El domingo ganamos todos
Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 05 febrero, 2020
Pizarrón
Este artículo, o ligera reflexión, la he hecho a las 10:00 horas de la noche del pasado domingo, al cierre del conteo público, por los medios televisivos, del resultado electoral provisional de las 82 municipalidades, y sin que se hubiera cerrado, en todo el país, el conteo de los votos, aunque ya las tendencias estaban bien marcadas para sus resultados finales. Por ello no puedo hacer un análisis más detallado y preciso del panorama electoral, que lo haré en su momento. Por ahora algunos apuntamientos.
1.- El resultado electoral ha sido un triunfo de nuestra democracia política y representativa, puesta a prueba una vez más en el proceso electoral. Su organización ha sido un éxito del Tribunal Supremo de Elecciones, que ha enfrentado las elecciones más complejas, que hasta ahora han tenido, por la cantidad de partidos políticos que han participado, y por la cantidad de candidatos que se presentaron. Merecido reconocimiento para el Tribunal Supremo de Elecciones.
2.- Los resultados que se dieron públicamente, hasta las 10 pm., por los medios televisivos, giraban principal y únicamente, sobre los resultados de las elecciones de los 82 alcaldes, y no sobre la integración de los Concejos Municipales ni sobre los Concejos Distritales, ni sobre las Intendencias.
De esta forma se daba una idea importante de la distribución de los partidos políticos que habían ganado las Alcaldías, pero no se tenía una idea, con esos resultados, de cómo se integraban los Concejos y si allí se ejerció más representación de otros partidos que pudiera significar un voto de control sobre los Alcaldes, desde los Concejos, como sucede cuando un partido político gana, en una elección nacional, el Poder Ejecutivo y no tiene una buena representación parlamentaria, dando margen a la idea de que se le da poder a un partido en el Poder Ejecutivo, valga el símil, en la Alcaldía, pero no en el Poder Legislativo, igual comparación, en el Concejo Municipal, sobre la idea de que desde allí se ejerza un control ciudadano sobre el máximo jerarca, el Presidente o el Alcalde.
3.- El reto más grande en estas elecciones municipales lo tenían el Partido Liberación Nacional y el Partido Acción Ciudadana. El Partido Liberación Nacional porque es el partido que ha venido teniendo la mayoría de las Alcaldías desde el 2006. Mientras fue Gobierno, con Oscar Arias, 2006-2010, y con Laura Chinchilla, 2010-2014, cuando aún no estaban separadas, como ahora, las elecciones de todos los Alcaldes y miembros de los Concejos Municipales y distritales, Liberación Nacional ganó 60 alcaldías en ambos procesos electorales.
En el 2014 no hubo elecciones municipales, en el mismo año electoral nacional, sino que se trasladaron, hacia el 2016, para que de manera separada se realizaran, y se siguieran haciendo cada cuatro años, como ahora, 2020, a medio período de gobierno. En esa ocasión, en el 2016, las elecciones municipales se dieron bajo la hegemonía de un gobierno nacional, bajo la Presidencia de Luis Guillermo Solís, que había ganado el Partido Acción Ciudadana en el 2014. El Partido Acción Ciudadana volvió a ganar las elecciones nacionales del 2018, con Carlos Alvarado Quesada, y bajo su gobierno se realizan estas segundas elecciones municipales totales, de alcaldes, regidores, síndicos e intendentes.
4.- Cualquier comparación de resultados electorales entre estos procesos de elección municipal deben realizarse entre las elecciones del 2016 y las del 2020, a nivel total, de alcaldes, de integración de Concejos Municipales y de Concejos Distritales, de Intendentes, y también deben considerarse, las elecciones del Primer Directorio Municipal del 1 de mayo del 2016 y del próximo 1 de mayo del 2020, cuando se elige al Presidente Municipal. ¿Por qué esta elección? Porque se pueden producir alianzas de los alcaldes ganadores con los regidores electos de otros partidos para que le den, a ese Primer Concejo, un Presidente municipal del mismo partido político del Alcalde. Así lo hizo Liberación Nacional con cierto éxito en algunas municipalidades, aumentando en ese sentido su proyección política cantonal, al menos en el arranque del trabajo municipal al instalarse los nuevos alcaldes y los nuevos concejos.
Fuera del Gobierno, del control del Poder Ejecutivo, les es más difícil a los partidos políticos, a todos los que no son Gobierno en ejercicio, tener mayor influencia en los gobiernos locales, salvo que por la acción de sus propios representantes populares se distingan y produzcan los resultados positivos, pero en esto nuestra cultura política y cultura partidaria, todavía falla mucho.
Siendo el partido Liberación Nacional el partido político que más alcaldías tenía ganadas, al resultado provisional de la noche del domingo, hay que reconocer que sigue siendo el Partido Político más presente en el territorio nacional, con más aceptación política y partidaria.
Haber perdido unas cuantas alcaldías, con relación al 2016, no significa para mí una derrota política ni una derrota electoral. Hay que ver, con los resultados definitivos, como está la distribución geográfica en detalle de los votos, dónde sumaron, dónde restaron, dónde mantuvieron alcaldías, dónde las perdieron. Quienes se ufanen de estas pérdidas tan solo hacen la del avestruz.
Tampoco puede argumentarse que la acción legislativa que ha impulsado valientemente, más allá de si está o no de acuerdo con ella, la Fracción del Partido Liberación Nacional, y de su Presidente Legislativo, Carlos Ricardo Benavides, que ha sido muy sensible en términos nacionales frente a diferentes sectores sociales y políticos, haya afectado negativamente el resultado electoral de las elecciones municipales del partido Liberación Nacional, para que perdiera unas pocas alcaldías. En esa misma perspectiva bien podría argumentarse que ese fue también un insumo a favor del resultado exitoso que tuvo este partido Liberación Nacional.
La posición que ha tenido Liberación Nacional, como la Unidad Social Cristiana, en estas reformas legislativas, son atendidas por una parte de la población, bajo la imagen de que quienes las impulsan, o han impulsado, son líderes fuertes, que no le tienen miedo a las consecuencias y que el país necesita liderazgos de esta naturaleza, liderazgos de que den seguridad, certeza y confianza en el actuar. Ello explica también el repunte que ha tenido el Partido Unidad Social Cristiana en las elecciones municipales del domingo, refortaleciendo el bipartidismo clásico nacional, que sigue vivo.
En este sentido ni la Reforma Fiscal, ni las reformas a la legislación laboral afectaron en nada a las elecciones municipales, porque no fueron temas electorales en las municipalidades.
5.- No es lo mismo para el Partido Acción Ciudadana, que es el partido gobernante, y que en su condición potencia más su proyección institucional. Este partido político sí ha sufrido una derrota aplastante. Casi en un 100% ha perdido su representación en alcaldías. Si tenía 10 alcaldías ganadas en el 2016 apenas podría lograr 5 ahora. ¿Es una pérdida del Gobierno y su Presidente? ¿Es el resultado de una mala imagen política del Presidente, su Gabinete y de la percepción de las políticas que desde Zapote se impulsan?
Para mí la derrota está en su Partido, Acción Ciudadana, en su aparato organizativo partidario, en su dirigencia aparentemente desarticulada, desvinculada de la acción de gobierno, como lo está el Gobierno de la Dirección de ese Partido. Como Partido tiene un gran local, de muchos años, tiene una Comisión Política con madurez en muchos de sus integrantes, con experiencias organizativas partidarias, que algunos de sus miembros recogen de su militancia en partidos de izquierda, pero que a los efectos no les ha servido de nada. Es un partido sin brújula ni ruta organizativa. Al menos no se les siente. Su dirección política pareciera estar en una torre de marfil.
6.- El Partido Unidad Social Cristiana mantiene su papel en el escenario nacional. Mantiene sus municipalidades y un crecimiento, en municipalidades y en su aceptación popular. Su fracción legislativa a muchos efectos es muy conservadora, pero ha asumido responsabilidades nacionales que se le reconocen, y que los ciudadanos el pasado domingo por ellas no se le han corrido.
7.- La sorpresa la han dado los partidos cantonales, que han cobrado fuerza, en tanto los ciudadanos se dan cuenta de la importancia de los gobiernos locales. La cantidad de partidos a nivel cantonal que participaron fue una explosión de democracia popular y representativa. Muchos partidos locales, cantonales, algunos que participaban por primera vez, desplazaron a los partidos tradicionales, y a otros partidos provinciales y nacionales ya curtidos en campañas electorales anteriores, ocupando el segundo lugar, en unos casos, o el tercero, estando entre los cuatro primeros partidos en los resultados de cada cantón. Esta ha sido para mí la fortaleza de este proceso electoral. El municipalismo ha tendido a fortalecerse.
8.- En el proceso electoral todos hemos ganado. Nadie ha perdido. Cada ciudadano que salió a votar creyendo que lo hacía por su mejor opción, triunfó en su decisión, votó por el que creyó que era el mejor candidato para dirigir la Alcaldía e integrar Concejos. Ese ciudadano que no vio colmado su triunfo bien puede pensar que los perdedores fueron los otros que no eligieron al que él consideraba mejor.
9.- Los abstencionistas que emitieron su voto de conciencia, en abstención, que se hicieron presentes en la elección haciendo ver su disconformidad con candidatos y partidos, votando en blanco o anulando el voto, porque ninguna de las opciones les gustaban o les parecían adecuadas para dirigir su cantón, fortalecieron el proceso electoral. Eso es absolutamente válido.
Soy de la idea que debemos avanzar en el proceso electoral para aceptar estos votos como “válidamente emitidos”, porque son válidamente emitidos por los electores que así se pronuncian electoralmente. Incluso con la posibilidad de llamar propagandísticamente a NO Votar. Ello le provocaría en las elecciones nacionales mayor tensión y preocupación a los partidos y dirigentes políticos, y al propio Tribunal Supremo de Elecciones, para convencer en ir a votar con absoluta conciencia por cada partido, porque haría más pesado obtener el 40% de los votos totales para definir una elección nacional en primera ronda. En las elecciones municipales esto no tiene importancia porque aquí gana el que tenga más votos.
Los abstencionistas, que del todo no se presentan al proceso electoral, que no hacen uso legítimo de su Derecho al Voto, son en la práctica votos a favor del que gana el proceso electoral, con su pasividad, con su marginación. Son votos pasivos, en silencio, a favor de cualquier ganador en las elecciones. Su mensaje real y práctico es “no voto porque me da igual quien gane”, con lo cual suman, en el colectivo social, a favor de la mayoría que logra el que efectivamente se impone en el proceso electoral, y suman para que el resultado electoral final tenga una aceptación nacional real, sin ninguna contrariedad alguna.
10.- El descalabro político lo ha tenido nuevamente el Frente Amplio, con cuatro elecciones nacionales, 2006, 2010, 2014 y 2018, con dos elecciones de alcaldes separadas, 2006 y 2010, y con dos elecciones de alcaldes y concejos municipales separadas, 2016 y 2020, donde parece no han podido desarrollar una sólida organización partidaria, que gire vigorosamente con banderas alrededor de plataformas político parlamentarias, o nacionales, atractivas. Dicho así, es un partido con importante experiencia electoral, de 8 elecciones. El único triunfo en el cantón de Barva, en el 2016, puede perderlo en el resultado final del 2020.
11.- La participación de los partidos cristianos no católicos, pentecostales, especialmente el de Carlos Avendaño, Restauración Nacional, y el de Fabricio Alvarado, Nueva República, fue importante en el nivel organizativo que presentaron, inscribiendo candidaturas en casi todas las municipalidades del país, Carlos Avendaño en las 82 y Fabricio Alvarado en 76. Eso es un éxito organizativo. Así hay que verlo y apreciarlo. Ya desarrollaron, después de las elecciones nacionales del 2018, por el impacto que tuvieron, especialmente de representación legislativa, la visión, la capacidad y la disposición para impulsar partidos nacionales, de carácter nacional, en todo el país. Ya se sembraron en el territorio nacional. Les queda el abono político local y partidario para avanzar hacia el 2022. Con ellos no se ha terminado en estas elecciones.
La presencia de estos dos partidos en esa dimensión es para pensar seriamente en su papel en las elecciones del 2022. En estas elecciones municipales no tuvieron temas álgidos que les aglutinaran ciudadanos, como sucedió en el 2018. En el 2022 no se ven esos temas a la vista ni en la agenda. Y no manejan, por su inexperiencia política, los temas locales. Lo que ya se consolide en los próximos meses como Derechos Humanos, no será tema de discusión en la próxima elección nacional, así como el tema del divorcio aprobado en 1888 hoy no es tema de discusión alguna con relación a la figura del matrimonio. A nivel local quizá predomine más lo político que lo religioso, y lo local en 82 cantones puede ser muy diverso y concreto.
Excepción en esto fue el triunfo de Mario Redondo, con su partido cristiano no católico en el Cantón Central de Cartago, donde está la sede de la Patrona Nacional, de la Virgen de los Angeles, donde se supone que la religiosidad católica ha de ser más fuerte, y donde podrían moverse políticamente los católicos para evitar que un alcalde no católico, y no adorador de la Virgen, dirija la Municipalidad. Esto para mí no es un problema. En Roma, en Italia, el Alcalde, donde está el Vaticano, muchas veces fue electo por el Partido Comunista. Sin lugar a dudas la elección de Mario Redondo se le debe a él, a su liderazgo, a su experiencia política, a su trayectoria político parlamentaria, a su capacidad, a su don de gentes. Creo que puede llegar a ser un gran Alcalde de la vieja Metrópoli, y le tocará atender los festejos del Bicentenario de la Independencia, del 15 de setiembre y del 29 de octubre del 2021. Mario Redondo sabe en lo que está.
12.- En general aprecié una buena participación y organización ciudadana alrededor de los recintos de votación el domingo, de los varios que visité. Grupos atentos y entusiastas de ciudadanos atendiendo a todos los electores, sin importarles por quien iban a votar, generosos, apoyando en la información de mesa que se solicitaba y hasta acompañando electores.
A la Escuela República de Chile, donde me tocó votar, como lo he hecho siempre, me acompañaron dos nietas, una de 9 años y otra de 5. Querían acompañarme en este acto. Desde las 6 de la mañana estaban despertando a mi señora, su abuelita, para decir que querían ir votar conmigo. Aproveché el viaje para prepararlas en el importante acto que iban a ver y a participar. Les expliqué de los grupos organizados en las afueras de las escuelas, de los jóvenes y niños que se nos acercaban para llevarnos al recinto electoral. En la Escuela les enseñé los distintos recintos, aula por aula, hasta que llegamos a la que me tocaba para ejercer mi voto. Les mostré y expliqué las papeletas que estaban pegadas en las afueras de las aulas y las listas de electores exhibidas, donde me ayudaron a buscar mi nombre. Mi nieta mayor se sorprendió de ver que yo aparecía con un nombre compuesto, Vladimir de segundo nombre, el primero como mi abuelo paterno, Manuel, como se acostumbraba poner nombre antes. No había fila en el momento en que llegué al recinto electoral. Me presenté, entregué mi cédula, firmé la hoja, las nietas viendo, como esponjas asimilando todo el proceso, recibí las tres papeletas, pedí autorización para que me acompañaran las nietas al sitio de votación. A como emití mi voto, me pidieron la papeleta para ellas irlas a depositar, así con la papeleta rosada, la celeste y la blanca, advertidas de que no podían abrirlas. Todo fue perfecto. Una gran fiesta electoral también para mis nietas. Almorzando un rato después con los padres de mis nietas, dijeron que ellas habían visto por qué color había votado yo, pero no lo dijeron, se lo guardaron como parte del secreto electoral, y de la complicidad de haberse dado cuenta de mi voto, con su ingenua y limpia conciencia.
Un detalle me llamó la atención. En uno de los pasillos, del corredor, a la entrada de la Escuela, había un oficial de la Fuerza Pública, con su uniforme y su arma a la vista, bien enfundada, pero bien exhibida. Sinceramente no me gustó la escena. No recuerdo haber visto esto en procesos electorales anteriores. Miembros de la Fuerza Pública armados, en los recintos electorales, al estilo de las dictaduras, o de gobiernos autoritarios, donde los “ejércitos cuidan” los votos es un escenario que no deseo para el proceso electoral democrático nacional. Esto no lo comenté con mis nietas…tal vez ni se dieron cuenta de este pavoroso detalle.
13.- Como en todas las elecciones que hay en el país, al menos en las que han sucedido en la Segunda República, la gente se recoge, en el interior de sus hogares, al terminar las elecciones para esperar, como lo hice yo, los resultados provisionales, para aceptarlos como válidos, y para dormir tranquilamente, porque sabemos que en ese día transcurrido la Democracia nacional se ha fortalecido y porque amaneceremos, con una sociedad nacional unida, más democrática, más esperanzada e ilusionada con las nuevas autoridades políticas elegidas, donde todos hemos ganado.
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