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COLUMNISTAS


El desfase entre el adoctrinamiento en los centros educativos y la realidad del mundo

Felipe Guadamuz Flores redaccion@larepublica.net | Lunes 22 marzo, 2021


Felipe Guadamuz Flores

Volando Guayabazos

Cuando se es formador de opinión pública, es de suma importancia analizar los hechos de manera objetiva, viéndolos y aceptándolos, aplicando el método científico y la ciencia exacta de la lógica, para poder verlos por lo que son, dejando de lado las apreciaciones subjetivas y las emociones. Hacer lo contrario implicaría manipular, no formar, pero eso es lo que pasa en ciertos centros educativos públicos, porque al estudiantado muchas veces se le adoctrina y no se le educa.

A la hora de elegir el voto, los votantes deberían aplicar esos conceptos utilizados por los formadores responsables de la opinión pública y no dejarse engañar con cantos de sirena, pues, de lo contrario, los resultados son nefastos, pero, para poder lograr este avance, hay que empezar por lo más básico: educar en vez de adoctrinar.

La semana pasada analizamos cómo la nueva organización mundial ha cambiado el paradigma de las ideologías y se ha transformado en uno de extensiones culturales, al cual, un autor, Samuel P. Huntington, denominó como “El choque de las civilizaciones”.

Es importante indicar que ese choque de las civilizaciones se ve reflejado todos los días. El mundo no está basado ya en países libres, socialistas y no alineados, sino en un mundo de extensiones culturales con seis a ocho grandes bloques en los cuales toda la humanidad se encuentra dividida en culturas impulsadas, principalmente, por la religión.

Sin embargo, hay prácticas aprendidas durante el paradigma de las ideologías, las cuales han sido muy hábilmente aplicadas por una cúpula socialista la cual penetró la academia desde los años setenta del siglo anterior y, con paciencia pero con paso firme a la vez, han tomado a los medios de comunicación, a las universidades públicas, así como a ciertos centros de enseñanza universitaria privados, imponiendo a la fuerza una ideología con la cual adoctrinaron a miles de estudiantes quienes ahora detentan el poder y conciben el mundo desde la ideología socialista, porque fue la única a la cual fueron expuestos, en tanto que cualquier otra ideología, en especial el capitalismo, fue satanizada. Si no creen que fuera a la fuerza, recuérdense las manifestaciones violentas y bloqueos en los cuales muchos de ellos participaron durante sus años universitarios.

No obstante, en la práctica política, esas dictaduras académicas, con profesionales muy bien formados, conscientes del paradigma de extensión cultural que impera pero que no enseñan a los educandos, aplican distractores sociales, rasgan el tejido social, nos dividen y nos ponen a pelear, mientras ellos se benefician del río revuelto como buenos pescadores y, para continuar manteniendo a la población confundida y aturdida, inculcan ideologías del siglo pasado en el estudiantado del siglo XXI.

El psicólogo estadounidense Leon Festinger, acuñó el término “disonancia cognitiva”, para referirse al comportamiento que una persona tiene con respecto a las creencias que profesa. En otras palabras, la persona sostiene una serie de creencias, ideas o valores, pero en la práctica aplica otros, algunos lo hacen inconscientemente, en tanto que otros lo hacen con pleno conocimiento y voluntad.

Gran cantidad de los miembros de esas élites académicas, en su mayoría promotores del socialismo, viven vidas de lujo, a pesar de que, en sus aulas, investigaciones y publicaciones, promueven la igualdad. Lo más paradójico del caso, es que promocionan al socialismo hacia afuera, pero no para sus propias vidas, salarios o pluses salariales y, recurren al rasgado del tejido social, como bien apunté, para ganar campañas electorales y así colocar a personas que defiendan, resguarden y aumenten sus beneficios.

Es importante reiterar que las ideologías no son el paradigma actual, por lo que adoctrinar con ideas socialistas al estudiantado es robarles el futuro porque les están mostrando un mundo que ya no existe.

No estaría mal que un profesor en una universidad pública sea pagado con un buen salario, si enseñara y no adoctrinara. Pero, cuando tenemos a políticos socialistas jubilados con pensiones de lujo de las universidades públicas o con regímenes especiales de pensiones, donde no hayan cotizado para disfrutar de esos beneficios, conduciendo vehículos de lujo y viviendo en mansiones, en tanto que al costarricense promedio no le alcanza ni para comprar una caja de leche una vez a la quincena, se observa la disonancia cognitiva y hasta hipocresía de esos que dicen ser socialistas, pero en realidad viven a la usanza de los señores feudales de los tiempos de la Edad Media. No son capitalistas, son verdaderos señores feudales, lo cual no es capitalismo sino caudillismo.

Enfocarse en pleno siglo XXI en las ideologías, es como discutir si es mejor usar candelas de parafina que luces LED para iluminarnos. No es que las candelas de parafina sean malas, pero es necesario entender que la luz de LED ilumina más. En una época de extensiones culturales, seguir enfocados en las ideologías es producto de esta mala educación a la cual hemos sido sometidos y no es accidental que ello haya sido así.

Es importante que los partidos políticos y la sociedad comprendan que el mundo ha cambiado y que la enseñanza del pensamiento crítico, desde la ciencia exacta de la lógica y las matemáticas, es primordial, para crear una sociedad pensante que pueda ver los cambios en el mundo y darse cuenta de que, las ideologías impartidas en muchos centros educativos están completamente divorciadas de la realidad que vive el mundo actual.

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