EE.UU. confirma exitoso canje
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 10 julio, 2010
EE.UU. confirma exitoso canje
Moscú y Washington realizan el mayor canje de espías desde la Guerra Fría
Rusia efectuó el viernes el mayor canje de espías con Estados Unidos desde el fin de la Guerra Fría, que celebró como una muestra elocuente de la mejora de las relaciones entre Moscú y Washington.
Tras días de intensas consultas diplomáticas, EE.UU. entregó a Rusia a diez rusos detenidos por espiar para Moscú, que a su vez liberó a cuatro ciudadanos rusos que cumplían condena por trabajar para los servicios secretos norteamericanos.
El intercambio de espías tuvo lugar en el aeropuerto Schwechat de Viena, donde habían aterrizado un Boeing-767 procedente de EE.UU. y un Yak-42 enviado por el ministerio ruso de Situaciones de Emergencia.
“Según testimonios oculares, el intercambio (de agentes) tuvo lugar mediante un microbús negro”, informó la agencia austríaca APA.
Una vez producido el canje, el Yak-42 voló hacia Moscú, donde aterrizó en el aeropuerto de Domodédovo.
La nave que recogió en Viena a los rusos liberados por Moscú aterrizó a su vez en la base aérea británica de Brize Norton, condado de Oxfordshire, que, según había reconocido Londres, recibe en ocasiones aviones de la CIA estadounidense.
Los diez rusos detenidos en EE.UU. hace dos semanas han aceptado la víspera un trato con la justicia por el que se reconocieron culpables de actividades ilegales, aunque no de espionaje, a cambio de su deportación a Rusia.
Por su parte, Rusia liberó de la cárcel y entregó a tres ex oficiales de sus servicios secretos y a un científico a los que el presidente ruso, Dmitri Medvédev, indultó la víspera para hacer posible el intercambio.
La Cancillería rusa declaró que el acuerdo de canje con EE.UU., el mayor entre ambos países desde 1985, cuando más de 20 espías fueron intercambiados en Berlín, fue posible gracias a la actual primavera en las relaciones bilaterales.
El intercambio de agentes se efectuó “en el contexto general de mejora de las relaciones ruso-estadounidenses, con el fin de darles un nuevo dinamismo en el espíritu de los acuerdos al más alto nivel entre Moscú y Washington sobre el carácter estratégico de la cooperación bilateral”, señaló el ministerio.
Agregó que el canje fue acordado por el Servicio de Espionaje Exterior ruso (SVR) y la CIA norteamericana con el visto bueno del Kremlin y la Casa Blanca, partiendo de “consideraciones humanitarias y los principios de cooperación constructiva”.
Según analistas, tanto Moscú como Washington deseaban cerrar cuanto antes el embarazoso caso de espionaje, que ensombrecía sus nuevas relaciones y podría torpedear la ratificación en EE.UU. del nuevo tratado de desarme nuclear.
“El acuerdo de canje demuestra que el nivel de entendimiento entre Rusia y EE.UU. ha mejorado significativamente con la llegada del presidente Barack Obama”, dijo a la agencia Interfax el diputado Nikolái Kovaliov, ex jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB).
Otras voces criticaron al Kremlin por canjear ciudadanos rusos por ciudadanos rusos, y no por espías norteamericanos detenidos, así como la escasa eficacia del servicio de espionaje.
“Ha sido el golpe más duro a nuestro espionaje en el último medio siglo”, dijo el presidente del Comité de Seguridad del Parlamento, Guennadi Gudkov, coronel del FSB en la reserva.
La prensa destaca que solo tres deportados de EE.UU. estaban registrados en ese país con su verdadero apellido: la peruana Vicky Peláez, columnista del diario neoyorquino en español El Diario/La Prensa, Mikhail Semenko y Anna Chapman, aunque ésta llevara el apellido de su ex marido británico.
Los demás son el matrimonio de Vladimir y Lydia Guryev (“Richard y Cynthia Murphy”), Mikhail Kutsik (“Michael Zottoli”), Natalia Pereverzeva (“Patricia Mills”), Andrey Bezrukov (“Donald Howard Heathfield”), Elena Vavilova (“Tracey Lee Ann Foley”).
El último es Mikhail Vasenkov (“Juan Lázaro”), marido de Peláez, mientras otro presunto espía, “Chris Metsos”, logró huir tras haber sido detenido en Chipre y puesto en libertad bajo fianza.
El “topo” más importante liberado por Rusia es el ex agente del SVR Alexandr Zaporozhski, condenado en 2003 a 18 años por trabajar para Washington y al que la prensa mencionaba como posible autor de la detención en EE.UU. de Aldrich Ames y Robert Hansen, altos cargos de la CIA y la FBI reclutados en tiempos de la URSS.
Otros dos son Serguéi Skripal, ex coronel del espionaje militar encarcelado en 2006 por 13 años por trabajar para el Reino Unido, y Guennadi Vasilenko, ex agente del KGB condenado por tenencia ilegal de armas, y no por espionaje, aunque vinculado con el caso Hansen.
La figura más polémica es el científico Ígor Sutiaguin, que cumplía una condena de 15 años por espiar para EE.UU., al que Amnistía Internacional considera un “preso político” y que solo se reconoció culpable esta semana para acogerse al canje.
Moscú
EFE
Moscú y Washington realizan el mayor canje de espías desde la Guerra Fría
Rusia efectuó el viernes el mayor canje de espías con Estados Unidos desde el fin de la Guerra Fría, que celebró como una muestra elocuente de la mejora de las relaciones entre Moscú y Washington.
Tras días de intensas consultas diplomáticas, EE.UU. entregó a Rusia a diez rusos detenidos por espiar para Moscú, que a su vez liberó a cuatro ciudadanos rusos que cumplían condena por trabajar para los servicios secretos norteamericanos.
El intercambio de espías tuvo lugar en el aeropuerto Schwechat de Viena, donde habían aterrizado un Boeing-767 procedente de EE.UU. y un Yak-42 enviado por el ministerio ruso de Situaciones de Emergencia.
“Según testimonios oculares, el intercambio (de agentes) tuvo lugar mediante un microbús negro”, informó la agencia austríaca APA.
Una vez producido el canje, el Yak-42 voló hacia Moscú, donde aterrizó en el aeropuerto de Domodédovo.
La nave que recogió en Viena a los rusos liberados por Moscú aterrizó a su vez en la base aérea británica de Brize Norton, condado de Oxfordshire, que, según había reconocido Londres, recibe en ocasiones aviones de la CIA estadounidense.
Los diez rusos detenidos en EE.UU. hace dos semanas han aceptado la víspera un trato con la justicia por el que se reconocieron culpables de actividades ilegales, aunque no de espionaje, a cambio de su deportación a Rusia.
Por su parte, Rusia liberó de la cárcel y entregó a tres ex oficiales de sus servicios secretos y a un científico a los que el presidente ruso, Dmitri Medvédev, indultó la víspera para hacer posible el intercambio.
La Cancillería rusa declaró que el acuerdo de canje con EE.UU., el mayor entre ambos países desde 1985, cuando más de 20 espías fueron intercambiados en Berlín, fue posible gracias a la actual primavera en las relaciones bilaterales.
El intercambio de agentes se efectuó “en el contexto general de mejora de las relaciones ruso-estadounidenses, con el fin de darles un nuevo dinamismo en el espíritu de los acuerdos al más alto nivel entre Moscú y Washington sobre el carácter estratégico de la cooperación bilateral”, señaló el ministerio.
Agregó que el canje fue acordado por el Servicio de Espionaje Exterior ruso (SVR) y la CIA norteamericana con el visto bueno del Kremlin y la Casa Blanca, partiendo de “consideraciones humanitarias y los principios de cooperación constructiva”.
Según analistas, tanto Moscú como Washington deseaban cerrar cuanto antes el embarazoso caso de espionaje, que ensombrecía sus nuevas relaciones y podría torpedear la ratificación en EE.UU. del nuevo tratado de desarme nuclear.
“El acuerdo de canje demuestra que el nivel de entendimiento entre Rusia y EE.UU. ha mejorado significativamente con la llegada del presidente Barack Obama”, dijo a la agencia Interfax el diputado Nikolái Kovaliov, ex jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB).
Otras voces criticaron al Kremlin por canjear ciudadanos rusos por ciudadanos rusos, y no por espías norteamericanos detenidos, así como la escasa eficacia del servicio de espionaje.
“Ha sido el golpe más duro a nuestro espionaje en el último medio siglo”, dijo el presidente del Comité de Seguridad del Parlamento, Guennadi Gudkov, coronel del FSB en la reserva.
La prensa destaca que solo tres deportados de EE.UU. estaban registrados en ese país con su verdadero apellido: la peruana Vicky Peláez, columnista del diario neoyorquino en español El Diario/La Prensa, Mikhail Semenko y Anna Chapman, aunque ésta llevara el apellido de su ex marido británico.
Los demás son el matrimonio de Vladimir y Lydia Guryev (“Richard y Cynthia Murphy”), Mikhail Kutsik (“Michael Zottoli”), Natalia Pereverzeva (“Patricia Mills”), Andrey Bezrukov (“Donald Howard Heathfield”), Elena Vavilova (“Tracey Lee Ann Foley”).
El último es Mikhail Vasenkov (“Juan Lázaro”), marido de Peláez, mientras otro presunto espía, “Chris Metsos”, logró huir tras haber sido detenido en Chipre y puesto en libertad bajo fianza.
El “topo” más importante liberado por Rusia es el ex agente del SVR Alexandr Zaporozhski, condenado en 2003 a 18 años por trabajar para Washington y al que la prensa mencionaba como posible autor de la detención en EE.UU. de Aldrich Ames y Robert Hansen, altos cargos de la CIA y la FBI reclutados en tiempos de la URSS.
Otros dos son Serguéi Skripal, ex coronel del espionaje militar encarcelado en 2006 por 13 años por trabajar para el Reino Unido, y Guennadi Vasilenko, ex agente del KGB condenado por tenencia ilegal de armas, y no por espionaje, aunque vinculado con el caso Hansen.
La figura más polémica es el científico Ígor Sutiaguin, que cumplía una condena de 15 años por espiar para EE.UU., al que Amnistía Internacional considera un “preso político” y que solo se reconoció culpable esta semana para acogerse al canje.
Moscú
EFE