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Miércoles, 24 de abril de 2024



FORO DE LECTORES


El fin de las ideologías

Brandon Sequeira Mendoza brandonsequem@gmail.com | Martes 28 marzo, 2023


BS


Brandon Sequeira Mendoza

Orientador por vocación

Project Manager y especialista en talento humano

Costa Rica es testigo de un fenómeno que recientemente ha azotado el mundo de la política contemporánea: el populismo y ¿cómo no? si imperan titulares sin noticia, de muchísimas formas pero sin contenido.

Pero ¿qué nos llevó a este punto? Personalmente, considero que es la misma fórmula que se ha extendido en Latinoamérica y otras regiones. Una de respuestas fáciles a problemas complejos, votos sencillos, propuestas ruidosas y desigualdad, la cual está llena de acciones contrarias al cuestionado Estado democrático y burocrático que hoy en día conocemos y que revive ese pensamiento nihilista lleno de anarquía y liberalismo pragmático en nosotros.

Resulta paradójico cómo el discurso populista latinoamericano ha sido severamente señalado y criticado en Costa Rica, no obstante, hoy pasa desapercibido entre la ciudadanía costarricense. La fórmula populista genera el perfecto efecto placebo para la cultura de gratificación instantánea que satisface problemas a corto plazo. Es un síntoma más de la frustración y descontento con la realidad del país.

Hoy en día parece que estamos frente al fin de las ideologías políticas, es demagogia abanderarse sobre alguna postura política al pie de la letra. Posturas, que no son más que propuestas vacías, llenas de aburrimiento que han desconectado la política, de la sociedad costarricense. Es por esto que el populismo posee más auge que nunca. El mensaje es claro, sencillo y de entrada está destinado a facilitar el acceso del oyente desde una primera audición, lleno de una serie de políticas que simpatizan (No necesariamente empatizan) con la población.

Identificar el discurso populista en papel es fácil, es un método dominante de relacionarse con los ciudadanos que han perdido el sentido deliberación publica, de la consulta popular o del bien común. Es un movimiento popular que está lleno de figuras y personajes ficticios que manipulan el método de comunicación tergiversando el role y responsabilidades del estado. Lucrando de pilares económicos y principios moral-cristianos para ganar votos o seguidores. El populismo no es más que el totalitarismo del siglo XX lleno de planes de contingencia que imperan en una eventual decepción, acompañado del común denominador del autoritarismo. El líder populista no representa a los electores sino que los encarna.

Las consecuencias de este fenómeno ya está impactando la manera en que nos comunicamos e intercambiamos información. En Costa Rica hace años perdimos el interés en el discurso político, hay generaciones completas que crecieron y se formaron en instituciones y empresas con lemas como “De política y religión no se habla en mesa”. Por lo tanto no es de extrañarse porque el populismo funciona.

Actualmente está en nuestras manos criticar y señalar las circunstancias que hicieron que este fenómeno impacte la vida de la ciudadanía costarricense. Como sociedad debemos exigir a los actuales y futuros aspirantes o regidores un discurso más educado. Y como lectores o ciudadanos buscar medios de encuadre con diferentes plataformas y diferentes puntos de vista. Una red sistemas meta políticos que evidencie y diferencie a los buenos populistas de los malos populistas. Porque al final cualquier figura política contemporánea es un populista.








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