Ecología con justicia
La forma en que el hombre se relacione con sus congéneres es parte determinante del desarrollo sostenible, es decir, de la cuestión ecológica
Redacción La República redaccion@larepublica.net | Sábado 04 junio, 2011
El Día Mundial del Ambiente probablemente ocupará este año importantes espacios informativos, procurando crear conciencia sobre el cambio climático, amenazas atómicas, las sequías en China y la destrucción de bosques.
Además de estos datos, se debe insistir en la responsabilidad que tienen individuos, gobiernos, empresas y sistemas productivos en la solución del problema. Nadie puede cuestionar la importancia de que la raza humana sobreviva y que sus grandezas no pasen al olvido por un apocalipsis ambiental.
No obstante, los esfuerzos ambientalistas desplegados hasta ahora no logran su objetivo, muy probablemente porque dejamos de lado la necesidad de integrar a esta problemática la inevitable relación que existe entre los modelos de crecimiento económico y la urgencia de resolver los retos de la justicia social.
La cuestión ecológica se ha acometido desde un ámbito más naturalista que moral, divorciado de los problemas sociales.
No se trata de juzgar una u otra ideología política o económica, sino de incorporar al análisis sobre la relación de los hombres con la naturaleza, la que establecen entre ellos mismos.
Las intenciones, por ejemplo de incrementar la inversión en países pobres, mediante la producción de biomasa, podrían llevar a una indeseable concentración de tierras o aguas en pocas manos. Además de que al destinar las tierras para producir biocombustibles, se incrementa el costo de los alimentos.
Nos plantea el tema ecológico una paradoja: reducir la emisión de gases bien puede aumentar el hambre.
Por esto, el reto ecológico además de soluciones técnicas demanda un análisis sobre justicia social.
La respuesta a las demandas sociales que se elevan actualmente en América Latina, Europa y Oriente, para promover cambios democratizadores, podría acarrear una nueva forma de agredir a la naturaleza.
Los medios de comunicación exponen la gravedad del impacto ambiental, pero pocos ofrecen análisis profundos sobre la realidad de que el deterioro planetario afecta más que nada a las naciones más pobres.
El problema ambiental generalmente ocupa la atención de países que, bien o mal, pueden satisfacer las necesidades básicas de sus ciudadanos, pero a los países pobres no les queda más que negociar sus recursos naturales y solo después preocuparse por el desarrollo sostenible.
El enfoque integrador de la ecología obliga a ver las diversas formas de vida como un todo, a entender las interacciones que mantienen entre sí los organismos, sin excluir las del hombre con sus congéneres.