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El día de Acción de Gracias no se debe aprobar como un Día de celebración Nacional

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 01 diciembre, 2021


Pizarrón

Un grupo de diputados pareciera americanizados, especialmente de los grupos parlamentarios no católicos, de los partidos cristianos anticatólicos, de los llamados popularmente ramachecos, que arrastraron, seguramente por ignorancia a otros diputados, como Pedro Heriberto Abarca, Aracelly Salas, Oscar Cascante, del partido Unidad Social Cristiana, Patricia Villegas, del Partido Integración Nacional, Jonathan Prendas, Carmen chan, Nidia Céspedes, Harlian Hoepellman, del partido Nueva República y de los llamados diputados independientes Shirley Díaz y Erick Rodríguez Steller, han presentado el Proyecto de Ley No. 22.807, ante la Asamblea Legislativa de Costa Rica, que propone celebrar, en Costa Rica, el último jueves de noviembre, en concordancia con el cuarto jueves, en que se celebra en Estados Unidos, el llamado Día de Acción de Gracias.

Este Día se celebra en pocos países, en Estados Unidos, en Canadá, en algunas islas angloparlantes del Caribe, y en Liberia, que es un país africano, que a principios del siglo XIX la Sociedad Estadounidense de Colonización definió como el lugar donde se podían enviar a los esclavos negros afroamericanos que eran liberados. Los que así se trasladaron, fueron considerados emigrantes, como fueron los primeros colonos de los Estados Unidos, que llegaron de Inglaterra.

En 1847, el 26 de julio, se declaró la República de Liberia y los colonos allí afincados se autodenominaban “americanos”, identificados en muchos aspectos con la tradición y costumbres de los Estados Unidos.

Liberia desde su fundación recibió el apoyo del Gobierno de los Estados Unidos y se estructuró con base en el modelo democrático de los Estados Unidos, siendo hoy una República presidencialista, que en su desarrollo en el siglo XX y siglo XXI ha tenido muchas crisis políticas.

El Día de Acción de Gracias también se celebra en Canadá pero se hace el segundo lunes de octubre. En Canadá tuvo un origen similar a los Estados Unidos, por los colonos leales a Inglaterra que iban llegando, resultado de la Guerra de Independencia de las 13 Colonias.

También se celebra por las comunidades estadounidenses en el extranjero, en otros países, y por quienes han vivido, trabajado o estudiado en los Estados Unidos, que se identifican con esta festividad, porque la aprendieron a vivir, religiosamente como lo es, o en la parte secular, no religiosa, de esta tradición, que se hace, en ambos casos, con una gran comida de pavo. Igualmente, se celebra en las familias donde hay un miembro de nacionalidad estadounidense, como en mi familia paterna, que una tía de origen norteamericano estaba casada con un tío ya fallecido, y organizaba una cena, ese día, para toda la familia, motivo de una gran reunión familiar y de algunos amigos.

La esencia de la festividad del Día de Acción de Gracias o celebración es agradecer a Dios por los alimentos, y las cosechas, de manera más particular. En las diferentes tradiciones de los pueblos se hacen distintas celebraciones relacionadas con los cultivos, especialmente con relacion la época de las cosechas.

La tradición que da origen al Día de Acción de Gracias en Estados Unidos se asocia directamente a la presencia de la Iglesia Anglicana, primero, por la Reforma Anglicana que se da durante el reinado de Enrique VIII en Inglaterra, que redujo los días festivos religiosos, que antes de 1536, eran casi 100, junto a los domingos de la celebración de las misas, días que no se trabajaban. Con esta Reforma los días festivos se redujeron a 27.

Los de tradición cristiana puritana querían eliminar todos los días feriados o festivos religiosos, incluyendo la Navidad y la Pascua, sustituyéndolos por días de ayuno, también llamados de Acción de Gracias, como reacción a los eventos de la naturaleza, entre ellas las sequías, inundaciones o plagas en los cultivos, consideradas entonces, acciones de Dios, por lo que se debía dar gracias a las bendiciones, de los buenos períodos.

También se asoció el Día de Acción de Gracias al triunfo de los ingleses sobre los españoles en 1588, a la Reina Ana Estuardo, de Gran Bretaña, Escocia e Irlanda, en 1705, educada en la tradición protestante, cuando sus padres fueron católicos, así como a la llamada conspiración de la pólvora, un conflicto de católicos y protestantes a principios del siglo XVII, de manera que el 5 de noviembre de cada año, se celebra en el Reino Unido, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Terranova, Canadá, San Cristóbal y Nieves, en algunas partes de Estados Unidos y antiguamente en Australia el fracaso del complot, lo que se conoce como la Noche de Guy Fawkes, la Noche de la Hoguera y la Noche de los Fuegos Artificiales, que recuerda el descubrimiento a tiempo de la conspiración del 5 de noviembre de 1605 que impidió el derrocamiento de la dinastía protestante de los Estuardo, y la llegada de un monarca católico.

En los Estados Unidos es una fiesta nacional, de los pocos días feriados que tiene ese país. Su festejo se origina en 1623, en el Estado de Massachusetts, agradeciendo las buenas cosechas, compartiendo alimentos con colonos y nativos que carecían de ellos, y enseñándolos a sembrar y a pescar, mediante un festival de la cosecha que se convirtió en tradición. Hay historiadores que refieren que esta fecha y esta actividad se originó antes, por colonos españoles en las regiones de Florida y en Texas.

La tradición de la celebración del Día de Acción de Gracias es de una gran reunión familiar, con amigos cercanos de las familias, alrededor de una gran comida, que tiene por plato principal un pavo que se estila preparar relleno, postres, licores, bebidas de distintos tipos, y queques de nueces y manzanas.

Con el desarrollo de la sociedad de consumo capitalista se ha hecho de esta fecha una celebración de gran movilización comercial, por los elementos de las comidas y porque también se realizan actos asociados, culturales como comerciales propiamente dichos, para movilizar turistas y compradores, “consumidores” de los grandes almacenes, que con motivo de esta fecha hacen rebajas importantes en sus productos. Así se ha establecido el llamado “Viernes negro”, que corresponde al viernes posterior del Día de Acción de Gracias, que es cuando inicia, en Estados Unidos, la temporada de compras de los días de Navidad, temporada que aquí en Costa Rica, ya se está viendo en las calles, en negocios y en iluminación pública y residencial, y hasta con la misma celebración de “viernes negro”.

Según el diputado Jonathan Prendas, y los diputados americanizados que le apoyan en aprobar la celebración de Día de Acción de Gracias, para el último jueves de noviembre, al igual que en Estados Unidos, es para “fortalecer los valores familiares y la convivencia pacífica en el país”, para “atraer turistas que conmemoran esa fecha en sus países, para generar desarrollo, crear fuentes de empleo y bienestar”, para “aumentar los servicios de la oferta de visitantes extranjeros, así como acciones dinamizadoras en restaurantes y comercio”, y para “dar gracias en el seno de cada hogar para sanear la sociedad y crecer como país”.

Nada de estas afirmaciones son válidas. Los valores familiares no se fortalecen con una cena, que es más comercial, en un país como Costa Rica, que en Estados Unidos, donde sí reúnen familias, y provoca el desplazamiento de familiares de distintos lugares para encontrarse en esa fecha.

Por otra parte hay que ver las ofertas que se han publicado de restaurantes para celebrar este día. No bajan los precios de $40 (cuarenta dólares por persona). Para la situación económica que viven la inmensa mayoría de las familias esto es ofensivo, con el desempleo, la reducción de jornadas y la reducción de salarios, pensiones e ingresos de las personas. Solo la clase media media, con esfuerzos, y la media alta, y la alta, pueden darse ese lujo o gusto de ir a celebrar esta fecha a un restaurante.

En la realidad las familias que practican o celebran este día lo hacen en sus hogares. Y los ingredientes de esa cena ya son caros para la venta de ese día.

La convivencia pacífica tampoco se fortalece con una cena de pavo.

La fecha no atrae turistas. Para celebrar esta fecha turísticamente es mejor ir a un restaurante en Estados Unidos en esa fecha, haciendo la reservación con tiempo, porque la celebración se hace en la familia, principalmente en la casa, en el hogar. Solo el extranjero norteamericano, o el que celebra esta fecha, lo hará en Costa Rica, si se encuentra ese día en el país, cenando en el Hotel en que se encuentre, o yendo a un restaurante que promocione la cena de pavo, o si vive en el país.

Ningún desarrollo, ni bienestar se produce asociado a esta celebración de una noche del año, ni tampoco genera fuentes de empleo. Lo que puede generar es que en algunos hogares, de clase media para arriba, se puedan contratar servicios de atención, “catering”, para suministrar la cena y atender a los comensales, servicios que tampoco son baratos. La dinamización de los restaurantes será solo por esa noche.

Dar gracias para sanear la sociedad en el hogar, se puede hacer todas las noches, en cada cena, o en cada comida, especialmente en aquellas familias religiosas que todavía dan gracias a Dios por los alimentos que se van a consumir, que son cada vez menos los que practican estas “gracias” al instante en la mesa.

Lo que realmente evidencian estos diputados es su lamentable estado de aculturación, de pérdida de la cultura costarricense, si alguna vez la han tenido fuerte y arraigada, y su adaptación de patrones culturales extranjeros como propios. Probablemente ninguno de ellos, antes de este año, haya celebrado ese Día de Acción de Gracias. Pura pantomima, pura imitación aculturizada.

Solo les faltará, en esta perspectiva de ocurrencias, proponer también la celebración del Día de Martin Luther King Jr., el tercer lunes de enero, el Día de los Presidentes, que se hace por George Washington y Abraham Lincoln, que se ha generalizado a todos los presidentes de Estados Unidos. Aquí lo podríamos celebrar por Juan Mora Fernández y por Juan Rafael Mora Porras, si no se les ocurre otros, porque tal vez serían de los pocos presidentes que tendrían un gran consenso nacional.

Aquí también se les podría ocurrir a estos diputados celebrar el Día de la Recordación. En Estados Unidos se hace en memoria y tributo de los que han perdido sus vidas en servicios a la Nación, generalmente en guerras. Aquí, como no participamos ni inventamos guerras, como negocio de armas, y de la industria de la guerra, podríamos establecer el Día de Recordación a los caídos en la Guerra Nacional contra los Filibusteros Norteamericanos, de los caídos en los conflictos fronterizos con Colombia, Panamá y Nicaragua, sin exaltar a los caídos en conflictos militares internos, que los hemos tenido, o como lo celebró don Pepe Figueres en el Monumento en Dota, del 25 aniversario, de la Guerra Civil, “a los caídos de ambos bandos”.

En Costa Rica ni siquiera tenemos Tumbas o Mausoleos, en las cabeceras de Cantón o de Provincia que recuerden a los caídos, originarios de esos cantones, en la Guerra contra los filibusteros norteamericanos, que se conocen porque existe la lista de los fallecidos. Sería más importante impulsar una Ley que obligue en este sentido. Así el 20 de marzo, Batalla de Santa Rosa, el 10 de abril, Batalla de Sardinal, el 11 de abril, Batalla de Rivas, el 22 de diciembre, la Batalla de la Trinidad, por citar algunos de los enfrentamientos contra los filibusteros, se podrían hacer actos recordatorios con escolares y colegiales en memoria de nuestros héroes y caídos en defensa de la Patria, su Soberanía e Independencia, y por la Libertad de los pueblos centroamericanos.

Con la celebración del Día de la Independencia del 29 de octubre de 1821, los diputados no han podido hacer una Declaración definitiva de la Asamblea Legislativa, de manera que el feriado del 15 de setiembre, que se celebra la Independencia de Centroamérica, con la de Guatemala como detonante, se cambie al 29 de octubre como día feriado nacional alusivo a la Independencia Patria, pero sí corren y enloquecen de felicidad para celebrar un día festivo de otro país como propio.

Entre otras ocurrencias que podrían tener los diputados es pasar el Día de Trabajo, que se celebra en Costa Rica el 1 de mayo, para festejarlo como en Estados Unidos, el 1 lunes de setiembre, en virtud de que el 1 de mayo es feriado obligatorio, desde 1858, para recordar eternamente, a perpetuidad, la rendición de Willian Walker y su horda filibustera, que es lo que menos se recuerda y se festeja en el país en esa fecha. El feriado del 1 de mayo no es por el Día de los Trabajadores, es por la rendición de Walker, que ese día tampoco se recuerda en los actos oficiales que hace la Asamblea Legislativa.

Por quienes están impulsando esta fecha de celebración del Día de Acción de Gracias, o Thanksgiving, en inglés, sin lugar a dudas, por su militancia no católica, de la mayoría de los proponentes de este proyecto de Ley, es para hacer más fuertes las tradiciones no católicas en el país y disminuir, y debilitar, las tradiciones religiosas católicas, porque, al menos en Estados Unidos, como fecha, es más importante el Día de Acción de Gracias, y de más solemnidad, que la Navidad, que se celebra el 25 de diciembre, que se asocia al nacimiento de Jesús, y la Pascua, día que también es festividad nacional en Estados Unidos.

Ya los diputados metieron la celebración del Día de la Biblia de una manera poco amplia y democrática, porque la Biblia, como libro importante, es de la tradición cristiana, católica y no católica.

Si querían establecer un día de celebración de un Libro Sagrado, debieron los diputados haber aprobado el Día de los Libros Sagrados, de todas las Religiones, donde se vean reflejados al menos la Biblia de los Cristianos, el Corán de los Musulmanes, la Torá y el Talmud de los judíos, el Libro de los Mormones, los Cánones del Budismo o Tipitaka, y la misma Constitución Política, que no siendo un libro religioso, en sí mismo, es el Libro más Sagrado y más importante de todos los costarricenses.

Si de celebración del Día de Gracias asociado a las cosechas se tratara, se debió haber impulsado, por estos diputados americanófilos, el día de la Celebración de Halloween, que se celebra tradicionalmente el 31 de octubre, lo que se hace ya en el país, con bastante pomposidad en distintos círculos sociales, en barrios populares que se ha metido, y en condominios residenciales, ya que esta fecha tradicionalmente, se originó en Irlanda, al terminar las cosechas, o cuando estas llegaban a su fin e iniciaba el “año nuevo celta”.

Como Noche de Brujas, que se conoce esta fecha, que también se celebra en Costa Rica, se acude a la propia tradición nacional de las brujas, así como en México, Argentina y otros países, que tienen su Día de Brujas. En Costa Rica se ha agregado a esta celebración el Día de la Mascarada Tradicional, así celebrado desde 1997, pero no faltará algún diputado que trate de inmortalizar el Día de Halloween, al estilo estadounidense.

Por favor, señores Diputados, no aprueben el Proyecto de Ley No. 22.807, presentado ante la Asamblea Legislativa de Costa Rica, que propone celebrar en Costa Rica, el último jueves de noviembre, en concordancia con el cuarto jueves, en que se celebra en Estados Unidos, el llamado Día de Acción de Gracias.

No es un día que tenga que ver con nada nacional, con nuestra cultura, ni con nuestra tradición histórica, la costarricense.

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