EE.UU. ante año más mortífero en Irak
| Miércoles 07 noviembre, 2007
EE.UU. ante año más mortífero en Irak
Las bajas del ejército estadounidense suman 851
Bagdad
EFE
El año 2007 se ha convertido en el más mortífero para las filas estadounidenses en Irak desde la invasión del país árabe en marzo de 2003 con 851 bajas en lo que va de año, según datos de la página web independiente www.icasualties.org.
El Ejército de Estados Unidos alcanzó esa cifra, tras el anuncio ayer, por parte del portavoz militar del ejército de Estados Unidos, almirante Gregory Smith, de la muerte de cinco soldados estadounidenses en dos ataques con artefactos explosivos en Irak.
De esta forma, el número de soldados muertos en 2007 supera ya los 849, registrados en 2004, hasta hoy el año más sangriento para los uniformados estadounidenses.
Mientras que en 2003, 486 militares de Estados Uhnidos perdieron la vida, 846 lo hicieron en 2005, y 822 en el 2006.
Con las víctimas de ayer, el número total de soldados estadounidenses muertos desde la invasión del Irak asciende ya a 3.854.
La mayoría de los uniformados murieron por el estallidos de bombas colocadas en carreteras, una de las estrategias más habituales empleada por los insurgentes.
Esta mala noticia para Estados Unidos es anunciada paradójicamente en momentos en que el gobierno norteamericano y las autoridades iraquíes se congratulan por la mejoría de la seguridad en el país, y sobre todo en Bagdad.
En realidad, Irak, sumido desde 2006 en el caos por la violencia religiosa, vive una relativa calma desde mediados de año.
Esta situación es notable sobre todo en la capital, donde los atentados, secuestros, ejecuciones y enfrentamientos entre grupos armados disminuyeron desde que el ejército norteamericano y las fuerzas iraquíes lanzaron un gran plan de seguridad en febrero.
Esta violencia entre las comunidades chiita y sunita, desencadenada desde un atentado perpetrado en febrero de 2006 contra el mausoleo chiita de Samarra (125 km al norte de Bagdad), sumada a los numerosos ataques contra las fuerzas estadounidenses, llegó a su apogeo a principios de año.
Con 126 muertos, el balance del mes de mayo fue hasta la fecha el más mortífero para los militares norteamericanos en 2007. Este balance está disminuyendo desde entonces, con 100 muertos en junio, 78 en julio, 84 en agosto y 65 en setiembre.
Desde hace varias semanas, Nuri al Maliki, primer ministro iraquí, sostiene que su país ya no se encuentra amenazado por el riesgo de una guerra civil y que la violencia está bajando.
Las bajas del ejército estadounidense suman 851
Bagdad
EFE
El año 2007 se ha convertido en el más mortífero para las filas estadounidenses en Irak desde la invasión del país árabe en marzo de 2003 con 851 bajas en lo que va de año, según datos de la página web independiente www.icasualties.org.
El Ejército de Estados Unidos alcanzó esa cifra, tras el anuncio ayer, por parte del portavoz militar del ejército de Estados Unidos, almirante Gregory Smith, de la muerte de cinco soldados estadounidenses en dos ataques con artefactos explosivos en Irak.
De esta forma, el número de soldados muertos en 2007 supera ya los 849, registrados en 2004, hasta hoy el año más sangriento para los uniformados estadounidenses.
Mientras que en 2003, 486 militares de Estados Uhnidos perdieron la vida, 846 lo hicieron en 2005, y 822 en el 2006.
Con las víctimas de ayer, el número total de soldados estadounidenses muertos desde la invasión del Irak asciende ya a 3.854.
La mayoría de los uniformados murieron por el estallidos de bombas colocadas en carreteras, una de las estrategias más habituales empleada por los insurgentes.
Esta mala noticia para Estados Unidos es anunciada paradójicamente en momentos en que el gobierno norteamericano y las autoridades iraquíes se congratulan por la mejoría de la seguridad en el país, y sobre todo en Bagdad.
En realidad, Irak, sumido desde 2006 en el caos por la violencia religiosa, vive una relativa calma desde mediados de año.
Esta situación es notable sobre todo en la capital, donde los atentados, secuestros, ejecuciones y enfrentamientos entre grupos armados disminuyeron desde que el ejército norteamericano y las fuerzas iraquíes lanzaron un gran plan de seguridad en febrero.
Esta violencia entre las comunidades chiita y sunita, desencadenada desde un atentado perpetrado en febrero de 2006 contra el mausoleo chiita de Samarra (125 km al norte de Bagdad), sumada a los numerosos ataques contra las fuerzas estadounidenses, llegó a su apogeo a principios de año.
Con 126 muertos, el balance del mes de mayo fue hasta la fecha el más mortífero para los militares norteamericanos en 2007. Este balance está disminuyendo desde entonces, con 100 muertos en junio, 78 en julio, 84 en agosto y 65 en setiembre.
Desde hace varias semanas, Nuri al Maliki, primer ministro iraquí, sostiene que su país ya no se encuentra amenazado por el riesgo de una guerra civil y que la violencia está bajando.