Educación deficiente es enemiga #1 para empleo
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Lunes 16 noviembre, 2015
RESUMEN EJECUTIVO
Contar con una fuerza laboral capacitada es la mejor forma de atacar el desempleo, cuyo nivel no ha variado de forma significativa en los últimos seis años.
No es una cuestión de dinero, ya que la educación pública desde 2010 cuenta con unos ¢4 billones al año, un tercio más que antes.
Sin embargo, todavía no existe un régimen adecuado para medir la calidad del sistema público, mientras se espera la aprobación de un proyecto que permitiría a las universidades privadas desarrollar de forma efectiva los cursos que preparan a los jóvenes para el mercado laboral.
En los últimos años, el desempleo ha sido la principal preocupación de los costarricenses, de acuerdo con los datos de CID Gallup.
En cuanto a la educación pública, el sistema cuenta con un incremento presupuestario anual de más de ¢4 billones, tras la decisión de 2010 de incrementar los fondos disponibles del 6% al 8% del valor de la producción nacional.
Hubo varias mejoras en los últimos años, incluso el porcentaje de la población de 15 a 18 años, dedicado completamente a los estudios aumentó de apenas la mitad en 2001 a casi el 80% el año pasado, de acuerdo con los datos del MEP.
Sin embargo, faltan todavía los mecanismos adecuados para mejorar la calidad de la enseñanza, como la acreditación de varias universidades privadas en el tema de educación.
El sistema público cada año contrata a varios docentes, cuyos diplomas no son prueba de su capacidad, sobre todo en las áreas de inglés y matemáticas, dice Leonardo Garnier, exministro de Educación.
En comparación con los demás países, la calidad de la educación pública de hecho todavía es mediocre, de acuerdo con los resultados del último certamen global Pisa, que analizó las destrezas en comprensión, ciencias y matemáticas de los jóvenes de noveno año de los sistemas públicos de 74 países.
Las notas de los ticos quedaron bastante por debajo del promedio de los países integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos —el llamado Club de los Ricos— al que Costa Rica desea integrarse.
En lo que a la educación pos-secundaria se refiere, hay una propuesta de Silvia Castro, rectora de la Ulacit, que reduciría el tiempo de revisión de un curso solicitado por una universidad privada a tres meses, mientras actualmente puede tomar hasta dos años.
El plan además contempla el nombramiento de un representante del sector privado —probablemente de un ente como la Uccaep— en la junta de la Conesup, que aprueba los programas, así como la acreditación de los centros educativos de buen nivel.
En este momento, la universidad privada a menudo está obligada a esperar más de un año, antes de recibir la respuesta de Conesup, cuya junta incluye a seis burócratas, mientras no participa nadie que cuenta con el conocimiento directo de las necesidades del mercado laboral.
En cuanto al Instituto Nacional de Aprendizaje, principal ente de enseñanza de destrezas no académicas, este año se amplió su presupuesto de ¢90 mil millones a ¢97 mil millones.
No obstante, es un incremento modesto para el INA, que está atendiendo las matrículas de más de 220 mil jóvenes al año, en 14 áreas de especialización, desde agricultura e industria, hasta idiomas y hotelería.
Mientras tanto, está todavía en pañales un proyecto para crear la llamada educación dual, que tiende a responder de forma eficiente la demanda laboral.
Bajo este mecanismo, el joven realiza los estudios a tiempo parcial en una escuela vocacional, mientras durante el resto de la semana trabaja bajo la supervisión de un maestro calificado en una empresa.
Otra ventaja del sistema es que incrementa la posibilidad de obtener un puesto en la misma compañía.
Hay un alto nivel de demanda de parte de las empresas para los técnicos, así como para ingenieros, aseguró Jorge Sequeira, director general del Cinde.
Sin embargo, para que el régimen funcione, se requiere un sistema de certificación de maestros técnicos en una variedad de disciplinas.
Los diversos programas del INA son una buena opción para aquellos que deseen una carrera técnica. Cortesía INA/La República