoles a las escopetas.
Jorge Castro Guardia
Jesse James, conocido asaltante de bancos norteamericano, murió el 3 de abril de 1882. En abril de 1938 a escasos 56 años de la muerte del señor James, nació Bernard Madoff, el más grande embaucador planetario, afable, con educación universitaria, asesor de la SEC (Securities & Exchange Commission), director (no ejecutivo) de NASDAQ, logró, mediante engaño, apropiarse del dinero de miles que confiaron en su destreza bursátil.
La fiscalía calcula el monto defraudado en $65 billones. Sus hijos lograron quedarse con parte del botín denunciando a su padre de malos manejos financieros que supuestamente ellos desconocían, los cargos incluyen lavado de dinero, además realizó multimillonarios envíos en efectivo a Inglaterra, sin embargo no tildaron a Estados Unidos ni al U.K. como paraísos fiscales.
A diferencia del señor James, ahora los cuatreros no entran violentamente a los bancos, actúan desde el interior. Como corderos, dócilmente, las víctimas (clientes) les entregan el dinero. Así quedó expuesto.
La supervisión realizada por parte de las autoridades competentes en Estados Unidos fue laxa y por esa razón, cómplice solidaria del desastre económico desatado por bribones de cuello blanco. Se burlaron del público, del fisco, etcétera. Sin embargo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) no los incluyó en lista alguna. ¿Acaso pagaron impuestos por el dinero sustraído?
Cleptómanos, presuntuosos e insaciables, lograron enviar a la miseria a millones de personas. Algunos de ellos, demostrando que carecen de respeto a la ley, burlándose de la sociedad, quieren que se les recompense con jugosas sumas de dinero como premio por las malas “artes” utilizadas.
A pesar de lo anterior y de la voluntad de la mayoría de los contribuyentes norteamericanos, el Gobierno no tuvo más que lanzarse a salvaguardar el sistema suministrando miles de millones de dólares propiedad de los contribuyentes, a las mismas entidades que provocaron la crisis. El daño fiscal descrito, ¿no es sancionable?
Suponemos que la banca en nuestro país está en excelentes manos (aunque de vez en cuando se desata un pequeño escándalo). Inversionistas, ahorrantes y los costarricenses en general necesitamos de todas las garantías que las autoridades nacionales relacionadas con la fiscalización de las entidades financieras les puedan ofrecer, después de todo es su deber. Que se promulguen las leyes para el levantamiento del secreto bancario y dejemos de darle tanta importancia a la opinión de la OCDE.
Las pavas tirándoles a las escopetas.
Jorge Castro Guardia