El acoso laboral como trastorno social
| Martes 30 septiembre, 2008
El acoso laboral como trastorno social
El acoso laboral es conocido como acoso moral, también con el término en inglés mobbing y se define así a aquel acto o comportamiento de violencia moral (no violencia física), aplicada de manera sutil por trabajadores con cierto rango o poder de mando, en contra de sus compañeros de puestos inferiores y tiene como fin denigrar, producir miedo, sumisión o como fin último, causar el abandono del trabajo por parte del afectado.
El acoso moral se manifiesta en ambientes de trabajo donde reinan la desorganización y la incompetencia, en estructuras bajo el mando de personas con poca capacidad de dirección, inseguras y con escasos conocimientos o donde se practican métodos de trabajo antojadizos. Además, este fenómeno puede ser el producto de cobros de “facturas políticas” o venganzas personales a la hora de que el acosador, por razones circunstanciales o temporales, asume una posición de mando. También se puede afirmar que el acoso es también dirigido hacia trabajadores dedicados y talentosos, por lo que la envidia y los celos profesionales pueden entrar en juego.
Los métodos que aplican los acosadores o mobbers siempre son muy sutiles, utilizan lenguajes indirectos, poco claros, ya que con este tipo de formulaciones imprecisas, procuran no dejar huella del acoso. Normalmente, el acosador pretende crear una falsa imagen del acosado, presentándolo ante el entorno laboral como rebelde, incompetente o problemático.
El fenómeno del acoso es global. Algunas legislaciones de los países miembros de la Unión Europea establecen que al acosador, ya sea de una empresa privada o institución pública, que se le compruebe este comportamiento, puede recibir desde seis meses hasta dos años de cárcel. En este mismo orden, es necesario anotar que las reformas establecidas en esas normativas penales europeas, han definido el mobbing o acoso laboral como un delito y pretenden así, disuadir a los potenciales acosadores para que su accionar no siga afectando y corroyendo los centros de trabajo.
Algunas estadísticas causan asombro, hablan de que solo en España, sufren o han experimentado el acoso laboral más de 2 millones de personas; desafortunadamente solo el 45% de los casos se llegan a denunciar ante la justicia. En muchos otros países europeos como los Países Bajos, Francia, Bélgica, Suecia, Dinamarca y Finlandia, esta enfermedad social ha sido atacada de manera frontal y existen leyes promulgadas de manera ex profeso para prevenir la práctica del acoso laboral.
Suecia fue el país pionero en legislar contra el acoso moral, en 1983. Francia incluyó el acoso laboral como delito en su Código Penal y en este país los acosadores pueden pasar hasta un año en la cárcel y ser castigados además, con multas pecuniarias de hasta 100 mil euros. En otros países europeos como Alemania e Italia las consecuencias del acoso laboral han alcanzado cifras alarmantes. Desgraciadamente, muchos millones de personas son víctimas de este flagelo alrededor del mundo. Tristemente esta situación genera ingentes gastos anuales por ausencias e incapacidades médicas.
Ciertamente, el acoso laboral nos sigue afectando a todos como cuerpo social y de la misma forma que el acoso sexual, este fenómeno es violatorio de los derechos individuales, de los derechos humanos, es violatorio del derecho a la paz y en tal sentido, urge a la sociedad civil y a los gobiernos, hacer conciencia de la existencia del mal y producir nuevas iniciativas parlamentarias acordes y claras, para ponerle coto a esta lacra global de nefastas consecuencias.
Johnny Sáurez Sandí
El acoso laboral es conocido como acoso moral, también con el término en inglés mobbing y se define así a aquel acto o comportamiento de violencia moral (no violencia física), aplicada de manera sutil por trabajadores con cierto rango o poder de mando, en contra de sus compañeros de puestos inferiores y tiene como fin denigrar, producir miedo, sumisión o como fin último, causar el abandono del trabajo por parte del afectado.
El acoso moral se manifiesta en ambientes de trabajo donde reinan la desorganización y la incompetencia, en estructuras bajo el mando de personas con poca capacidad de dirección, inseguras y con escasos conocimientos o donde se practican métodos de trabajo antojadizos. Además, este fenómeno puede ser el producto de cobros de “facturas políticas” o venganzas personales a la hora de que el acosador, por razones circunstanciales o temporales, asume una posición de mando. También se puede afirmar que el acoso es también dirigido hacia trabajadores dedicados y talentosos, por lo que la envidia y los celos profesionales pueden entrar en juego.
Los métodos que aplican los acosadores o mobbers siempre son muy sutiles, utilizan lenguajes indirectos, poco claros, ya que con este tipo de formulaciones imprecisas, procuran no dejar huella del acoso. Normalmente, el acosador pretende crear una falsa imagen del acosado, presentándolo ante el entorno laboral como rebelde, incompetente o problemático.
El fenómeno del acoso es global. Algunas legislaciones de los países miembros de la Unión Europea establecen que al acosador, ya sea de una empresa privada o institución pública, que se le compruebe este comportamiento, puede recibir desde seis meses hasta dos años de cárcel. En este mismo orden, es necesario anotar que las reformas establecidas en esas normativas penales europeas, han definido el mobbing o acoso laboral como un delito y pretenden así, disuadir a los potenciales acosadores para que su accionar no siga afectando y corroyendo los centros de trabajo.
Algunas estadísticas causan asombro, hablan de que solo en España, sufren o han experimentado el acoso laboral más de 2 millones de personas; desafortunadamente solo el 45% de los casos se llegan a denunciar ante la justicia. En muchos otros países europeos como los Países Bajos, Francia, Bélgica, Suecia, Dinamarca y Finlandia, esta enfermedad social ha sido atacada de manera frontal y existen leyes promulgadas de manera ex profeso para prevenir la práctica del acoso laboral.
Suecia fue el país pionero en legislar contra el acoso moral, en 1983. Francia incluyó el acoso laboral como delito en su Código Penal y en este país los acosadores pueden pasar hasta un año en la cárcel y ser castigados además, con multas pecuniarias de hasta 100 mil euros. En otros países europeos como Alemania e Italia las consecuencias del acoso laboral han alcanzado cifras alarmantes. Desgraciadamente, muchos millones de personas son víctimas de este flagelo alrededor del mundo. Tristemente esta situación genera ingentes gastos anuales por ausencias e incapacidades médicas.
Ciertamente, el acoso laboral nos sigue afectando a todos como cuerpo social y de la misma forma que el acoso sexual, este fenómeno es violatorio de los derechos individuales, de los derechos humanos, es violatorio del derecho a la paz y en tal sentido, urge a la sociedad civil y a los gobiernos, hacer conciencia de la existencia del mal y producir nuevas iniciativas parlamentarias acordes y claras, para ponerle coto a esta lacra global de nefastas consecuencias.
Johnny Sáurez Sandí