El deber incumplido
La situación que sufren hoy quienes transitan sobre el río Virilla, no es más que un botón de muestra del mal estado de muchos puentes en el país
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Jueves 30 julio, 2009
La situación que tiene tan molestos a los usuarios de la vía a Alajuela no es más que el botón de muestra de lo que podría suceder en cualquier momento, en cualquier otro puente del país. En el caso del que está sobre el río Virilla, el drama lo vive un promedio diario superior a los 80 mil conductores junto a los demás pasajeros de los vehículos que transitan esa, una de las principales vías que conducen no solo a poblaciones de Alajuela, sino al Aeropuerto Juan Santamaría, a parques industriales ubicados en esa provincia y Heredia y a las zonas turísticas del Pacífico. Esta es la cuarta ocasión en lo que va del año en que se realizan arreglos sobre el puente, que no han servido ni para el “parche” que intenta solucionar el problema ocasionado por una platina. Se volverá a cerrar el tránsito el domingo para un nuevo intento. Pero esto no es una sorpresa para nadie. Se sabe del lamentable estado de muchos puentes en todo el país, que fueron construidos para una vida útil de 50 años, con el tránsito de antes y con buen mantenimiento, lo cual no se dio y además el plazo expiró. LA REPUBLICA lo ha puesto en evidencia en numerosos artículos y editoriales, desde hace años. Es algo que conocía muy bien la jerarca del Ministerio de Obras públicas y Transportes puesto que en la administración anterior fungió como Viceministra de esa misma cartera. ¿Por qué siguen los puentes así luego de tres años de gestión? ¿No hubiera sido lo correcto que se pusieran la experiencia y el esfuerzo para entrarles a fondo y sin retrasos, haciendo las cosas bien para que no se produjeran más estancamientos, no solo al problema de los puentes sino a la inaceptable situación de rezago del país en materia de infraestructura en general? Es eso lo que los costarricenses esperan y tienen derecho a recibir de quienes están nombrados en cargos públicos. No obstante, incluso la insistencia en exigir ese servicio por parte de la población y de los medios de comunicación, se ve a veces con malos ojos. Como si se estuviera pidiendo algo insólito. Cuando en realidad solo se le pide a cada quien que cumpla con su deber. El deber de administrar bien.